El crimen de Paulina Lebbos: piden seis años de prisión para el ex fiscal Albaca
El tribunal pasó a deliberar con el fin de resolver si condenará o no al funcionario que controló durante casi siete años la causa “Lebbos”. Mientras la querella relató que la hija de la víctima quiere quitarse el apellido, la defensa aseguró que Albaca investigó todo lo que pudo
“Él actuó para obstruir al Poder Judicial”
El fiscal Gerardo Salas solicitó para su ex par Carlos Albaca la pena máxima prevista en el tipo penal del encubrimiento agravado; un año de prisión preventiva y una serie de penas accesorias, entre ellas la privación de la jubilación -el imputado goza del beneficio excepcional del 82% móvil-. En su alegato brindado por Zoom (dejó de concurrir al juicio a partir de la exigencia del pase sanitario), Salas manifestó varias veces que no podía rescatar nada de lo que Albaca había hecho durante los siete años en los que controló la causa ”Lebbos”. “Una omisión o un error puede ser una coincidencia; dos, también; tres, también; cuatro, también, pero a partir de ahí no hay coincidencia. Él (Albaca) actuó para obstruir a la Justicia”, opinó.
Salas inició su exposición con una de las citas más repetidas en este caso: “el tiempo qué pasa es la verdad que huye”. Y a partir de allí comenzó a desplegar las deficiencias: conjeturó que en 2013 la presión de la prensa por conocer qué pasaba era tal que a Albaca no le quedó más alternativa que enviar la causa a la Policía para que la examinara. “De allí surgió un informe tan confidencial que nadie lo tenía. No fue agregado a la causa por el propio fiscal”, precisó.
“Alberto Lebbos, el padre de la víctima Paulina Lebbos, nos recordó que Albaca no solo le negó el acceso a la Justicia, sino que agredió a su hija. Él dijo que entre las causas de muerte pudo haber pasado que ella acudía a un juego autoerótico o a un juego erótico con su pareja. Albaca tiene un cero en perspectiva de género”, dijo Salas. Y añadió que el ex fiscal se había negado a investigar a la pareja de la joven, César Soto, a quien llegó a dar el rol de querellante, pese a ser uno de los sospechosos principales.
En cuanto al argumento de que la escena del crimen había sido contaminada durante el período del fiscal Alejandro Noguera y de que el imputado recibió una causa percudida, Salas expresó: “si Albaca sabía que había nulidades, no las pidió. Tampoco archivó las actuaciones”. El fiscal del juicio acotó que el psicodiagnóstico indicaba que el acusado tenía una psiquis conservada, y capacidad y discernimiento para orientar sus acciones: “mientras aquel manejó el proceso desaparecieron rastros e instrumentos. Tal vez nunca se identifiquen a los autores. Esto es de una gravedad inusitada para un funcionario público encargado de luchar contra la impunidad. Albaca despreció la confianza depositada en él por la sociedad y por la familia Lebbos”.
“El imputado lidió con obstáculos insalvables”
La defensa del ex fiscal Carlos Albaca alegó ayer que este investigó la causa “Lebbos” hasta el punto de que terminó por “autoauditarse” en 2013, casi siete años después de recibir el encargo de dirigir el proceso por la revelación de que su primer fiscal, Alejandro Noguera, había sido sorprendido mientras salía de la residencia del entonces gobernador José Alperovich. “¿Por qué Albaca no puede resolver este caso? No le debía nada a Alperovich. La realidad es que se topó con obstáculos insalvables. No hay vuelta posible si ha sido maltratada la escena del crimen, extremos que han sido corroborados por los testigos de este juicio”, argumentó el defensor Macario Santamarina ante el tribunal que conforman Fernanda Bähler, Wendy Kassar y Raúl Cardozo (asistió por Zoom).
Santamarina solicitó la absolución de su cliente y el rechazo de la acción civil (hizo suyos los argumentos del Estado -ver por separado-). Además, consideró “una locura” que, ante una eventual condena, se ordenara la prisión preventiva. “No hay peligro de fuga. Y si Albaca lo hiciera, perdería el beneficio del arresto domiciliario al que tiene derecho por haber alcanzado los 70 años”, acotó.
