“Hay males que no se pueden curar con dinero, sino sólo con amor”, reflexionó la santa Madre Teresa de Calcuta. Hacía referencia a un valor fundamental y único que debe regir el actuar de toda la humanidad para lograr un mundo mejor: la solidaridad.
Hoy se celebra el Día Internacional de la Solidaridad Humana, proclamado así en 2005 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Frente a lo que se cree, la solidaridad va más allá de un acto económico y no hay que confundirla con la beneficencia; se trata de un valor que suprime el individualismo -con el que se vive en este mundo pos moderno- e insta al hombre a brindar ayuda desinteresada a otros. Pequeños actos que alegran otros corazones y también los nuestros.
La ONU considera que la solidaridad es un valor fundamental para lograr la cooperación y el bienestar de los pueblos. Y, en estos tiempos que corren, es una virtud que todos debemos ejercitar.
“Tenemos que ser solidarios cada día, desde que salimos de nuestra casa... Eso es la solidaridad: saludar al otro, esbozar una sonrisa, decirle ‘buen día’ al policía que vemos en la calle -cuenta Stella Maris Quiroga, del voluntariado Momentos Compartidos-; tenemos que avanzar, y no solos, sino tratando de dar la mano y buscar la compañía, uno al lado del otro, ni adelante ni atrás, porque no hay diferencias, todos tenemos un corazón que late dentro nuestro”
Reconstruir valores
Desde 2011 Stella Maris visita hogares de ancianos y lleva lo que ella define como “alimento para el alma”. “Los visitamos, pero llevamos escucha atenta, charlas, expresión corporal, relajación, y disfrutamos un desayuno o una merienda”, cuenta sobre la acción del voluntariado. Desde hace siete años, para las Fiestas, tiene el proyecto “Un mensaje de Navidad”, mediante el que la gente puede escribir cartas a los adultos mayores para que luego sean repartidas en los hogares por los miembros del equipo.
“Es la revolución del amor -resume-; yo me podría quedar en casa, pero no es lo mismo. Esto me nace del alma; yo quiero estar porque me hace bien, y lo que me hace bien, le hace bien al otro. Me da paz, y en las miradas de los que reciben se nota y se siente lo mismo. A veces hay muchas lágrimas, son momentos muy conmovedores”.
“El que escribe la cartita lo hace como si fuera para su abuela, a veces invito a que quienes las escriben nos acompañen a leerlas y no te imaginás lo que produce, es un abrazo de amor”, narra y agrega: “para esos abuelitos que están en el geriátrico, con sus años a cuestas, no sabés lo que significa una carta llena de amor, de ternura, en la que los niños dicen ‘te quiero’ o ‘voy a brindar por vos”
“Tenemos que volver a la ternura, a reconstruir valores, lograr que la familia se reúna en paz, con deseos. Que esos sueños que tengamos puedan elevarse y volar, ver que el mundo y la vida son bellos, y que todo eso que siento lo puedo entregar al que tengo cerquita mío. Ese es el inicio de la solidaridad”, subraya.
Momentos Compartidos continúa recibiendo cartas, que serán entregadas el 27 de diciembre a abuelos en situación de calle. Para esa ocasión, necesitan también colaboración en alimentos perecederos o no. Para donar, contactarse al +3814681596.
Incluir es clave
“Todo tiene que tener un equilibrio en la vida, y si uno tiene muchas posibilidades y oportunidades, y no mira al que no las tiene, estamos perdidos como sociedad”, advierte Manuel Guerrero, quien hace 17 años con un grupo de amigos crearon la Fundación Mas, manos de amor y solidaridad.
“Empezamos con la idea de hacer algo por el otro, de no mirar sólo hacia uno mismo -recuerda-; y creo que ese es el valor de la solidaridad. Así se ejercita, mirando al otro, no solamente quedándonos en lo que nosotros tenemos y hemos conseguido; la solidaridad radica en entender que no todos tenemos las mismas posibilidades y en tratar de colaborar con esas personas, de ser puentes”
Cuando Manuel habla de “ser puente” se refiere a la inclusión. “No es mirar al otro con desgano, sino incluir; lograr que otros puedan tener un trabajo o una casa más digna, o que tengan más posibilidades”, explica. Con la fundación, realizan talleres y enseñan oficio a personas sin recursos. En este 2021 realizaron varios cursos (panadería, charcutería, peluquería) y también hicieron una gran donación a Salta de más de cien pares de alpargatas. Hechas a mano.
“La solidaridad no se ejercita sólo pasando tiempo con ellos, sino brindando contención, construyendo un futuro mejor, apoyándolos, capacitándolos, haciéndolos ver sus valores y sus virtudes”, remarca. De hecho, el objetivo de este día es celebrar la unidad de los hombres en la diversidad y también crear iniciativas para erradicar la pobreza.
“Uno siempre busca la felicidad en la vida, y creo que una de las formas de encontrarla es ejercitando la solidaridad. Yo creo firmemente eso, uno desarrolla sus cosas de manera personal, pero si no va acompañado de la solidaridad nunca encuentra la felicidad completa. Para mi la felicidad es vivir en solidaridad”, resume.
Para contactarse y/o donar a la Fundación Más, pueden dirigirse al teléfono +3814567369 o por Facebook: Fundación M.A.S.
Un granito de arena
Samuel Quinteros es miembro del grupo de Misioneros Salesianos. Durante todo el año se preparan para tres misiones especiales: Pascuas, Día del Niño y Navidad. Por estas fechas, se encuentran ultimando detalles y juntando donaciones para su próximo viaje a la comunidad de Los Bulacio.
“A lo largo del año hacemos clases de misiones, vamos a merenderos, comedores y también tenemos encuentros dónde con chicos de diversas edades aprendemos, jugamos y merendamos. En cada misión queremos que todo sea por y para la gente del pueblo y hacemos actividades para niños, niñas y adolescentes y trabajamos con adultos y toda la familia -cuenta-; es muy importante que cada persona pueda colaborar con su granito de arena. Siempre esperamos que las cosas que hacemos con el grupo tengan un impacto positivo sobre las personas y que todos aquellos que vayan al grupo sientan eso”
“Cada persona tiene que buscar la forma de ejercitar la solidaridad. Si bien vos le podés decir a alguien que haga tal cosa, siempre es mejor que a esa persona le nazca la solidaridad... de esa manera lo va a hacer con mas emoción y sin sentir que es una carga”, comenta el joven.
Samuel considera que la solidaridad es un trabajo diario. “Tenemos que ir aportando día a día ese granito de arena, así podemos llenar el corazón de la gente y el nuestro al verlos felices y contentos”, asegura.
Miembro de un grupo misionero, cree que las acciones solidarias tienen un mayor impacto si el acto es colectivo. “Llama más la atención a la gente y muchos más se interesan por la causa. Si hay mucha gente, también podemos llegar a más personas y esparcir esto de la solidaridad”, explica, pero aclara: “también es un acto que se puede realizar mediante pequeñas acciones... cada uno desde su lugar puede aportar lo mínimo para poder ayudar. Todo lo que tengan para dar es siempre bienvenido, lo más mínimo... todo sirve”.
Los Misioneros Salesianos continúan recibiendo donaciones para su misión de Navidad: golosinas, productos de canasta navideña, alimentos no perecederos y productos de panadería, todo es recibido hasta el 25 de diciembre en la portería del Colegio Tulio.