Por Marcelo Androetto, especial para LA GACETA.
¿Un buen o un mal resultado se llevó San Martín de Quilmes? Veinticuatro horas más tarde, se sabrá. En definitiva, se trata de un partido de 180 minutos, el 0-0 en el estadio Centenario se dimensionará de una u otra forma según terminen el domingo Tigre-Almirante Brown.
Por ahora, alcanza con constatar que en un reducto difícil y ante el tercero “en discordia”, el equipo de Pablo de Muner lo hizo más que bien: defendió con mucha personalidad y momentos de buen juego su liderazgo en la Zona A de la Primera Nacional.
Quedó un punto arriba del “Cervecero” y provisionalmente a igual distancia de “La Fragata”, y a tres unidades del “Matador”. Si Almirante no suma de a tres en Victoria, el “Santo” llegará a la última fecha dependiendo de sí mismo.
Quizá fue la suerte de campeón, ya se verá. Lo cierto es que el equipo tucumano “zafó” de quedar abajo en el arranque mismo de ambas etapas. Apenas pitó Silvio Trucco, Julián Barreto dilapidó por arriba un rebote que le había quedado franco.
Tras la vuelta del entretiempo, Ignacio Arce fue gigante para sacar al córner un remate de Mariano Barbieri que ya se gritaba por los hinchas locales que, con mucho cotillón, prácticamente coparon los sectores habilitados del estadio.
Entre ambas situaciones, las más claras de las que dispuso un “Cervecero” sin demasiada espuma, San Martín tuvo una aún más nítida: entre el arquero Rodrigo Saracho y el travesaño frustraron el festejo de Marcelo Estigarribia.
Fue cuando San Martín ya se había repuesto del sofocón inicial y tomado control del partido gracias a la movilidad de su cuarteto creativo. Ariel Chaves, Leandro Vella, Lucas Cano y Daniel González trajinaban aquí y allá, y cuando se hacían de la pelota hallaban caminos para asociarse y burlaban la marca de los anfitriones.
La clave, además, por entonces pasaba por las subidas de los laterales, en particular de Lucas Diarte, cada vez más jugador, más completo, más de primera división. Recibió la quinta amarilla, y será una baja sensible ante Tigre el lunes 15 (por igual motivo tampoco será de la partida Rodrigo Herrera).
En esa primera etapa (Hernán Pellerano salió por una molestia en el abductor e ingresó Juan Orellana, quien cumplió), al “Santo” solo le faltó encontrar el norte para generar más peligro. Buscó todo lo que pudo, y ya en el complemento por un buen lapso se plantó unos metros más atrás, probablemente a la espera de los huecos que dejaría la desesperación de Quilmes a medida que pasaras los minutos y el cero siguiera reluciendo en la chapa.
Eso sí, si el primer tiempo fue solo discreto, el segundo resultó directamente ordinario. Se metió mucho y se jugó poco. Al equipo de Facundo Sava pareció pesarle la responsabilidad de ganar para asaltar la punta en las postrimerías del certamen. No le encontró la vuelta. Le faltaron fútbol e imaginación.
Y San Martín, con los ingresos de Matías Ballini, Tino Costa, Emanuel Cuevas y José Luis Sinisterra, continuó transitando el camino de la inteligencia y se llevó algo que, en unos días, podría servirle, y de mucho.
En definitiva, el conjunto de “Tomate” dejó mejor imagen en lo colectivo y mostró por qué (por ahora) es hidalgo puntero.
Sobre la tardecita tucumana del domingo, tendremos noticias sobre si San Martín será autónomo e independiente para dar sus dos últimos pasos hacia la ansiada consagración.