El defensor pasó revista a cada uno de los 11 posibles hechos ilícitos atribuidos al ex fiscal y precisó que Gendarmería investigó todas las versiones delictivas vinculadas con el poder. “Investigar es una obligación de medios, no de resultados”, definió. Además de poner en tela de juicio que Alberto Lebbos, padre de la joven asesinada Paulina Lebbos, no haya accedido a la causa, como aquel narró, aseguró que su cliente careció de los medios que tuvo el fiscal Diego López Ávila, quien reencauzó el proceso y solicitó el juzgamiento que derivó en condenas para ex funcionarios de Seguridad de Alperovich. Al respecto, apuntó: “Albaca no le encontró el pelo al huevo en esta causa, pero López Ávila tampoco. Él hizo las medidas que recomendaron los policías en 2013 por pedido de Albaca, pero no halló a los homicidas”.
Tras recordar que el ex fiscal practicó 12 allanamientos en el entorno de la barra brava de Atlético con el fin de despejar esa pista, Santamarina dijo que la prensa local aplicó un “cerco mediático” al proceso. Luego, defendió la postura asumida por el ex fiscal respecto de los estudios de ADN demorados: “lo importante es que el mero paso del tiempo no degrada una prueba genética. Para que ello suceda, debe haber una mala conservación. Y la conservación no era responsabilidad de Albaca”.
“Esta provincia huele a muerte y a sangre”
La abogada querellante Soledad Deza habló en nombre de una mujer que no pudo sentarse a su lado durante el juicio oral y público celebrado para determinar la responsabilidad penal y civil del ex fiscal Carlos Albaca: la hija de Paulina Lebbos, Leticia Victoria Lebbos. Hacia el final del alegato que brindó ayer, Deza contó que el sufrimiento había llevado a esta joven a mudarse a otra provincia y a empezar los trámites para cambiarse de apellido. “‘Leti’ quiere dejar de ser ‘la hija de Paulina’”, precisó Deza. Y añadió que esta ciudadana y la sociedad tucumana habían sido privadas del derecho a la verdad, a saber qué había pasado con la víctima. “El Estado omitió castigar a los responsables. Omitió enjuiciarlos. Esta provincia huele a muerte y a sangre para siempre”, concluyó.
Deza adhirió a los pedidos de condena y de prisión preventiva para Albaca que hizo el fiscal Gerardo Salas. Al repasar los 11 supuestos actos ilícitos atribuidos al imputado, la representante de la querella subrayó que este retardó indebidamente el procesamiento de muestras biológicas y en 2013, cuando su intervención en la causa “Lebbos” ya resultaba insostenible, “mágicamente” envió las evidencias a un laboratorio de la Policía bonaerense sin atenerse a la reglamentación ni dar a conocer esa decisión a sus superiores. “Destaco que todos los peritos genetistas que declararon aquí hicieron hincapié en que las muestras se procesen rápido”, refirió. La abogada recordó que Albaca tenía la dirección del proceso y, si embargo, quiso descargar su responsabilidad en terceros, como la Corte Suprema, los familiares de la víctima y el primer fiscal de la causa “Lebbos”, Alejandro Noguera. Deza manifestó que el acusado “dejó morir pistas” e incurrió en la conducta típica del encubrimiento que le endilga: ocultar, alterar o hacer desaparecer los rastros, pruebas o instrumentos del delito.
“Albaca nos deleitó con declaraciones misóginas sobre la víctima acerca de dónde dormía: se dedicó a desacreditarla”, ironizó. Y añadió que advertía en él una falta seria de perspectiva de género que lo había llevado a omitir la investigación de la pareja de la víctima, César Soto. Deza concluyó: “el imputado no llevó adelante la investigación con la debida diligencia reforzada exigida por los tratados internacionales, que implica un compromiso mayor al que tiene cualquier fiscal por las connotaciones que atañen a la muerte violenta de una mujer”.