Hace 13 días, Roberto Carlos Rejas llegó a un camping de Coronel Moldes -municipio ubicado a 62 kilómetros de la ciudad de Salta- para continuar su plan de fuga que se inició el 27 de septiembre cuando se evadió del cuartel de la Dirección General de Bomberos. El condenado por el femicidio de Milagros Avellaneda y el crimen de su hijo Benicio, llegó a ese lugar con otras tres personas que después de pasar una noche, pagaron y se retiraron dejándolo solo.
Desde su llegada, Rejas ocultó su verdadera identidad y ante los propietarios del lugar donde se refugió se presentó como “Leo”, un joven oriundo de El Carmen (Jujuy) y estudiante de Fisioterapia. Además, él siempre usaba barbijo, con la excusa de protegerse de la Covid-19.
“Cuando esta gente llegó dijo que el joven se iba a quedar unos días porque quería concentrarse para estudiar y pagaron en efectivo. Después depositaron más plata por unos días más”, relató una de las personas allegadas a la investigación que permitió la detención del prófugo.
En nuestra provincia ya están tras los pasos de esas personas que colaboraron con su evasión. Si es cierto que realizaron transferencias bancarias, será mucho más sencillo ubicarlos y probar que colaboraron con el evadido. Ya se encuentra detenida su novia, Patricia Gómez.
Confianza
Con el correr de los días, Rejas fue ganándose la confianza de los propietarios y aprovechándose de eso les propuso que le permitan trabajar en el lugar a cambio de una retribución por jornada. “Nos dio una mano durante el fin de semana largo porque había movimiento de turistas y estuvo conmigo en el tractor llevando y trayendo lanchas”, le contó Guillermo Verchán, hijo del propietario del camping, a LA GACETA.
Denunciado
Rejas no tuvo en cuenta que su rostro iba a ser difundido en diferentes provincias. Y un salteño fue el que lo reconoció y denunció su presencia en el lugar.
Justamente, cuando la policía irrumpió en el camping ubicado sobre la costa del dique Cabra Corral, el prófugo estaba lavando una de las lanchas que cuidan en el lugar. “No opuso resistencia y cuando lo redujeron pidió perdón y dijo que lo hizo por una cuestión de supervivencia”, detalló un testigo.
Los policías que lo escoltaron dijeron que se había dejado la barba candado para cambiar su aspecto. Cuando lo redujeron, el ex guardiacárcel sólo atinó a tomar una medalla, mirar al cielo y rezar. “Tampoco se mostró sorprendido”, indicó la fuente.
A raíz de lo sucedido, la familia dueña del establecimiento turístico aseguró que todo esto los tomó por sorpresa. “Por la Policía nos enteramos de por qué lo detenían, no lo pude creer”, enfatizó Verchán.
Un paraíso
El Saladillo es un paraje dependiente del municipio Coronel Moldes (Salta). A este lugar se accede por un camino vecinal, de ripio, que se desprende de la ruta provincial N°68 y se caracteriza por la presencia de campings destinados a las actividades náuticas y recreativas que pueden realizarse sobre las aguas del embalse General Manuel Belgrano (más conocido como dique Cabra Corral).
‘Finca Mi Tata’, el lugar hasta donde Rejas llegó para refugiarse, está ubicado a unos seis kilómetros del empalme con la ruta provincial y se caracteriza por estar enclavado en una de las bahías del espejo de agua.
En los últimos años, esta área árida y pedregosa fue elegida para la edificación de numerosas casas de fin de semana. Incluso, el paraje es una de las zonas de la provincia más elegidas por los amantes de la pesca. En la mayoría de los campings de la zona se guardan lanchas y catamaranes que noche tras noche llevan pescadores a distintos puntos del dique.