Enero comenzó con un proyecto polémico en la provincia: la estatización del transporte público de pasajeros. La iniciativa del oficialismo, aun en ciernes, fue rechazado de plano por la municipalidad capitalina. La propuesta será eje de debate este año. Bien se podría mirar hacia el norte para observar cómo Salta encaró la problemática del transporte de pasajeros.
Desde agosto de 2005, hace 16 años, que funciona en Salta Saeta, una Sociedad del Estado que se hizo cargo del transporte urbano de pasajeros del Valle de Lerma o área metropolitana que comprende más de 11 municipios cercanos a la ciudad Capital. El transporte en esa provincia estaba colapsado con empresas con muchos problemas económicos, fallas en planificación, remises ilegales que transportaban a las personas sin seguro. En aquel momento la decisión política fue importante para transformar el transporte urbano de pasajeros en una experiencia segura y eficiente.
Las opciones que se estudiaron con el equipo del por entonces gobernador Juan Carlos Romero, fueron muchas: colectivos troncales que hicieran rutas ida y vuelta y rondines fueron algunas de las que se descartaron.
Para formar la Sociedad Anónima del Estado de Transporte Público, se hicieron trabajos de estudio pormenorizados con un equipo interdisciplinario: abogados especializados en transporte, un geógrafo que diseñó los corredores que analizó la demanda del servicio, dos economistas y funcionarios municipales y provinciales.
El sistema de transporte debe ser justamente esto: un trabajo en conjunto con profesionales de diversas áreas porque afecta muchas cuestiones como la calidad vial por la que se circula, la planificación de los barrios, el horario de las escuelas y comercios y el lugar donde se localizan.
En Salta y a pesar de los esfuerzos de descentralización, todavía existe una cultura de ir “al centro” a realizar trámites que quizás se pueden hacer de manera remota.
La ciudad posee un sistema de transporte radial pero el centro y sus calles no tienen la capacidad de aguantar ese flujo de vehículos. En la gestión municipal de Gustavo Sáenz, actual gobernador de la provincia, en las calles del centro se restringió el paso a un vehículo y se ampliaron las veredas, para que el centro sea mayormente peatonal, buscando descomprimir al transporte.
El proyecto de Saeta incluyó un ente regulador, la Autoridad Metropolitana del Transporte o AMT que controla la calidad del servicio y los precios del transporte público – incluidos taxis y remises- y Saeta se hace cargo de que el servicio se preste. La Sociedad Anónima está conformada por un directorio de cinco personas: tres funcionarios del Ejecutivo, un director representante por el gremio de la UTA y otro por la Municipalidad de Salta.
El contrato con las empresas incluye un pago por km recorrido, premios por pasajeros transportados y recaudación y, finalmente, premios por modernidad de flotas. Hasta el día de hoy Salta se jacta de tener las líneas más modernas y en mejor estado.
Al tener un sistema que paga por Km y paga por recaudación también Saeta implementó el sistema de máquinas expendedoras de boletos y un GPS para controlar la gestión de la flota para tener un control sobre el pago por kilómetro.
Actualmente en Salta viajan con “pase libre” los estudiantes matriculados que se encuentren cursando la primaria, secundaria y universidad. También jubilados y discapacitados. A fines de enero debería haber un incremento del boleto que pasaría a costar de los $ 32 actuales a $ 42,60 en Capital.
Si bien queda mucho por trabajar, las quejas frecuentes de usuarios se deben a la alta demanda de unidades en horas picos y a la situación de las calles de muchos barrios por los que circulan las unidades. Tomando como referencia el panorama nacional, Salta cuenta con transporte público urbano de óptima calidad que se podría imitar, poniéndole la impronta tucumana.