Hay regalos que se acogen con más emoción que otros. Llegan en el momento justo, vienen de personas especiales y tienen una carga sentimental muy importante. Lo mismo sucede con los premios: en la vida laboral uno puede recibir muchos “mimos”, pero siempre habrá algunos que tendrán un sabor especial.
“Es, como dicen, una caricia al alma”, resume a LA GACETA la doctora en Física Elisa Colombo, que hoy suma un galardón más a su amplia trayectoria. Esta tarde, y en una ceremonia académica en el rectorado de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), será distinguida como Profesora Emérita de esa casa de estudios, la misma en la que ella se formó y en la que enseñó durante décadas.
Un poco de historia
No sólo es la primera doctora en el país en el campo de la luminotecnia. Además realizó estudios postodctorales en Inglaterra, fue docente titular en la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (Facet), es coautora de 77 artículos en revistas internacionales y nacionales, y presentó cerca de 300 trabajos en eventos alrededor del mundo.
Y eso no es todo: además, es investigadora principal del Conicet y fue la única mujer que dirigió el Centro Científico Tecnológico del Conicet NOA Sur; hoy se desempeña en la Subsecretaría de Federalización de la Ciencia del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. Y es tucumana.
Gran agradecimiento
“Estoy muy contenta, emocionada, y agradecida a toda la gente que me ha ayudado -reflexiona-; uno no piensa ni en premios ni en reconocimientos, estas son cosas que se van dando. Nunca soñé que iba a ser profesora emérita de la UNT; quienes son distinguidos siempre parecen personas impresionantes... pero, en fin, son como uno de nosotros, han trabajado toda su vida”.
Colombo considera que este premio no es sólo suyo. Recuerda con lujo de detalle a sus primeras maestras, a su familia, a sus profesores, a sus compañeros, a sus discípulos y a todos los que han pasado por su vida.
“Este es un premio que uno comparte con todas las personas que lo han acompañado; es un reconocimiento a todos ellos, que te han dado un poquito de sí para llegar a ser lo que sos”, aclara.
Un largo camino
Cuenta que en estos días estuvo haciendo cálculos y recordando su pasado... y se dio cuenta de que su relación con la UNT es de casi toda su vida.
“Prácticamente desde los 10 años, desde que entré al cuarto grado de la Escuela Sarmiento, que depende de la UNT. Ahí me dieron las herramientas de la educación formal. Aprendí autodisciplina; a trabajar en grupo; a dialogar con profesores; a tener ideas propias y a discutirlas en un marco de respeto. Aprendí Química, Física, Biología...”, narra y da, uno por uno, los nombres de sus profesores.
“Desde esa época, hasta ahora, y me da un poco de vergüenza decirlo, han pasado 60 años, y yo tengo 70 -dice-; ahí, en la UNT, hice mi carrera de Licenciatura en Física y el doctorado; sólo mi postdoctorado lo hice afuera. También completé mi formación en el Conicet, institución a la que le agradezco mucho”.
Nativa y por opción
“Lo importante de esto, y que creo que es valioso, es que yo elegí quedarme en Tucumán”, afirma entusiasmada.
“Aquí nací, estudié, crié mis hijos. Tucumán es mi lugar en el mundo... Tuve la oportunidad de tener esa escuela y la carrera en la UNT, en la que hicimos muchisimos planes nuevos, alternativas...”.
“Yo trabajé, hasta que me jubilé, en el área de Luminotecnia en la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (Facet), y esa era un área muy nueva, interdisciplinaria, con muchos desafíos, pero siempre con el apoyo de la UNT. Todo ese apoyo también agradezco. Agradezco que pudimos hacer honor al lema de la universidad. ‘Con los pies en la tierra pero con la mirada en el cielo’ -recita-; teníamos los pies acá, pero los ojos en nuevos desafíos de ciencia y tecnología”.
Y se esperanza en el futuro, al definir Tucumán como una provincia llena de vida y desafíos. “Tenemos muchas capacidades para salir adelante y mejorar lo que hay”, resume.
Cuestión de género
En la sociedad en la que vivimos, el trabajo de las mujeres suele ser minimizado, sin importar de qué rama o área hablemos. Esta clase de distinciones, entregadas a mujeres, que tanto han hecho por la ciencia, tiene un valor agregado.
“Creo que, en general, para todas las mujeres, cualquier cosa que hacemos tiene un esfuerzo doble y también un reconocimiento doble. Nosotras tenemos a nuestro cargo la atención de la casa, los cuidados de los abuelos.... Tenemos esa doble jornada invisible -subraya-; pero eso está cambiando, por suerte. Estamos superando esa dicotomía de que la casa es para las mujeres y el mundo de afuera es del varón”.
Por todo esto, se muestra contenta y agradecida (también) con que la UNT reconozca el trabajo de las mujeres, y asegura que eso -aunque tiene que seguir creciendo- no es nuevo.
“La UNT siempre ha tenido una mirada comprensiva con las mujeres, de entender las cosas que vivimos. De hecho, en la Facet y en el campus de agronomía han habido siempre dos o tres centros de atención a niños chiquitos, y eso nos ha ayudado bastante”, aclara.
A los que vienen
Deja un mensaje a los jóvenes: “hay que trabajar para que este país nos pueda cobijar a todos. Este es un país amigable, con todas las dificultades, y que se extraña cuando se está afuera; tenemos una cultura muy especial, una del trabajo en equipo, y eso se siente mucho cuando uno se va afuera. Por supuesto, también está muy irse afuera a perfeccionarse.”, considera.
Ejemplifica que la vida afuera y las investigaciones en Argentina pueden ser una alternativa para seguir aportando a la patria desde el exterior.
“Con el programa Raices -acrónimo de Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior- se ha permitido que grupos de tucumanos y argentinos en el exterior puedan colaborar con la ciencia argentina”, comenta.
Los aportes a la ciencia de personalidades ilustres como Colombo demuestran que las posibilidades son infinitas y que en Tucumán hay madera de sobra. Así lo expresó ella hace algunas semanas en una entrevista a LA GACETA: “Confío mucho en Tucumán y en Argentina. Vamos a salir adelante, con limitaciones, aunque tengamos errores, hay caminos para cambiar. Hay temas en los que los argentinos tenemos que estar muy unidos. Tenemos mucha capacidad, pero la palabra soberanía es fundamental. Tenemos científicos que se sientan a la misma mesa de las personas que deciden las políticas del mundo. En Tucumán entre otros tenemos a Olga Pintado, que es una eminencia. Lo importante es elegir cosas en las que estamos de acuerdo y no retroceder. Aprender de las enseñanzas que nos dejó la pandemia. Y seguir con políticas de educación inclusiva, continuidad, de proyección. Claro que podemos salir mejores. No tengo dudas.”.
La ceremonia académica
se hará hoy en el patio del Rectorado
En el patio del rectorado de la UNT (Ayacucho 491) se realizará esta tarde a las 19 la ceremonia para distinguir a Elisa Colombo como Profesora Emérita de la universidad. Se trata de un homenaje a su extensa carrera como docente e investigadora. A lo largo de varias décadas en la ciencia, la doctora en Física se dedicó a la enseñanza universitaria y a la dirección de tesis de maestrías y doctorados. Además, participó activamente en la gestión universitaria y promovió la vinculación entre unidades académicas, entre espacios de investigación y entre el sistema científico.