“El deseo es siempre un tercero en una pareja”

“El deseo es siempre un tercero en una pareja”

Redes sociales, televisión, radio... Nadie quiere perderse nada de la novela entre Wanda Nara y Mauro Icardi. Lo tiene todo: amor, traición, disculpas, mentiras, amantes. Pero, ¿qué dice este evento sobre nuestra sociedad?. “En nuestro inconsciente siguen funcionando los roles de la sociedad del pasado, del patriarcado”, resume el psicólogo Luciano Luterau.

¿SEPARADOS?. En las últimas horas trascendió que Wanda Nara habría bloqueado a Mauro Icardi en Instagram, confirmando su ruptura.

El país estuvo pendiente de la mediática Wanda Nara quien acusó a la actriz “China” Suárez de haber finalizado con su matrimonio con el futbolista Mauro Icardi. ¿Qué nos dice este evento sobre nuestra sociedad? El psicólogo Luciano Luterau y otros especialistas lo analizan.

Lo que parecía una noticia más del mundo de la farándula, terminó conquistando a los lectores a través de los titulares de los medios de comunicación de todo el país. Todo esto sin mencionar los cientos de posteos y memes que generó la supuesta separación entre la mediática Wanda Nara y el futbolista Mauro Icardi, quienes están casados desde 2014 y tienen dos hijas en común. Las noticias sobre ellos dispararon las métricas y ratings de los medios argentinos.

No sucedió nada nuevo, nada que no hayamos escuchado o leído antes de una pareja famosa, del “jet set” local y un poco internacional también. ¿Fue quizás la falsa cercanía que generan las redes sociales -que nos hacen sentir más protagonistas- de este “culebrón patrio”, como denominaron algunas especialistas en género? Lejos estamos de saber qué sucedió, solo fuimos espectadores de una serie de posteos en redes sociales, fogoneados por programas de chimentos que dicen tener “la posta” sobre el tema. Mauro Icardi le pidió el teléfono a su esposa Wanda Nara para leer sus mensajes. Ella hizo lo mismo y descubrió que intercambiaba mensajes con la actriz Eugenia “la China” Suárez, quién se había separado recientemente de otro actor, Benjamín Vicuña. Enojada, Wanda tomó un avión a Milán con las dos hijas de ambos y él fue a buscarla, para reconciliarse. De ahí en más fueron muchos mensajes que cruzaron la web y que sostuvieron casi una semana de titulares en los medios de todo el país. ¿Por qué se habló tanto sobre la situación?

“Otra familia que te cargaste por zorra”, publicó Wanda en sus stories de Instagram (@wanda_icardi en donde la siguen 9.500.000 seguidores), dejó de seguir a su esposo en esta red social y generó una cadena de rumores y especulaciones que terminó con un posible nombre responsable de la ruptura: Eugenia “La China” Suárez. Días después Mauro publicó varios posteos buscando la reconciliación, mientras la China hacía su descargo - respaldada por su ex pareja quien también habló al respecto- sobre la situación. Todos hicieron su descargo, pero a través de las redes. “¿No es tomárselo demasiado en serio? Wanda factura con este quilombo y nosotres abordándolo como si fuese la Crisis de los Misiles”, escribe una seguidora en redes junto a un emoji riendo. Mientras todos observamos esta novela, Nara lanzó a la venta un kit de maquillaje bajo el nombre “Wonder Wanda”.

¿Dejó algo para el análisis este “culebrón”? ¡Sí! Un tendal de especulaciones pero, principalmente, una cantidad de prejuicios y estereotipos en una situación que se repite eternamente cuando se irrumpe entre una pareja casada, consolidada y que practica la monogamia.

