Patricia Gómez (36 años) meditó unos segundos antes de responder cada pregunta. Su nombre quedó vinculado a uno de los casos más impactantes del año. La acusaron de haber colaborado con la fuga de su ex novio Roberto Rejas (por primera vez reconoció que rompió con él), el condenado por el femicidio de Milagros Avellaneda y de su hijo Benicio. “Creo que me usaron para que él se entregara. Esa es la idea que tuve desde el primer momento en el que me detuvieron. Esa es la única manera de entender de cómo fui a parar a una cárcel. El estado necesitaba limpiar su imagen y, a la vez, presionarlo a él”, señaló con voz firme en una entrevista con LA GACETA.
- ¿Piensa que su detención estuvo armada?
- Lógicamente necesitaban calmar a la opinión pública en general y a la familia de las víctimas en particular. El caso de Rejas fue muy sensible. Pero yo de ninguna manera tuve que ver con el fondo de ese tema tan grave.
- ¿Cómo se sintió luego de que la involucraron en el caso?
- Desprotegida en todo momento, avasallada en mis derechos, sin tener absolutamente nada que ver. Me puse a disposición de la justicia desde el primer momento, y sin embargo, toda la bronca y la impotencia cayó sobre mi espalda.
Gómez, profesora de educación física e instructora de zumba, no quiso hablar sobre su relación con Rejas, pero sí aprovechó la entrevista para aclarar algunas cuestiones sobre la figura del recapturado. “El Roberto Rejas que conocí no era violento ni manipulador. No es el Rejas que describe la sociedad”, apuntó.
- ¿Cree que él se aprovechó de usted?
- La verdad es que no creo que me haya usado por una sola razón: no tengo y nunca tuve los medios económicos para solventarlo. Fue una relación normal de pareja
- ¿Alguna vez le dijo que se fugaría si llegaba a ser condenado?
- Jamás me insinuó nada. En los ocho meses de relación siempre me dijo, al igual que su familia, que confiaba en la Justicia y que en el juicio se sabría la verdad. Nunca me habló de fugarse.
- ¿Tuvo contacto con la familia de él después de que la detuvieron?
- Después de los allanamientos que realizaron en mi casa dejamos de tener contacto. Sólo hablaba con mi abogado. Además, ellos no conocían donde vivían mis padres ni dónde quedaba mi casa.
- Se habló de que usted sabía más del caso por el que fue condenado Rejas…
- En realidad, esbozaron sin ningún tipo de decoro y responsabilidad, un manto de dudas sobre mi persona ante los medios y desinformando a la sociedad. Deslizaron que podría tener conocimiento del hecho ocurrido años atrás. Un caso, que la justicia ya investigó y en la que nunca se me involucró. Hasta se habló de un pacto de silencio.
- ¿Cómo se siente con todo eso?
- Que se están vulnerando todos mis derechos y el principio de inocencia. Dichos que provocan en mi persona daños colaterales, no solo en todo mi entorno más íntimo, sino en lo social, ya que trata de vincularme con cuestiones de fondo y relacionadas a la causa del propio Roberto Rejas. Les pido que centren sus esfuerzos en la causa y no hacia una mujer que actuó con el corazón y solo se dejó llevar por lo que sentía en su momento y pensó que era el correcto. Pensar y creer en alguien que no estaba condenado.
El caso de Gómez es extraño o por lo menos insólito. En menos de un mes, la docente protagonizó cinco audiencias con cinco jueces diferentes. El 5 de octubre, la jueza Fanny Suriani le dictó la preventiva por 84 días al entender que había colaborado con la fuga de Rejas. El 19 de ese mes, el magistrado Diego Lammoglia rechazó su sobreseimiento. Al día siguiente, el juez de impugnación Carlos Caramutti anuló la prisión preventiva que se le había dictado y dispuso que quedara en libertad dictándoles medidas de soltura. A las 24 horas siguiente, el magistrado Facundo Maggio aceptó la forma de la caución y así pudo culminar el trámite para quedar libre. Por último, el miércoles pasado, la jueza Juana Juárez ni siquiera trató el pedido que había hecho la acusada para que se le permitiera trabajar en escuelas que están fuera de Monteros, ciudad de la que no puede salir.
- ¿Cómo se enteró de la captura de Rejas?
- Por los comentarios que hacían las guardiacárceles. Después me lo confirmó mi abogado y luego lo vi en los medios.
- ¿Qué sintió en esos momentos?
- Sentí alivio, porque desde mi ignorancia pensé que se aclararía mi situación y me desvincularían para que pueda volver a mi casa, pero bueno no fue así. La causa siguió y no podía volver a casa.
- ¿Cómo fueron sus días de detención?
- Mis días de encierro estuvieron llenos de dolor, de angustia y de mucho miedo. Extrañaba a mi hijo de una manera inexplicable. A mi familia, a mis hermanos y a mis amigos. Pensaba en esos 84 días de prisión preventiva que me habían impuesto sin haber tenido nada que ver.
- ¿Qué pensaba cuando estaba encerrada?
- Que estaba en ese lugar injustamente. Al cuarto día ya había bajado cinco kilos. La tristeza me consumía. Jamás me imaginé terminar en una cárcel. Jamás tuve problemas con la Justicia.
- ¿Y cómo es su presente?
- Mi vida cambió en un 100%. Lógicamente que ahora le doy una importancia lo que es la libertad. Era una chica súper activa. Mi vida se trataba ir a la escuela, ir al gimnasio, ayudar a mi hijo con la escuela y acompañarlo en todas sus actividades.
El caso de Gómez tiene otras tres aristas. La primera, que en tiempo récord pasó de una comisaría al penal de mujeres de Banda del Río Salí. La otra, su pasado y presente estuvo en boca de todos en Monteros, su ciudad natal y donde actualmente reside. Y la última, las redes sociales se transformaron en una gran sala de juicio donde recibió la peor de las condenas: la social.
- ¿Cómo piensa rehacer su vida?
- Y ahora mi vida está en pausa. Estoy privada de ir a trabajar porque no puedo salir de Monteros, me bloquearon los sueldos. Salir a la calle me cuesta mucho porque fue tanta la saña con la que me trataron los medios y la maldad que hubo en las redes sociales contra mi persona. Sufrí mucho daño. Actualmente estoy con tratamiento psicológico y psiquiátrico.
- ¿Podrá recuperarse de esta situación?
- Todo es un proceso. No puedo salir a la calle porque me da miedo. Mi familia me colabora mucho con mi hijo porque son ellos los que lo llevan y traen del colegio y con sus actividades.
- ¿Qué fue lo primero que hizo cuando recuperó la libertad?
- Abrazar a mi hijo. Después a mi familia y a mi hermano que estaba con su familia. La sensación de volver a tocarlos fue inmensa. Estaba muy feliz.
- ¿Recibió muestras de apoyo después de haber sido detenida?
- Siempre sentí el apoyo de mis seres queridos. Nunca me soltaron la mano porque sabían que lo que estaban haciendo conmigo era una injusticia. Querer tapar lo que ellos dejaron que suceda y llevarme a la cárcel.
- ¿Puede caminar tranquila por Monteros?
- Mi vida en Monteros también está en pausa. Socialmente y de a poco estoy tratando de volver, pero después del daño que me hicieron es muy difícil volver a tu vida normal.
- ¿Cuál es su máximo deseo?
- Quiero volver a tener la vida que tenía antes. Disfrutar de mi hijo, de mi familia y de la gente que me quiere y que nunca me soltó la mano.