Fue él quien sacó el remate furifundo que le “quemó” las manos a Joaquín Papaleo y que permitió el toque de Lucas González para el agónico 2-1 sobre Temperley. Una guapeada suya le dio la chance a San Martín de encontrar el 2-0 en Mendoza contra Maipú. Y fue otra vez él, quien se tiró de cabeza para empujar, una bocha perdida, hacia dentro del arco de Agropecuario para destrabar un partido “chivo” y elevar al “Santo” a la cima.
Matías Ballini se transformó en una especie de talismán para San Martín. Pese a haber perdido su lugar en el equipo titular, hoy parece ser cambio cantado en cada juego; y saltando desde el banco le aportó muchas cosas positivas a su equipo. No reniega estar como suplente, por el contrario, pone toda su enorme voluntad al servicio del equipo. “Pienso que es importante sumar, independientemente del lugar en el que te toque estar”, dice con firmeza en diálogo con LG Deportiva.
“Bayo” no anda con vueltas. Lo mejor de su repertorio, tal vez, lo mostró en partidos en los que no le tocó jugar de movida. Pero él explica que el secreto fue no bajar los brazos nunca. “Los minutos en los que me toque entrar, voy a brindarme al máximo. Por respeto a los intereses de cada compañero, por mi forma de ser, por la gente y la institución a la que estoy representando”, jura dejando en claro que este tipo de partidos exigen un toque especial. “Son finales las que nos estamos jugando; y en las finales uno quiere jugar de lo que sea y yo lo haría hasta de arquero. Quiero mostrar que puedo sumar, que puedo ser útil en este tramo y es por eso que me mato en cada entrenamiento, y en los minutos en los que el entrenador me da la confianza”.
Que San Martín haya podido subirse a lo más alto de la zona A, luego de tanto remarla, Ballini considera que no es casualidad. Según su mirada, hubo mucho esfuerzo, un trabajo mancomunado y un hambre de gloria tan grande como el predio ubicado en Cebil Redondo. “Estamos en el lugar que hoy ocupamos porque lo buscamos. Este plantel trabajó mucho para llegar a esta situación y, lo más importante, es que como equipo siempre mantuvimos la idea de juego. De local o de visitante jugamos de igual manera y eso hizo que saquemos los puntos que nos permiten estar en el lugar en el que estamos”, asegura mirando hacia adelante, a lo que viene y a lo que pretende ser tan hermoso como difícil. “Vamos a jugar más finales y ahí no hay análisis, No existe el cansancio, ni el bajón; nada. En las finales está la batalla psicológica con el rival y la tenés que ganar. El que se impone en eso tiene una gran ventaja”, sentencia.
Quilmes aparece como un rival durísimo y uno de los pocos que pudo torcerle el brazo a este San Martín. “Es un equipo que está arriba porque hizo bien las cosas. Maneja muy bien las pelotas aéreas y las transiciones rápidas, debemos estar atentos a eso”, pide señalando el objetivo. “Queremos terminar primeros en la zona para jugar la final por el primer ascenso. Es a lo que apuntamos; ojalá podamos conseguirlo”, concluye el futbolista que, durante los últimos juegos, se calzó el rol protagónico en un San Martín con sueños de grandeza.
Todo listo para mañana
El plantel tiene previsto estar hoy Buenos Aires. La lista de convocados está integrada por: Arce y Carrizo (arqueros); Sansotre, Pellerano, Lopes, Diarte, Orellana y Abreliano (defensores), Vella, Herrera, Chaves, Daniel González, Costa, Cuevas, Ballini, Imbert y Sinisterra (volantes); Estigarribia, Cano y Lucas González (delanteros).
Cierre de los festejos
Ayer, por la mañana en el complejo “Natalio Mirkin”, se llevó a cabo una jornada deportiva de la que participaron las diferentes peñas oficiales que tiene el club. Al mediodía, disfrutaron de un almuerzo y con eso quedaron concluidos los festejos por el aniversario 112 de la institución.
Caruso le puso “pimienta” a la definición
En la recta final por los ascensos, Ricardo Caruso Lombardi apuntó todos sus cañones a Claudio Tapia. “Chiqui” está siendo cuestionado por los supuestos arbitrajes a favor de Barracas. Y el ex DT “Santo” subió la apuesta. “¿A quién quiere en una final? Con Quilmes no quiere jugar porque está Aníbal (Fernández); con Tigre tampoco porque está (Sergio) Massa; con San Martín menos por los quilombos que hubo y ahora que está (Juan) Manzur, tampoco. ¿Quién le queda? Almirante Brown; su amigo, porque a los otros no los va a poder dormir”, remató Caruso.
“A mí me llaman todos los técnicos, saben que los van a cagar, y no hablan porque tiene miedo. Hace un mes y medio los reunieron a todos los dirigentes, les hicieron dejar el celular en la puerta y les dijeron: ‘Muchachos, de los árbitros no hablen, el que habla queda afuera del sistema”, sentenció.