En el torneo de fútbol amateur de Las Cañas hay tiempos bien diferenciados. Es eso lo que hace que cada sábado cientos de personas se sientan atraídas. En las canchas del anexo de Jockey Club y el extenso campo que está sobre avenida Perón, altura Las Rosas, las emociones fueron cambiando durante la tarde.
En una primera instancia, los protagonistas, jugadores y jugadoras, se aferran a ese rol. Conscientes que después de la competencia, el papel que adoptarán en el mundo del torneo estará vinculado ciento por ciento al relax.
El esfuerzo mutó en sacrificio debido a los casi 40 grados centígrados que, principalmente en la siesta, acompañaron a cada uno de los partidos. Las pausas para que los jugadores se hidrataran fueron bien administradas por los árbitros. Y hasta las picardías de los alcanzapelotas fueron celebradas por todos, los que se veían favorecidos por ellas y los que no. Sucede que los segunditos de demora a propósito otorgaban un enorme alivio ante el intenso calor. Así que la “desaparición” momentánea de una que otra pelota vino bien.
Por más que la temperatura haya sido elevadísima, quedó claro que la sangre caliente es requisito indispensable para formar parte del torneo de Las Cañas. Los mismos compañeros de equipo lo hacían saber. “¡Qué se vaya si no quiere jugar!”, tiró la frase el capitán de uno de los equipos. El alarido tuvo bis y hasta eco por lo intenso que fue, pero al mismo tiempo resultó efectivo. La exigencia del capitán movilizó a su equipo que, luego de estar en desventaja, se llevó el triunfo.
Después de ese torbellino de fútbol y competencia, llegó la calma. El campo de juego, uno en el que todos se movieron con la misma agilidad, cambió. Los grupos se acomodaron en los coquetos espacios ambientados con mesas y sillas rústicas y se sumaron nuevos jugadores: el público empezó a jugar también. Refrescarse con alguna bebida y reponer fuerzas con comidas rápidas fueron las “acciones de juego”.
Incluso, los que fueron rivales tenaces, se convirtieron en colegas del disfrute. Hasta esos que por algún reclamo hacia el juez del partido generaron una escaramuza que fue controlada, estaban sentados a la par. Eso es lo que el torneo de Las Cañas genera: fútbol, competencia y camaradería.