Día de los Fieles Difuntos: cremación, una tendencia que crece en Tucumán

Día de los Fieles Difuntos: cremación, una tendencia que crece en Tucumán

También en las grandes ciudades de nuestra provincia cada vez más gente opta por este modo de llegar al “polvo eres, en polvo te convertirás”. Decisión en la que se entrecruzan cuestiones culturales, religiosas y hasta de cuidado del hábitat.

Todos los 2 de noviembre, desde el siglo X, la Iglesia y sus integrantes conmemoran el Día de los Fieles Difuntos. Las costumbres y los rituales han ido cambiando en más de 1.000 años, pero quizá nunca tan rápido como ahora, de la mano de muchas variables, entre otras, la pandemia: los velatorios son cada vez más breves; la gente cada vez va menos a los cementerios (en las ciudades grandes, muchos están colapsando), y se abre camino cada vez más la cremación como ritual fúnebre.

“Es una tendencia mundial -asegura a LA GACETA Carlos Beverina, gerente de la empresa Flores-. En la Ciudad de Buenos Aires ya llega casi al 60 % de los casos y en el resto de las ciudades grandes (Córdoba, Rosario) se va acercando”. “En Tucumán más o menos están rondado el 25 %. Nuestras cifras nos muestran que en 2017 hacíamos cuatro cremaciones por mes; en 2021, llegamos a las 250”, agrega, y aventura una razón: “la gente, en especial en las ciudades grandes, ya no visita tanto los cementerios”.

Sebastián Robles, gerente del Cementerio San Agustín, coincide en general con Beverina: “la tendencia ha crecido en la capital y en Yerba Buena, entre el 20 y el 22%; pero nuestra experiencia en el interior (también tienen un cementerio parque en Bella Vista) es la opuesta: no se ha hecho ni un solo servicio de cremación”, informa y asegura que en eso pesan cuestiones culturales y religiosas. “Y no sólo entre los cristianos; también judíos y musulmanes”, añade.

“Es cierto que en este momento la tendencia parece ir hacia el lado de la cremación, pero al depender de cuestiones culturales, que implican rituales, duelos y cuestiones subjetivas, nadie sabe qué puede pasar en 10 años. Quizás algo que ni imaginemos”, reflexiona. “Pero lo cierto es que en el campo, hasta los velorios de dos días con asado siguen vigentes”, agrega.

Tanto el grupo Flores como el que gestiona el cementerio San Agustín ofrecen el servicio de cremación y el tradicional. En el primer caso, en un lugar propio, llamado Parque del Descanso (“a 30 km de la ciudad, en la ruta nacional 9, altura kilómetro 1.326, en Tapia”, informa Beverina), donde además de los hornos también funcionan salas velatorias y (no es un dato menor), varias opciones para la disposición de los restos, entre ellas, columbarios (pequeños nichos para cuatro o cinco urnas), cuyo uso se contrata por cinco años.

En el caso del San Agustín, el servicio implica traslado a Tapia o a Santiago del Estero, informa Robles, y destaca que las urnas pueden ser luego enterradas en el cementerio si la familia lo desea.

Quién toma la decisión

Una de las razones de que la cantidad de cremaciones vaya en aumento es un cambio en la postura de las generaciones nuevas.

“Las resistencias, además de las razones religiosas, tienen en general que ver con la edad. A los más mayores les cuesta un poco, pero las generaciones que tienen 40, 50, 60 años ya se lo plantean, incluso como una decisión que quieren dejar tomada y clara”, resalta Beverina

“Si vivir es -claramente- morir un poco cada día, nuestra muerte es también cosa nuestra. Yo, por caso, quiero ser parte del aire o volver, si fuera posible la metáfora al menos, en un árbol. Eso implica la cremación... Y, por cierto, como velorio, dejar pagado un gran asado bien regado, para quienes quieran ir a celebrar que llegué a la meta”, cuenta Javier Vázquez, y destaca la importancia de “no dejarles el muerto” a los demás.

