En lengua Kakán o Cacán, hablada por el pueblo diaguita que habitaba el Noroeste del país, Tucma fue el nombre de un antiguo líder y de una región de lo que actualmente es la provincia de Tucumán. Hoy, “Tucma” es una organización social integrada por más de 500 productores de la agricultura familiar, campesina e indígena de Tucumán que, cuando notó que el avance de la pandemia por Coronavirus profundizó problemas de acceso a alimentos de calidad para la gente y de comercialización de los pequeños productores, decidió tomar acción. Era marzo de 2020.
Lo primero que hicieron fue desarrollar un sistema de comercialización y servicio de logística participativo y solidario, implementando la venta semanal de canastas de verduras y frutas en forma directa del productor al consumidor. De esta manera sortearon el eterno problema de los numerosos intermediaros en la cadena productiva hortícola que genera que los agricultores no reciban un precio adecuado por el fruto de su trabajo y que los consumidores paguen más caras las verduras y frutas. La difusión de la experiencia se efectuó en toda la región NOA a través de las redes sociales (GrupoTucma).
“Cada semana retiramos las verduras y frutas de los predios de los productores, las acopiamos en cinco puntos de la Provincia, armamos los bolsones y los distribuimos entre los 21 centros de venta desde Rumi Punco, del departamento La Cocha, hasta Amaicha del Valle, del departamento Tafí del Valle, lo que representa un recorrido de 380 km, por 10 departamentos”, describe Hernán Gordillo, hijo de campesinos e integrante fundador de Tucma. “Somos los que producimos nuestros alimentos y jamás debimos darle ese rol a las multinacionales y debemos recuperar ya la producción de semilla. Producir y poder comercializar es vital para dejar atrás el flagelo del hambre en un país productor de alimentos: los nuestros deben comer sano y rico todos los días, y luego el excedente podemos exportarlo y no al revés”, enfatiza.
“Durante la pandemia los productores y productoras de la agricultura familiar, campesina e indígena demostraron que son esenciales para la seguridad alimentaria y la salud porque permitieron que en nuestra mesa de todos los días hubiera productos de calidad”, expresa Tito Efraín Díaz, representante interino de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Argentina. “Hoy los consumidores quieren saber de dónde viene y quién produce lo que se come todos los días y la agricultura familiar responde a esa demanda, donde el rol de las mujeres rurales es clave porque conservan las semillas nativas, protegen la biodiversidad y el medio ambiente, y se preocupan por garantizar el acceso a alimentos frescos y saludables. Desde la FAO seguiremos apoyando políticas públicas para garantizar una alimentación segura para toda la sociedad”.
La agricultura familiar, campesina e indígena (AFCI) es el principal productor de alimentos para el mercado interno, y el principal generador de empleo rural (6 de cada 10 trabajadores), destaca Miguel Ángel Gómez, secretario de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. “Sin agricultura familiar no hay alimentos frescos ni en los pueblos rurales ni en las grandes ciudades: en rubros como las hortalizas o la ganadería menor, la agricultura familiar es el principal productor nacional, incluso también para experiencias para la exportación”.
Otra de sus características, explica Gómez, es que los y las productoras son motor de las economías regionales en todo el país ya que cuando las familias agricultoras administran sus ganancias, no especulan con los excedentes sino que son utilizados en el consumo local o en la reinversión productiva, lo que motoriza también al sector de comercio y servicios, principalmente en zonas de economías regionales como Cuyo, NEA y NOA. “La producción planificada para el abastecimiento local y regional evita el impacto del costo logístico y la generación de un aumento innecesario del valor de la producción. La existencia de la AFCI sostiene la posibilidad de que las familias argentinas adquieran alimentos cada vez de mejor calidad ya que es el actor que prioriza desde hace décadas el perfeccionamiento de las prácticas agroecológicas o de baja dependencia de insumos químicos”, resume.
“Tucma” pertenece al Movimiento Nacional Campesino Indígena y además cuenta con la presencia de Mira Díaz, referente histórica del feminismo campesino: “Ella impulsó esta línea dentro del Ministerio de Agricultura de Nación en 1989 cuando ingresó a trabajar por concurso, una época donde estas cosas no existían ni se hablaba de ellas”, destaca Hernán. “Las mujeres son el pilar de la familia y de nuestras vidas, a medida que obtienen el protagonismo que jamás debieron perder, mejoramos como sociedad”.
En el proceso de esta forma de comercializar y distribuir trabajan más de 100 personas en las distintas etapas y representa una solución cotidiana para sus clientes, compuestos en primer término por familias y también por feriantes y restaurantes. Los bolsones significan un ahorro de entre 30 y 45% con respecto a los precios de las verdulerías locales y el volumen promedio semanal es de 1.000 unidades, lo que equivale a 5.000 kilos entre frutas y verduras.