Una de cada tres personas formalmente encuadradas en la clase media es en realidad pobre en la Argentina, según un informe elaborado por la consultora Ecolatina.
De acuerdo con el último dato del Indec del primer semestre, el 41% de la población argentina era pobre, una situación agravada por la pandemia.
Pero el trabajo de Ecolatina busca ir más a fondo y analizar el fenómeno social de la “clase media empobrecida”
Si bien según la última medición oficial el 41% de los hogares de la Argentina cayó por debajo de la línea de pobreza, el dato que llamó la atención a los economistas fue el empobrecimiento de la clase media. Mientras en 2017, un 14% de las personas en estos estratos se había empobrecido, el número se elevó al 33% el primer semestre de este año.
"Sabemos que durante el primer semestre del año el 41% de las personas eran pobres, pero en términos de su capacidad de consumo es relevante saber si su ingreso está cerca de la línea de pobreza o lejos. Para analizar cuál es la distancia entre ambas variables calculamos la distribución de personas de acuerdo al diferencial entre ingresos y línea de pobreza del hogar en el que habitan", explicó el documento.
Según estos cálculos, el 2,4% de de las personas viven en hogares que apenas tienen un ingreso 5% superior a su línea de pobreza.
El estudio puso el foco en el salto de los precios y las medidas aplicadas por el Gobierno nacional para morigerar la inflación. "Un aumento de los precios de 10% aumentaría la pobreza en 6%. Por el contrario, un incremento de los ingresos 10 puntos superior al de los precios reduciría la pobreza en 6%", sostuvieron los economistas.
Los controles de precios pueden distorsionar aún más esta foto de la sociedad. "Dada la cantidad de precios que mantienen hoy un valor artificial producto de imposiciones del gobierno (productos de consumo masivo, bienes transables que siguen la evolución de un tipo de cambio apreciado, servicios privados cuyo precio está controlado por el gobierno, servicios públicos congelados), es probable que el diferencial entre ingresos y precios sea negativo una vez que estos controles se levanten", apuntaron.
"Un hogar puede no ser pobre y tener ingresos para consumir bienes no esenciales, pero en qué los gastará depende de su nivel socioeconómico", explicaron los economistas.
Mientras un hogar ABC1 tiene un alto nivel educativo, su sostén económico está dado por un empleado en relación de dependencia y un ingreso adicional; en los hogares D2E, la fuente de ingresos es una sola, informal, intermitente y el nivel educativo es bajo.
"Lo normal es que un hogar D2E sea pobre y uno ABC1 no lo sea, pero en la clase media es donde encontramos un mix interesante. Durante el cuarto trimestre de 2017, previo a la crisis del gobierno anterior, solo el 14% de los hogares de clase media era pobre", apuntaron.
"Ese número más que se duplicó con las crisis de 2018, la de 2019 y la cuarentena de 2020 y, para el primer trimestre de 2021 (últimos datos disponibles), el 33% de hogares de clase media fueron pobres", remarcaron. Esta situación "solo es reversible en la medida que se adopten las políticas económicas, sociales, demográficas y sanitarias de largo plazo necesarias para una reducción sostenida - y sostenible - de la pobreza.