Llevaban mangas largas en días de mucho calor. O se llenaban de pulseras. Algo no está bien, pensó la profesora de gimnasia. Después de una charla con sus dos alumnas de 13 años y sus padres, descubrieron lo que estaba pasando: se habían hecho tajos superficiales en los brazos.
No era la primera vez. También se habían lastimado los muslos. El hecho -que se trató en un consultorio de Salud Mental- no es aislado. Es algo que están viendo desde hace unos años con más frecuencia los psicólogos y psiquiatras, y que se incrementó durante el aislamiento: los cortes se convirtieron en un método de descarga para muchos adolescentes.
“Es un pedido de ayuda, de socorro”, señala Irma Thomas, referente del programa provincial de prevención y abordaje de conductas de riesgo de la Dirección de Salud Mental y Adicciones del Siprosa.
Con esta conducta riesgosa, conocida como cutting, lo que buscan es liberar emociones intensas. Cuando la angustia y el dolor psíquico son tan fuertes, el dolor físico, más concreto e intencionalmente provocado, es usado como un pedido de auxilio. En muchos casos no está relacionado con el suicidio, pero es peligroso de todas formas, señalan los expertos.
En el sistema de salud, cuando llegan este tipo de consultas se las agrupa dentro de las que se conocen como “tentativa de suicidio”. En el primer trimestre de este año se registraron cinco por día. En total hubo 493 consultas de este tipo, la gran mayoría fueron en consultorios externos (76%), mientras que en las guardias de urgencias se atendieron el 24%.
En el año de la cuarentena por covid-19 hubo un aumento significativo de casos. Por eso, si se comparan las cifras de 2021 con las de 2020, este año hay una baja del 21% en las asistencias por tentativas de suicidios. Pero si uno ve más atrás, las estadísticas muestran que se multiplicaron por cuatro las consultas desde 2001 (en 12 meses se atendieron 516 casos, casi lo mismo que ahora en tres meses).
Asociadas con cuadros de depresión, ansiedad, trastornos de la alimentación, entre otros, las autolesiones aparecen a edades cada vez más tempranas. “Hubo una baja en la edad de consulta. A los 12 o 13 años ya hay chicos que se lastiman”, especifica Thomas.
También aclara que no se debe buscar un motivo específico para entender por qué un joven se lesiona. “Siempre es un cúmulo de cosas; nunca hay una sola explicación: cuestiones como el bullying, los problemas familiares, con los amigos, con un novio o novia. Muchas cosas se van sumando. Lo que es necesario evaluar es qué está pasando, por qué no están pudiendo poner en palabras lo que les pasa y tienen que recurrir a una herida”, señala Thomas.
Alivio temporal
No es fácil entender por qué lo hacen. El cutting a muchos les produce una alivio temporal en su crisis de angustia.
El psicólogo Lucas Haurigot Posse define las autolesiones como prácticas que llevan adelante con frecuencia los adolescentes y jóvenes, y que consiste en cortes o lesiones punzantes en el propio cuerpo.
“Es una práctica bastante recurrente y producida varias veces por la misma persona en momentos determinados y se agudiza cuando tienen mucha angustia”, describe.
¿Existen unas señales para que los padres detecten este problema en sus hijos?, le consultamos a Haurigot Posse. Estos son, según el profesional, los signos de alarma: cambios bruscos en el estado de ánimo y en las relaciones con otros miembros de la familia, pérdida de interés en las actividades que llevaba a cabo el adolescente y falta de motivación en los estudios u otros intereses que tenía.
Cuando ya efectivamente existe la autolesión, estas son las señales: cicatrices no muy profundas en muñecas o piernas, lesiones punzantes (tijeras o cuchillos) en los muslos, uso de ropa que tape las áreas de autolesiones (por ejemplo, remeras mangas largas en días de mucho calor) y aparición de elementos cortantes en sus habitaciones o baños.
¿Qué hacer?
¿Qué hacer cuando uno se da cuenta que un hijo se autolesionó? ¿Conviene retarlos?
El primer consejo que da Irma Thomas a los padres es no retar a su hijo si descubren que se autolesionó. Ni enojarse con él o ella. En el fondo, lo hace porque está sufriendo mucho. Lo mejor, sostiene, es buscar ayuda profesional.
