No es lo táctico, ni tampoco lo grupal. Cada día que pasa, con cada derrota consumada, son más los protagonistas (los que viven la pesadilla desde adentro) que advierten un mal crónico en este presente: la falta de fortaleza mental.
Más allá de los errores en el campo de juego que terminan en goles, o en casi goles, desde hace tiempo se ve un equipo sin respuestas en lo anímico. Recibe un cachetazo y, lejos de reaccionar, pone la otra mejilla. Le pasó en la primera fecha del torneo, todavía con Omar De Felippe al mando, cuando Lanús le convirtió en el último minuto del primer período y en el primero del segundo. Central Córdoba en Santiago le convirtió dos goles en 10 minutos, cuando parecía tener controlado el partido. Talleres le convirtió a los 69 y 75 minutos, Argentinos le convirtió a los 76, 77 y 90 en un duelo que terminó ganando. Platense le dio vuelta el partido y lo terminó goleando por 4-1, Racing anotó a los 69 y 72, Defensa y Justicia lo hizo a los 62, 67 y 75 minutos. Unión por su parte, golpeó a los 33 y 40 del primer período.
Dos cuestiones se desprenden de este repaso: la primera es que casi siempre los golpes llegaron en el segundo tiempo. “ODF” supo llamarle desconcentraciones, aunque también tiene mucho que ver el estado físico de los jugadores. El segundo detalle es que los goles siempre llegaron casi juntos, es decir el rival sabe que si golpea una vez, lo puede hacer dos y Atlético difícilmente oponga resistencia.
“Mucho pasa por la confianza y lo emocional, debemos ser un equipo más compacto, más sólidos, que las tres líneas estén cerca. Para atacar bien debemos ser efectivos”, señaló Martín Anastacio, tras la última derrota.
“Fue un golpe duro que recibió el equipo, otro más”, había manifestado Pablo Guiñazú luego de perder con Defensa y Justicia. El 3-0 con Unión fue otro golpe más, el quinto de manera consecutiva, que genera muchos interrogantes en lo deportivo. Aunque los ojos de los hinchas ya no miran tanto este aspecto, sino más bien lo dirigencial. Mario Leito y compañía deberán afinar la punta del lápiz para dar con el técnico capaz de revertir esta historia. Sin embargo, Anastacio -encargado de lo deportivo- continúa convencido de que se podrán sumar puntos antes del final del torneo.
“El objetivo seguirá siendo tratar de conseguir la máxima cantidad de puntos hasta que termine el torneo, somos conscientes que estamos en una situación complicada”, remarcó a la vez que admitió que los jugadores tienen ganas de cambiar el presente. “Ellos trabajan día a día para mejorar, nosotros vamos a tratar de corregir las cosas que hicimos mal, sobre todo lo emocional, debemos recuperar la confianza para acercarnos a lo que es Atlético”, señaló.
De cara a los últimos dos partidos del torneo, Anastacio apuesta a dos puntos claves. Equilibrio y “combo”. El primero por una cuestión puramente táctica. “Vamos a buscar un equilibrio para no quedar mal parados en lo defensivo. No debemos perder la cabeza, los ánimos están por el piso porque las cosas no salen. Es feo vivir una situación así como jugador, nosotros vamos a darle confianza”, agregó el entrenador.
Cuando habla de “combo”, Anastacio se refiere al armado del equipo para lo que se viene. Acostumbrados a trabajar con los juveniles, el DT conoce el caudal de jugadores con que cuenta el club, pero no se apresura por mandar a todos en simultáneo al campo de juego. “Vamos a ir haciendo un combo con los juveniles y los que estén comprometidos en sacar adelante al club van a estar adentro. Somos Atlético Tucumán y tenemos que estar siempre lo más arriba posible”, puntualizó.
Ya planea el duelo ante el “Sabalero”
Atlético se entrenó ayer a la tarde en el predio de Unión, pensando en el duelo del viernes y lo volverá a hacer esta tarde desde las 17. El DT tendrá que hacer una variante obligada por la suspensión de Abel Bustos que llegó a las cinco amarillas. Su lugar podría ser ocupado por Guillermo Acosta, que ya cumplió su sanción, al igual que Marcelo Ortiz, quien también está disponible para volver a la zaga central.