Aquellas tardes de merienda al aire libre en las que los niños correteaban alrededor de sus icónicas flores habían quedado en el olvido. Las nuevas generaciones sólo conocen las ruinas de la emblemática construcción, e imaginan (gracias a los recuerdos de la abuela) cómo habrá sido la época de oro de la Primera Confitería. Pero, en un año, podrán visitarla tal y como era en sus inicios.
Sucede que ayer el Ente Tucumán Turismo firmó una concesión a la empresa Hotel Bicentenario S.A para la puesta en valor de la construcción. “La idea es hacer una reconversión de este lugar. Inaugurado en 1938, tuvo distintos cambios de propietarios y concesiones en corto tiempo hasta la última vez. En los ‘90 se hizo una clausura total de la obra por el deterioro edilicio -explicó Sebastián Giobellina, presidente del Ente Tucumán Turismo-; en ese estado muy pocos inversores quieren operar o trabajar con este lugar. Por eso celebramos tener una propuesta de tomar este emblema tucumano, y caro a la memoria de todos los tucumanos, y renovarlo. Muchas generaciones pasaron por aquí y quieren verlo de nuevo brillando”.
Al fin se renovará
La confitería cerró en diciembre de 1995 con la esperanza de ser abierta por el estado semanas más tarde. Pero eso nunca sucedió. Con el pasar de los meses, visitantes casuales coparon las instalaciones y, a pesar de las decenas de oportunidades en las que se anunciaron nuevas licitaciones, nunca volvió a abrir sus puertas.
Poco a poco, se volvió parte del ecosistema, a ojos de los visitantes, que ya lo reconocen como parte del paisaje, y para la naturaleza, que recuperó rápidamente el espacio que el bar había ocupado.
“Todo surgió en el seno de la familia; todos coincidieron en que tenían muchos recuerdos de la confitería. Por eso queremos devolverles a los tucumanos esta historia que tuvieron y, a los que no, la posibilidad de vivirla”, aseguró Carolina Vanni, vocera de la empresa familiar a cargo de la obra.
¿Cómo se hará?
La obra constará de diferentes etapas, según consignó y solicitó la Dirección de Patrimonio. “Se trabajarán en tres grandes áreas: una roja (el casco histórico), en la que hay que respetar arquitectónicamente todo lo construido en su momento, es decir, un chalet californiano del año 1938; una sección amarilla, en la que se podrán hacer cambios con consulta previa; y una zona verde (dónde se encontraba la piscina, que fue añadida recién en la década de los ‘70 en la que se construirá un estacionamiento”, resumió Giobellina.
“Ya se están haciendo trabajos de limpieza y apuntalamiento para proteger la obra -indicó Vanni-; y va a haber otros trabajos secundarios, como el de la sala al costado de la ruta, que será utilizada como salón de eventos y conferencias”.
Agregó que se empezará muy pronto a trabajar en el techado del edificio, antes de que comiencen las tormentas de verano. “El requisito de Patrimonio es que el techo vuelva a ser de madera y tejas -aclara-; y hemos trabajado mucho también para conseguir las piezas de los pisos originales”. La idea es que la Primera Confitería vuelva a ser tal y como fue en sus mejores años, pero aggiornada al siglo XXI.
La obra tendrá una inversión de 60 millones de pesos y el plazo de realización es un año. Una vez finalizada la puesta en valor, en la confitería funcionará durante el día una casa de té, y por la noche, un restaurante.
Las obras, además, significan la creación de nuevos puestos de trabajo.