Coincide con ella, Haurigot Posse: “cuando un padre o madre se da cuenta de que su hijo esta autolesionándose debe actuar entendiendo, en la medida de lo posible, que ese hijo está viviendo y experimentando una situación que no puede manejar, que lo angustia y de la cual quiere, con la mayor celeridad posible, terminar”,
“El “corte” representa que la persona necesita terminar o cortar con esa angustia que le invade el pecho, que no lo deja estar tranquilo y que nubla su cabeza. El corte actúa muchas veces, aunque nos cueste entender, como “satisfactorio” para terminar con esa angustia. Es común escuchar a los jóvenes decir que mientras se cortan va apareciendo al tranquilidad. El problema es que esta forma de afrontar el sufrimiento se vuelve muy peligrosa y repetitiva”, advierte el especialista.
Hay que mostrarles preocupación, pero no desde la represalia, sino desde la comprensión, con la idea de que “hay algo ahí que no están pudiendo manejar” y que necesitan de los padres una mirada de contención y de escucha, sugiere. “Si optamos pos castigarlos, esto provocará en el adolescente la sensación de que no se los entiende, se minimiza su sufrimiento y de que no tienen referente dónde apoyarse, lo que lleva a incrementar la angustia y a sentirse extremadamente vulnerables”, explica.
La autolesión, aclara el psicólogo, es un síntoma, una conducta que muestra que algo esta viviendo esa persona que no puede superar o afrontar. “Muchas veces estas prácticas son recurrentes y provienen de imitación de conductas de otros amigos o amigas que contaron esta forma de actuar, lo que vuelve a este comportamiento algo naturalizado en ciertas franjas etarias”, apuntó. Los psicólogos la denominan “conducta de riesgo”. Aunque Haurigot Posse hace aquí una aclaración: “se deben abordar lo antes posible para prevenir futuras prácticas mucho más graves para la integridad física. El adolescente o joven que se autolesiona no busca suicidarse o provocarse la muerte con estos cortes. Lo que se busca es “cortar” con ese sufrimiento agobiante que posee”, concluyó.
Consejos
¿cómo ayudar a gestionar la frustración y la ira?
El psicólogo Lucas Haurigot Posse recomienda: “debemos ayudar a nuestros hijos a que aprendan a reconocer cuando están tristes, enojados, felices o con miedo, y puedan expresarlo ante un referente que tenga la disponibilidad de escucharlos”.
Según el experto, muchas veces los adultos minimizamos los sufrimientos de nuestros hijos diciendo: “cómo puede pasarla mal un chico o una chica de 15 años, si no tiene otra responsabilidad que estudiar”. “Con esa postura tiramos abajo toda oportunidad de escuchar y de contener a nuestro hijo, que está viviendo momentos de mucha angustia por cuestiones personales, familiares o sociales”, resalta.
Y añade: “enseñar a gestionar lo que siento debe ser prioritario en cada familia para que podamos entendernos y conocernos más. Y con estos elementos ir solucionando las cosas con nuestras potencialidades y posibilidades”.
Para la licenciada Irma Thomas, una buena forma de prevenir las autolesiones es hablar de estos temas con los hijos. Y hacerlo cuando antes. “Estar atentos a lo que ellos sienten es muy importante. Preguntarles y chequear sus estados en las redes sociales ayuda. Se salvaron muchas vidas gracias a esto. Hacerlo de forma responsable, sin invadir su privacidad. Y hay que aconsejarlos y siempre acompañarlos. Entender, por ejemplo, que en estos momentos pueden no estar pasándola bien. Los jóvenes se vieron muy afectaos por el aislamiento (hay un debilitamiento psíquico) y es probable que también les esté costando la vuelta a la nueva normalidad. Los adultos muchas veces estamos en nuestras actividades y perdemos de vista que ellos pueden estar sufriendo. Tenemos que enseñarles que hay momentos buenos y malos, pero ayudarlos a encontrar una solución a sus problemas. Si desaprobaron, por ejemplo, decirles que los vamos a ayudar y que va a salir adelante”, propone.
La profesional está segura de que en los próximos meses aumentarán todas las consultas en general relacionadas la salud mental. Ante esto, hay un proyecto para tener una línea 0800 de ayuda para quienes necesiten contención psicológica.
Estar atentos
¿Cómo identificar a un adolescente con un problema de salud mental?
El insomnio o la hipersomnia (somnolencia excesiva) pueden ser indicadores. También aparecen cambios en el estilo de la alimentación: o comen demasiado o anulan los alimentos. La irritabilidad, la agresividad, la abulia y el tono contestatario podrían ser otras señales. Asimismo se observa que prefieren aislarse, pese a que en la niñez y en la adolescencia a los chicos les gusta jugar y sociabilizar. En estos casos, siempre es bueno pedir la ayuda de un profesional.
Donde pedir ayuda:
- Llamando al 0800-4444-999