Las valijas de Ignacio Nardolillo llegarán bien cargadas mañana al aeropuerto Benjamín Matienzo. Probablemente, en alguna terminal aérea, haya marcado exceso de equipaje. Pero ¡qué importa! “Nacho” anda con esa actitud. “Cansado, sí; pero somos campeones del mundo”, responde todavía en India donde hace unas 24 horas había comenzado el retorno hacia el país.
El jugador de San Martín, a diferencia de sus compañeros de Los Leoncitos, no sólo tiene la medalla de campeón mundial Junior. Nardolillo se trajo un recuerdo más del Mundial que se jugó en la ciudad de Bhubaneswar, pero lo comparte por más que esté a su nombre. “Mi premio individual por el gol es algo lindo pero, sin dudas, sin mis compañeros no hubiera pasado. Así que me quedo con todos los goles del equipo”, afirmó “Nacho”.
Su conquista contra Pakistán fue elegida como la mejor de todas las que se lograron durante el torneo. El trofeo llegará a Tucumán en una elegante caja con el sello de la Federación Internacional de Hockey. Ana Paula, su mamá, será una de las que lo ayudará a cargar la distinción. “Lo vamos a esperar en el aeropuerto. Apenas terminó la final, los teléfonos empezaron a estallar. Hoy (por ayer) en mi trabajo fue tremendo”, aseguró. Las consecuencias mundialistas, gratas por cierto, también las viven papá Miguel y los hermanos del Leoncito; Lucas, Bautista, Joaquín y Nicolás; todos al igual que Ana Paula juegan en San Martín. Hace más de un mes que no ven a “Nacho” por lo que cuentan las horas para que sea mañana.
“Me sorprendió la cantidad de gente que me saludó”, reconoció Nardolillo, asombrado al igual que su mamá por las repercusiones. “Apenas terminó el partido pude hablar con mi familia y fue muy emocionante”, agregó el jugador. La videollamada fue al mejor estilo “Messi, en el Maracaná, llamando a Antonella”, según lo que Ana Paula relató. “Sólo que aquí llamaba a su mamá y estaba su papá, el mío, sus hermanos... todos”, comentó la dama que juega en San Martín Blanco. Nardolillo, cuando ya había pasado la ceremonia del podio, desde el estadio Kalinga le mostraba en exclusivo a su familia todo lo que tenía a su alcance: la medalla, la copa, la distinción como mejor jugador. Todos elementos indicativos de un hecho histórico para el hockey tucumano que suma otra presea en 2021 luego de la de plata conseguida por Victoria Sauze con Las Leonas en los Juegos Olímpicos. “Detrás de esas dos medallas hay mucho esfuerzo, dedicación y disciplina. El hockey crece y se van dando resultados como éstos”, reflexionó Nardolillo.
Más sobre él
Ignacio tiene 18 años y es el mayor de cuatro hermanos. Nardolillo es alumno del Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino que, vinculado al Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, permite la capacitación a distancia, no sólo a integrantes de la fuerza. La familia y el club San Martín organizaron un recibimiento especial. Mañana, a las 10.30, esperarán a Nardolillo en el aeropuerto para dirigirse en caravana hasta el Complejo Natalio Mirkin.