En los últimos meses la fisonomía de Yerba Buena ha cambiado un poco. Al menos en lo que a sus calles se refiere: las que eran de doble mano ya no lo son y las que eran angostas, se volvieron aún más angostas. Ahora, muchos varitas más dirigen el tránsito y en algunos caminos hay más circulación de vehículos que antes. y todo gracias al desembarco de las ciclovías en la “Ciudad Jardín”, algo que genera sentimientos encontrados entre los vecinos.
Hasta el momento está en funcionamiento la primera etapa del ambicioso proyecto de la Municipalidad de Yerba Buena. Hace casi un mes se habilitó una bicisenda en las calles Reconquista y Roca (desde Perú hasta Sarmiento), y días más tarde se abrieron al público dos nuevos tramos sobre calle Sarmiento: uno desde Reconquista hasta Anzorena y otro en Martín Fierro hasta Federico Rossi. Celosamente, los ciclistas ya se animan a circular por estos caminos, pero también son usados por los peatones, ante la ausencia de veredas en muchos tramos.
Ciclovía sí
“A mí me agrada, pero hay personas a las que no. Obviamente, viste, cuando algo es positivo, hay gente que dice que es negativo... Pero se están usando mucho”, cuenta Ángela Villafuerte, vecina de la zona donde se inauguró el segundo tramo de la primera etapa. Ella aprovecha la poca circulación de bicicletas a media mañana para caminar por ese lugar. “El otro día, por ejemplo, pasé con mi hermano, que es mayor, y vinimos por acá; lo que pasa es que las veredas están, pero hay desniveles, hay muchos árboles y las raíces cubren las veredas, entonces la gente baja a la calle (donde están las sendas), porque no queda de otra”.
Angela considera que con los cambios en los sentidos y las bicisendas todo está más ordenado. Y es que ya ha habido cambios positivos, o al menos eso dice Aime Loschiavo, que es varita en avenida Aconquija al 1.900. “La bicisenda ha servido para descontracturar el tránsito, y la gente se ha acostumbrado bastante a los cambios de los sentidos -dice-; también se usan mucho las ciclovías, he visto bastante ciclistas, sobre todo durante la mañana, o cuando empieza a bajar el sol”.
Que las sendas se están usando lo confirma Isaac Córdoba, que para las fiestas vende productos dulces en esa esquina. “Antes pasaban una o dos bicicletas, y ahora ves 10, si te ponés a contarlas -comenta-; es algo positivo. Yo creo que puede animar a las personas a pasear en las bicis”.
Ciclovía no
A pesar de estar a favor, Aime cuenta que hay algunas dificultades: “hay quienes todavía se siguen quejando de las bicisendas, aunque yo les veo muy buena utilidad. Lo que pasa es que hay bicicletas que circulan por fuera de ellas, y hay que pedirles que las usen, porque los autos se molestan”. Y eso no es todo...
El problema es, en su mayoría, para los conductores. “A mí no me sirve. Que se hayan hecho algunas calles contramano me dificulta mucho moverme. En una emergencia, tengo que desviarme y hacer muchas cuadras más. A algunos sí les sirve. Está buena para el que la usa, pero a mí me complica”, explica a LA GACETA Cristian Monje, vecino de la “Ciudad Jardín” y bombero voluntario.
“A mí no me agrada la idea porque las calles son estrechas. Si lo hubieran hecho en calles más anchas sería otra cosa... Habría que sacarlas y ponerlas en otros lugares, en las avenidas, por ejemplo, que son más amplias. He visto bicicletas usándolas, pero muy pocas, no se justifica tenerlas”, reflexiona Leila Iñigo, que circula diariamente en vehículo por las calles de Yerba Buena.
¿Falta impulsar su uso?
Por ahora las bicicletas circulan pero no son mayoría. De hecho -y como esbozaron varios vecinos- las sendas las comparten los ciclistas y los peatones. “Se usan muchísimo, pero también las usan los vecinos para caminar, y sin ningún problema... Cuando los peatones ven las bicis se pasan a la vereda sin dificultad”, narra Kevin Olea, que utiliza la ciclovía con esos dos fines.
Es cierto: hay ciclistas que no las usan, hay vecinos que caminan por ellas y, a poco más de un mes de su inauguración, el número de bikers que las utiliza no es “impactante”.
Pero se usan. Y ese es el comienzo. Así lo explica Pablo Quiroga Curia, referente del grupo Meta Bici, que durante muchos años abogó por la creación de bicisendas en Tucumán. “Se va a empezar a utilizar cuando el gobierno la fomente y la cuide... Es una cuestión cultural; ya hay algunas ‘tortuguitas’ (los delimitadores del espacio) rotas; muchos las usan para correr y no hay tantas bicis. Pero todo es cuestión de acostumbrarse; la gente necesita saber que existen, que son para la comunidad... cada vecino tiene que vivirlas, que es lo mas importante, y eso lleva tiempo. Ninguna idea puede ser digerida de un día para el otro, hay que ir trabajandola”, detalla.
“De la misma manera que el Estado se ha encargado de llevar la obra a cabo, tiene que fomentar su uso, por medio de campañas”, resume y añade: “Ninguna bicisenda va a funcionar bien si no tiene un cuidado, cámaras de vigilancia... Uno de los problemas del ciclismo en Tucumán es la inseguridad, y para que se usen las ciclovías tienen que coincidir muchos factores; por eso se necesitan campañas de difusión y promoción, y convencerlo al ciudadano de que usarla es segura”.
Pablo considera que hay una cuestión de fondo aún más profunda. “Este problema no pasa solo por la bicisenda, sino por fomentar el uso de la bicicleta en primer lugar. La bicicleta tiene que formar parte de la ciudadanía -asegura-; a medida que la gente vaya conociendo la bicisenda la va a ir usando, como sucede con cualquier cosa. Vivimos en una sociedad conservadora y reaccionaria, hay que darle tiempo para que se animen”.