Las colonias de verano ya se han puesto a tono para las vacaciones y, de repente, muchos clubes vuelven a llenarse de risas infantiles. Pero, también pueden surgir problemas de salud a los que los padres deben estar atentos. Golpes de calor, quemaduras de sol, otitis, hongos, rinitis, piojos y problemas gastrointestinales son los cuadros más frecuentes que se presentan en esta época, afirma el doctor Julián Nassif, jefe del área de pediatría del Hospital de Niños.
El sol y el estómago
Gran parte de los cuadros que se presentan tienen que ver con los golpes de calor. “Los chicos, así como los adultos mayores, tienden a deshidratarse. Hay que asegurarse de que estén siempre hidratados -explica-; y hay que evitar estar bajo el efecto directo de la radiación solar de 10 a 17. Conviene usar cremas con un factor de protección que sea efectivo según la piel”. También deben usar gorras y ropa clara.
¿Cómo reconocer la deshidratación? Hay que observar el consumo de agua del niño: si toma más y está desganado y cansado, es probable que la exposición al sol esté teniendo consecuencias negativas en su salud.
“En Tucumán tenemos un clima subtropical con temperaturas muy elevadas y ya se sabe cuáles son las patologías prevalentes -explica el pediatra Federico Caillou-; lo que se refiere a la seguridad alimentaria es todo un tema en esta época. Con el calor los cuadros de gastroenterítis son lo más común, e incluso muchas veces son cuadros de infecciones en específico (como la salmonela). La enfermedad se puede presentar en los primeros días con vómitos y diarreas. Lo más importante es mantener una buena hidratación”.
El experto reitera que la “clave” es la seguridad alimentaria. “Es importantísimo saber qué van a comer, mantener los alimentos refrigerados, cuidar la higiene de quienes los guardan y manipulan”, enumera.
“Se dan ciertas circunstancias; por ejemplo, las altas temperaturas y la comida, que si no se toma la precaución de manera adecuada puede ponerse en mal estado. Lo mismo pasa con las bebidas, la misma tetina de la mamadera o algún otro elemento para beber puede ser el vehículo que permita el ingreso de un virus, que son habituales en el verano, y que generan gastroenteritis”, agrega Nassif.
El mundo de la pileta
Las patologías más frecuentes son:
• Otitis: se caracteriza por la inflamación del oído. Puede ser externa (que solo afecte al conducto auditivo) o media aguda (que afecte la parte media del oído y sea necesario el uso de antibióticos). La única prevención es estar atento: no hay tratamiento; Nassif no recomienda utilizar tapones porque con ellos el agua también se filtra y puede ayudar a que se inflame el conducto auditivo.
“Las otitis externas son frecuentes, pero no tienen que ser una contraindicación para la pileta -considera Caillou-; es importante saber cómo actuar: usar tapones (a diferencia de Nassif, él sí los recomienda) y restringir el uso de la pileta una vez diagnosticado. Por supuesto, hay que evitar el uso del alcohol en la oreja o el tubo de papel. Eso no sirve”.
• Hongos: “Para prevenir hongos, antes del ingreso a la pileta se debe hacer un exhaustivo examen en las zonas interdigitales (pies y manos) y luego en todo el organismo para ver si no hay una lesión de estas características. El problema es que la humedad ambiental permite la proliferación y crecimiento de hongos, y el agua es el vehículo de contagio”, explica Nassif.
Es importante revisar si los chicos no tienen lastimados u hongos cuando regresan de la pile. Además, si no se hace el examen o se hace y un hongo pasa inadvertido, da lugar a la sobreinfección: cuando la lesión persiste y no es tratada, con la humedad es probable que se desarrolle una bacteria y esa infección que era micótica pase a ser bacteriana”, detalla Nassif.
“En esta época del año los chicos andan descalzos y se pueden lastimar -dice Caillou-; con las altas temperaturas, las lesiones (incluso una picadura de mosquito) se mantienen húmedas y eso puede hacer que se sobreinfecten con gérmenes que tenemos en la piel o en el agua”
• Piojos: pequeños, escurridizos e indeseables; es casi increíble que la ciencia haya avanzado tanto y no pueda erradicarlos. De hecho, pueden sobrevivir hasta dos horas bajo el agua. Las formas de prevenir no son muchas: revisar la cabeza en búsqueda de piojos, usar gorro de piscina, evitar tener contacto con prendas (toallones o remeras) ajenas y usar productos de prevención.
Signos de alarma
Los chicos ya han vuelto a casa y todo parece normal, pero no lo es. Hay algo mal. Nassif dice que hay que estar atentos a cuatro cuestiones: si hay fiebre, si hay dolor, si hay un cuadro de conjuntivitis y si está hidratado o empieza a beber más de lo habitual.
“En cuánto al golpe de calor, hay que saber que algunos signos de alarma son: temperatura elevada, piel roja o con lesiones, secreciones, vómito en repetición, disminución de diuresis (menos pis) y menos diarrea, que puede hasta deshidratar a un bebé de seis meses”, advierte Caillou.