¿Sabías que la mitad de los chicos compra alimentos poco saludables tras ver sus publicidades? El dato surge de una investigación realizada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, más conocido como Unicef, sobre la exposición de niños, niñas y adolescentes de la Argentina al marketing digital de alimentos. El informe se divulgó semanas atrás, mientras la Cámara de Diputados debatía el proyecto de Ley de Etiquetado Frontal de Advertencia (EFA), que finalmente se aprobó anoche.
"El incremento en los niveles de obesidad se debe fundamentalmente a cambios en el patrón alimentario de la población, que ha pasado de consumir alimentos naturales y comidas caseras a desplazarlos por productos procesados y ultraprocesados".
Según el estudio, nuestro país se ubica en el primer puesto de la región en sobrepeso en menores de cinco años. "La prevención de la obesidad en la infancia es crucial porque es la etapa en donde se construyen los hábitos que continúan en la edad adulta", se lee en el documento de Unicef, que ha hecho sentir su postura durante los debates parlamentarios, exigiendo medidas para fortalecer el derecho a la alimentación saludable.
El promedio de edad en que los niños y niñas adquieren su primer dispositivo con acceso a internet en el país es a los nueve años. Desde entonces, observan publicidades en sus redes preferidas, YouTube, Instagram y Tik Tok, de acuerdo al relevamiento. "El incremento en los niveles de obesidad se debe fundamentalmente a cambios en el patrón alimentario de la población, que ha pasado de consumir alimentos naturales y comidas caseras a desplazarlos por productos procesados y ultraprocesados", ha declarado Fernando Zingman, especialista en Salud de Unicef Argentina.
Ante este panorama y tras el debate en el Congreso, ¿qué cambios empezaríamos a ver en la góndola del supermercado? En primer lugar, el EFA exige la obligatoriedad de rotular -de forma clara y explícita- los alimentos y bebidas para consumo humano, informando acerca de nutrientes críticos y guiando al consumidor hacia opciones de compras más saludables. Segundo, esa etiqueta deberá estar ubicada en el frente del producto y su tamaño no puede ser menor al 5 % del tamaño del envase. Tercero, en el caso de los edulcorantes, el envase debe contener una leyenda que advierta visiblemente que no es recomendable su consumo en niños. Cuarto, el texto exceptúa de la colocación de la etiqueta al azúcar común, sal de mesa, aceites vegetales y frutos secos. Y quinto y último, se exige también el cumplimiento de los valores máximos de azúcares, grasas saturadas, grasas totales y sodio. Esos serían los puntos principales.
En la práctica, con los sellos octogonales negros se lograría advertencias muy evidentes, algo así como: “ojo, esto tiene mucha azúcar”. En el caso de un alfajor no sería novedad (lo sabemos). Pero tal vez sí nos abra los ojos con la cantidad de azúcar oculta que tienen otros productos que a primera vista creíamos del lado del bien, advirtió la cocina Narda Lepes en un artículo suyo en el diario La Nación.
Además, no vamos a ver más dibujos, personajes, superhéroes o jugadores de fútbol en productos con sellos. Algo que Disney implementa desde hace muchos años; si algo tiene más de x cantidad de azúcar, grasas saturadas o sodio, no aprueba las licencias de sus personajes para promocionar ese determinado alimento. En definitiva, lo que hará la ley es brindar información directa y clara en un etiquetado frontal.