El árbol que se cayó en el Parque Avellaneda no es una excepción, no se trató de algo inusual, sino que es esperable. A la información que brindaron los especialistas sobre los potenciales desplomes de los árboles de gran tamaño (en especial los eucaliptos), se suman los hechos similares, incluso hace pocos días, como ocurrió en el Parque Guillermina.
El episodio más grave de este tipo del que se tenga memoria en los últimos años sucedió en 2016, cuando “Gustavito” Guerrero, de cinco años, estaba camino al jardín en el transporte escolar y un árbol se cayó sobre el vehículo provocándole la muerte. A partir de ese caso se promovió hacer un relevamiento de los árboles de la localidad para evitar que ocurra otro hecho similar, pero con los años esos estudios parecieran no haber progresado en el tiempo.
El más reciente acontecimiento de un árbol cayendo sobre personas ocurrió hace sólo 12 días, el pasado 2 de diciembre y también sobre un parque ubicado sobre la avenida Mate de Luna. El hecho ocurrió cuando dos personas hacían ejercicio en el Parque Guillermina, en Mate de Luna al 4.100 y un árbol se desplomó sobre ellos y los lastimó. Afortunadamente para ambos no terminaron con lesiones graves y pudieron recuperarse. De todas formas, fue necesario que los asistieran, razón por la cual debieron esperar a que equipos de seguridad los rescataran y los llevaran en camilla hasta el hospital.