“La pareja es un vínculo entre otros que puede tener diferentes tipos de apoyo: un proyecto común o cierta orientación al futuro o el amor. Sí es claro que hay un concepto importante: la pareja viene de par e interroga el modo en cómo se unen dos y un concepto importante es que el deseo siempre es un tercero en la pareja. Incluso cuándo dos personas desean lo mismo, no lo desean de la misma forma. Siempre en una pareja está una persona, la otra y el deseo. El deseo es el tercero. Si lleváramos esto a una cuestión extrema, diríamos que el deseo es infiel quizás por definición”, explica el psicólogo Luciano Luterau en diálogo con LA GACETA. “Hasta hace un tiempo cuando la matriz cultural de pareja era el matrimonio, había roles simbólicos fuertes que aseguraban, por decirlo así, cierto blindaje de la pareja con respecto de esta inestabilidad que produce el deseo. Ser marido o esposa distribuía un circuito de roles oficiales y, luego los otros de amantes. Cuando había alguna situación de deseo por fuera de la pareja, se hacía valer el rol simbólico como una instancia de asegurar ese lugar y se pedían explicaciones. De hecho es lo que hizo Wanda, ella hizo uso explícito de su lugar de esposa”.

Según el psicólogo, nuestra sociedad plantea conscientemente haber ido más allá de ciertos ideales de épocas. “Hoy se habla de abrir relaciones pero, en nuestro inconsciente, siguen funcionando los roles de la sociedad del pasado, del patriarcado. Creo que de ahí viene el interés por este suceso. Lo que estuvimos observando es la vida de una familia, en donde proyectamos muchas fantasías”.

En un contexto cultural que desagrega los roles de la esposa, la infidelidad cobró otro valor y ya no está basada en la consumación del acto”. “Aparentemente no hubo un encuentro entre Mauro y la “China”. La infidelidad muestra que nadie tiene su lugar asegurado respecto del otro y a la inseguridad se le suma el plus de que el otro te deje a que en cualquier momento y te convierta en un objeto descartado o desechado. Por eso en el contexto actual amplificamos la infidelidad y se considera un like o un diálogo por chat, una infidelidad, incluso cuando todo eso, en otros contextos, estaba ‘habilitado’. Nos volvimos esta paradoja: nuestra sociedad, desde lo consiente, es mucho más liberal, abierta y milita las relaciones libres pero se volvió más espía, controladora, temerosa. Es una paradoja”.

El autor de “El fin de la masculinidad” (Ed. Paidós 2020) insiste en que la infidelidad se vive desde el punto de vista moral, para quienes están dentro de la pareja. “De afuera, como espectadores, podemos tener una distancia en donde se pueden entender los matices pero para quienes están dentro de la pareja, la infidelidad es una sola y es ‘el otro me traicionó’”. Lo que más importa, indica Luterau, es pensar si podemos corrernos de ese lugar de espectadores infantiles y tener una posición más constructiva sobre esta situación.

Raros conceptos viejos

La situación familiar de los Icardi trajo, algunos conceptos que no contribuyen a generar igualdad entre hombre y mujeres. Dicho de otra manera, atrasan. En su intento de defensa por las agresiones que recibía, la “China” Suárez sugirió que el hombre, protagonista de esta situación era “intocable”. “Tradicionalmente los hombres rompían la monogamia siendo infieles y eran unos genios, unos playboys, nunca se los cuestionó y siempre quedaban impolutos, no se cuestiona por nada”, explicó la periodista y escritora Luciana Peker en LG Play. “En cambio, las mujeres siempre son cuestionadas. Pampita es la loca que gritó en el motorhome, la China porque es una ‘robamaridos’, zorra, porque le gusta el sexo. No creo que haya culpa, hay responsabilidades por parte de quienes están dentro de una pareja como Icardi y eso no lo estamos cuestionando”.  La situación, dice la escritora, tiene que interpelarnos a todos y, especialmente a las mujeres que confrontan entre ellas. “Las mujeres y varones tenemos que aprender de esto para mejorar, no herir a otras. Son muy altos los prejuicios que se generaron con todo esto”.

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