“Si en vida nos esforzamos por no dejar deudas, o problemas mayores que los de la propia vida, debiéramos hacernos cargo de nuestra forma de salida de este mundo”, reflexiona y agrega: “los que se quedan vivos, en medio del dolor ante la muerte, deben enfrentar una serie de decisiones que en muchos casos son un dislate”.

La cuestión religiosa cristiana

En los principios del cristianismo, la cremación no era una posibilidad: los paganos utilizaban este método con sus muertos. Después hubo idas y vueltas y, aunque no fue de facto prohibida en sí y por sí misma, hubo durante mucho tiempo disputas respecto de si la cremación se consideraba una negación de la resurrección y/o de la vida después de la muerte.

Hoy, aunque sigue prefiriendo la inhumación tradicional o el sepultamiento del cuerpo, la Iglesia acepta la cremación. “El papa Francisco, en octubre de 2016, elaboró unos lineamientos al respecto”, destacó a LA GACETA el vicario general de la arquidiócesis de Tucumán, José Abuín.

El documento con los lineamientos, cuyo título es “Instrucción Ad resurgendum cum Christo acerca de la sepultura de los difuntos
y la conservación de las cenizas en caso de cremación”, fue redactado por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

“La Iglesia sigue prefiriendo la sepultura de los cuerpos, porque con ella se demuestra un mayor aprecio por los difuntos; sin embargo, la cremación no está prohibida, a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana”, destaca el texto.

Y continúa: “en ausencia de razones contrarias a la doctrina cristiana, la Iglesia, después de la celebración de las exequias, acompaña la cremación con especiales indicaciones litúrgicas y pastorales, teniendo un cuidado particular para evitar cualquier tipo de escándalo o indiferencia religiosa”

Sí rechaza (para sus fieles, claro), la dispersión de las cenizas y, salvo casos extremos, que se lleven al hogar. “Las cenizas del difunto, por regla general, deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente”, destaca el documento.

Otra cuestión no menor

“Sea cuál sea la opción, casi todos los caminos acarrean problemas para la Madre Tierra -resalta Vázquez- La cremación implica gran cantidad de energía aplicada a la reducción de los restos, y el tradicional entierro, el uso de grandes extensiones de tierra que podrían aplicarse a otras cosas, además de mayores tareas de mantenimiento, aunque suponga para los deudos tener un lugar donde visitar a sus muertos. Más pronto que tarde debemos repensar cómo honramos su memoria en relación con el lugar que ocupan luego sus restos, y con la energía (la humana y la física) que aplicamos a cremarlos o a sostener parcelas, nichos o mausoleos”. “Como dije, prefiero que nadie gaste, luego de mi muerte, más energía que la que le ocupe un poco el llanto (si acaso me lloran) y otro tanto el disfrute de una velada de despedida; y que si me visitan, visiten un árbol -se prepara desde ya-. Si se ha gastado mucha energía en quemar mis restos, que al menos devuelva un poco del oxígeno consumido”.

Servicios de hoy

Los cementerios, la salud, la basura y los colectivos  

- Los cementerios del Norte (avenida Juan B. Justo y México), del Oeste (Asunción 150) y Jardín (Eduardo Wilde al 300) abrirán en horario corrido, de 8 a 18;  el San Agustín, en Yerba Buena, hasta las 19.

- La Dirección de Salud municipal atenderá emergencias médicas, odontológicas y de enfermería las 24 horas en el CA N° 2 (Marina Alfajor 1.449). En caso de urgencias, comunicarse al 4298818 o al 4510072.  

- El servicio de recolección de residuos se prestará normalmente y, según informó Jorge Berreta, de AETAT, los servicios cuyos recorridos los lleven cerca de la zona de los cementerios se reforzarán y llegarán hasta las necrópolis.

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