Si hay un sello distintivo para el River de Marcelo Gallardo es su hambre de gloria, su voracidad para jugar partidos importantes y el sacar ese plus que se necesita para lograr títulos.
Por todo eso, ayer en el Único “Madre de Ciudades” el “Millonario” fue demasiado para un Colón ausente, irresoluto, que jugó la final en otra sintonía y comenzó a perderle casi desde antes de la salida de los equipos al campo.
El fervor y la fiesta que montaron los hinchas santafesinos durante todo el día en Santiago del Estero también sucumbió ante un equipo que se comió la cancha y que terminó pasando por encima a un rival que en los papeles parecía iba a ser un oponente de peso; ese que en ningún momento llegó a ser. Porque el “Sabalero” no llegó a estar en partido en ningún momento.
Eduardo Domínguez llegaba al duelo de ayer como una especie de “bestia negra” para Gallardo. Con sus planteos, el entrenador de Colón había puesto contra las cuerdas en más de una oportunidad al “Millonario” y hasta lo había hecho morder el polvo en algunas ocasiones.
Justamente, para lograrlo sus propuestas habían sido siempre la misma: quitarle la pelota a River y apostar a manejar los tiempos; algo que ayer sus dirigidos no pudieron hacer casi en ningún pasaje del partido.
Y con la pelota, los tiempos y espacios, River fue letal. Es cierto que le costó abrir el juego, porque el primer grito de Julián Álvarez (la liga Argentina le queda demasiado chica) llegó casi sobre el ocaso de la primera mitad. Pero a partir de ese momento, el duelo (si es que se puede llamar así a lo que propuso Colón) se terminó.
No hubo charla del entretiempo ni modificaciones de nombres ni tácticas que pudieran cambiar una historia que estaba escrita.
En el segundo gol, la defensa “sabalera” marcó casi como en un soltero contra casados y Álvarez agradeció las gentilezas.
Gallardo tuvo tiempo hasta de poner a Leonardo Ponzio sólo para que sus hinchas le entregaran una ensordecedora ovación en su último juego con la casaca “millonaria”.
Luego del 3-0 de Benjamín Rollehiser, River no sacó el pie del acelerador. Todo lo contrario, aceleró a fondo, se “floreó” tocando la pelota durante casi un minuto y tuvo tiempo de marcar el cuarto gracias a una buena jugada colectiva y una soberbia definición de Jorge Carrascal.
River se quedó con el Trofeo de Campeones porque hace rato que juega como tal y porque tuvo un oponente que faltó a la cita.
El héroe de saco y corbata
SANTIAGO DEL ESTERO. Bruno Farano, enviado especial de LG Deportiva. A esta altura, Marcelo Gallardo es River. No queda ni la más mínima duda. Cuando el plantel “Millonario” llegó al estadio, las cámaras que tomaban a los jugadores bajando del ómnibus se fueron con él. Las imágenes que llegaban a los hinchas a través de las dos enormes pantallas gigantes ubicadas en cada cabecera, hicieron que el público explotara. Hubo ovación para “Muñeco” y un agradecimiento por seguir siendo el timonel de un grupo que a cada paso muestra más hambre de gloria.
Durante el partido sus hinchas alentaron a sus jugadores, pero alternaron con cánticos a favor del entrenador. Y con la goleada consumada y el título en el bolsillo sonó el hit del momento: “Gallardo es de River y de River no se va”.
Marcelo levantó los brazos y agradeció a cada costado. Su equipo había pasado por encima a un Colón que nunca logró hacerle fuerzas y ese es su gran mérito.
Le devolvió a su gente la alegría, luego de tiempos oscuros y eso no es poca cosa.
Marea “sangre y luto”
Los hinchas de Colón coparon Santiago del Estero. Durante todo el día, se pasearon por la ciudad, invadieron los bares y mostraron toda su algarabía. Según trascendió, muchos simpatizantes llegaron a la capital santiagueña sin entradas, con el sólo objetivo de estar cerca de su equipo.
Fiesta en las tribunas
Las puertas del Único “Madre de Ciudades” se abrieron a las 18 y desde ese mismo instante los hinchas comenzaron a copar las tribunas. Hubo mucho color y el tradicional duelo de hinchadas que hizo que la espera del duelo fuera mucho más amena.
¡Qué calor!
La jornada de ayer en Santiago semejó al infierno. Durante la siesta, el termómetro rozó los 40 grados, pero la sensación térmica fue mucho más elevada. Con la caída del sol, pasadas las 20, la brisa ganó la escena e hizo que sobre el inicio del duelo, el clima fuera mucho más soportable.
Casi al mismo tiempo
Colón arribó al estadio a las 19.30 y de inmediato sus jugadores saltaron al campo a realizar el reconocimiento del terreno. River, en tanto, llegó a las 19.42, pero sus futbolistas permanecieron en el campo hasta el inicio de la entrada en calor. Gracias a las pantallas gigantes ubicadas en cada cabecera del “Madre de Ciudades”, los hinchas celebraron la llegada de sus jugadores.
Trágico accidente
Cuatro hinchas de River, entre ellos un niño, que viajaban en una camioneta para ver la final, perdieron la vida al chocar contra un camión. Ocurrió a 40 kilómetros de Santa Fe.