A la hora de embarcarse en una relación, a cada quien le pesa más uno u otro atributo para elegir pareja.
Podemos ser más sensibles a la amabilidad, querer a alguien con un buen sentido del humor, desviarnos hacia un cuerpo tallado... Cualquier opción es válida, pero ¿qué pasa ahora que nuestras vidas orbitan con la pandemia de fondo?
Mientras el pase sanitario se vuelve indispensable para acudir a eventos y espectáculos masivos, para algunas personas también lo es en el amor.
“Cuando inició la pandemia y el clima general era de incertidumbre, mucho se habló sobre los cambios y nuevos hábitos que traería la cuarentena, el distanciamiento o el barbijo en nuestra manera de entender los vínculos afectivos, su valor y la intimidad”, rememora la sexóloga Lucila Diaz Funes.
Aunque el historial de tire y afloje sanitario ya lleva más de un año, los especialistas señalan que la covid-19 todavía ocasiona grandes conflictos en las parejas o a la hora de conocer a alguien.
“Los ‘encontronazos’ antes aludían en especial a aspectos económicos, de desconexión o a la convivencia en espacios reducidos. En cambio, ahora las disputas tienen que ver con nuestras convicciones personales e ideas disímiles sobre cómo abordar las medidas de cuidado y transitar el día a día”, señala.
En este sentido, es usual que algún miembro mantenga el doble de prudencia o sensibilidad mientras la pareja se muestra desinteresada en seguir los protocolos sanitarios.
“Ante situaciones así es poco probable que un vínculo estable acabe, dado que hay decenas de hechos extras y emociones a contemplar. Sin embargo, cuando la escena se vuelve reiterativa y nos pasamos todo el rato chequeando o pidiéndole a nuestra pareja que tenga mayor cuidado, se degrada la percepción del respeto mutuo”, explica Díaz Funes.
Como resultado, aparecen las quejas continuas (incluso en momentos alegres), el pase de factura y enojo o resentimiento acumulado.
“En las relaciones asimétricas (aquellas en que el dar y recibir no es equilibrado o hay fuertes diferencias de poder) el conflicto pasa porque a ambas partes les cuesta separar los tantos entre opiniones, obligaciones y derechos”, detalla la psicóloga Sayra Chávez. Entonces, el otro acaba por avasallarnos o pasamos por alto hechos que no deberíamos e interfieren indirectamente con nuestro bienestar.
Amantes o enemigos
Frente a la nueva ola de contagios esta necesidad vale el doble. A nivel individual en ocasiones está bien defender nuestras creencias y no ceder. Después, en el espacio afectivo, las cosas suelen cuadrar a través de la negociación y el consenso.
“No obstante, hay temas -como la pandemia- cuya influencia excede ese núcleo íntimo y abarca también la esfera pública. Entonces los viejos acuerdos ya no valen debido a que nuestras decisiones compartidas poseen una injerencia social y sanitaria”, comenta.
En el consultorio, un ejemplo claro ejemplo son las vacunas; con el contraste entre sus detractores o los que abogan por ellas. “Más si habitan en la misma vivienda o hay implicadas experiencias traumáticas y de pérdida. En esos casos, la crítica es que nos volvemos censores morales y, sin dar el brazo a torcer, el hogar se convierte en un centro de debate, manipulación emocional y coerción”, acota Chávez.
A la larga, ese desgaste no es ningún chiste. Además, se nota un malestar reiterado por los cambios en los planes o eventos compartidos a futuro. “Para ilustrarlo, hay actividades o salidas en pareja que se vieron restringidas por no contar con el pase sanitario, el carnet de vacunación o los diferentes certificados emitidos (de turismo, circulación, etcétera)”, destaca la terapeuta.
Conquistas
Las apps de citas y las redes sociales han demostrado incontables veces que la sexualidad y los afectos se adaptan a los tiempos actuales. ¿La vacunación pesa al conocer nuevos amantes?
Para responder a la duda, la aplicación de citas en línea Happn realizó hace un año un estudio a más de 10.000 usuarios distribuidos en Europa.
Los resultados arrojaron que los jóvenes, al entablar un encuentro de índole romántica/sexual, eran 45 % más propensos a omitir el uso de mascarillas o minimizar los protocolos en favor de mejorar su atractivo físico o evitar primeras impresiones negativas.
El dato se contrarresta con otras observaciones. Del público total encuestado, ese mismo grupo etéreo aseguró evitar mantener contactos eróticos con desconocidos que se hayan contagiado en más de una oportunidad.
Entre los adultos la única aproximación es decir que el calendario de vacunación pesa al tratarse de noviazgos, matrimonios o concubinatos que compartan vidas sociales separadas.
“Para los encuentros casuales no creo que exista una regla general porque para abstenernos de invitar a salir a un match de Tinder o cita por la carencia del carnet, primero es necesario que en las charlas surja la pregunta. En esas situaciones de levante, en las cuales prima el deseo, comodidad y otras intenciones es poco probable hacer una check list sanitaria previa”, reflexiona.