La fuga estaba anunciada: demasiados errores, demasiado fácil. Aunque hoy Roberto Rejas haya sido recapturado en Salta, lo que pasó en el Cuartel de Bomberos no puede volver a suceder y es por eso que es necesario repasar cuáles fueron esos errores y cuáles los eslabones débiles que permitieron que un hombre condenado por el femicidio de Milagros Avellaneda y el crimen de su hijo Benicio se escapara con tanta facilidad.
Los responsables de la guardia de Tribunales advirtieron que en el documento no se había consignado quién debía ser responsable del traslado y que nadie de Homicidios lo buscaría porque no tenía ninguna orden al respecto. La agente Olga Mamaní puso en conocimiento al personal de la Sala y le pidieron que se comunicara con la secretaria María Victoria Pasteris, que no le atendió el teléfono.
El jefe de Bomberos, Martín Carlos Aguilar Moreno, se movió rápido. Primero informó que no contaba con móviles para hacer el traslado. El problema se solucionó cuando un efectivo de la guardia de Tribunales lo llevó en su auto particular.
Aguilar Moreno, según declaró ante Gallo, después del ingreso de Rejas al cuartel, intentó hablar con los funcionarios para advertirles que el lugar no tenía las condiciones para alojarlo. (Se informa por separado). Según sus dichos, sólo pudo comunicarse con el secretario Gonzalo Ascárate.
“Él me pidió que le hiciera el gran favor de que quedara allí una noche nada más. Que al día siguiente él se comunicaría con el personal de Homicidios para que lo llevaran al Cerede (lugar donde los reos hacen la cuarentena antes de ingresar al penal). Pero de ahí nunca más tuvimos contacto con personal de la Sala sobre este tema”, declaró en la fiscalía de Gallo.
Otra falla
Una versión señala que los responsables de no haber trasladado a Rejas se confundieron de condenado; es decir, intentaron trasladar a otra persona al penal de Villa Urquiza.
Sin embargo, voceros de la fuerza desmintieron esa versión. Explicaron que el 23 de septiembre iniciaron los trámites para llevar a Villa Urquiza a ambos penados y ese mismo día en el penal les informaron que no tenían cupo para recibirlos. Habrían transmitido la novedad a la funcionaria judicial vía WhatsApp. Al parecer, Pasteris se dio cuenta de que había recibido la información después de que se produjera la fuga de Rejas.
La jueza Arce tomó una iniciativa para deslindar responsabilidades. Convocó a todas las partes para que expresaran su punto de vista sobre lo que había sucedido. Se labraron actas de cada uno de esos encuentros, que fueron constatados por Pasteris, una de las empleadas que aparece cuestionada en estas fallas.
En esas audiencias, entre otras cosas, se había confirmado la advertencia del jefe de Bomberos de que Ascárate nunca había informado de la situación a sus superiores y que Pasteris no estaba al tanto de lo realizado por personal de Homicidios.
Más denuncias
El abogado Gustavo Morales amplió su denuncia en la Corte en contra del personal de la sala que condenó a Rejas. Ya había denunciado a Ascárate por haber enviado mensajes a la imputada y luego absuelta Estefanía Ávila y a la detenida Patricia Gómez, novia de Rejas. El profesional dijo que esos mensajes fueron enviados durante y después de las audiencias y, además de solicitar que sea separado del cargo (sanción que ya había sido tomada por los jueces), pidió que fuera investigado para determinar si de alguna manera no terminó colaborando con la fuga del condenado.
Pero el lunes amplió la presentación judicial. En el escrito, donde también se ofrece a declarar como testigo en la fiscalía de Gallo, dice que el viernes 1 de octubre, es decir nueve días después de la fuga, Ascárate convocó al jefe de Bomberos para que ratificara lo que había declarado y labró un acta sobre ese acto.
“Se deja aclarado que el Sr. Jefe de Bomberos no manifestó al Dr. Ascárate las carencias en materia de infraestructura y seguridad que padece el cuartel de Bomberos. Es decir que el Dr. Ascárate desconoció en todo momento que el edificio no contaba con cárceles, arrestos, calabozos o similar, y tampoco que no contaba con el personal de seguridad para la custodia del condenado”, se lee en el acta firmada.
En otro párrafo se dejó constancia de lo siguiente: “se deja aclarado que el Dr. Ascárate jamás se comprometió a efectuar el traslado del condenado Rejas al otro día, ya que esa es una decisión que debe tomar el tribunal”.
“Es evidente que ejercieron una presión sobre el testigo para que cambie su declaración y mejorar su situación. La Corte no puede permitir este comportamiento de un funcionario. Tiene que actuar de manera urgente y categórica”, señaló Morales.
“El baldazo de agua fría llegó aquel lunes en el que nos avisaban de la fuga de Rejas. Insólito, injusto, increíble. Igual de alarmante de que nos tengamos que haber enterado por noticias en los medios y no porque alguien de la fuerza nos avisaba”, sostuvo Amalia Ojeda, la madre de Milagros Avellaneda, que hoy volverá a encabezar una marcha para exigir la captura del condenado por las muertes de su hija y su nieto. “Y la indignación para cada ciudadano tucumano es una constante, porque saben que lo mismo que vivimos les puede tocar a ellos. Y en esta magnitud, ya no vivimos tranquilos nunca más. Porque luego de las amenazas que sufrimos también creemos que él puede aparecer un día a cumplir lo que prometió desde un primer momento, que nos mataría”, añadió la mujer. La movilización partirá hoy a las 18 desde la casa de la familia Ojeda, en San Cayetano.
Los dichos del jefe de Bomberos
El jefe Aguilar Moreno ratificó que en Bomberos los detenidos dormían en una sala de capacitación y un par de oficinas. La primera, donde estaba Rejas, era cerrada con un pasador.
Los detenidos eran custodiados por un solo policía que era de otra repartición. Según los estándares, debe haber dos custodios por reo. En Bomberos había al menos nueve detenidos.
El Servicio Penitenciario debía darles de comer a los detenidos, pero no llevaba la comida todos los días. Aclaró que los presos se cocinaban los alimentos que les llevaban sus familiares.
Al no ser centro de detención, los allegados de los reos deben llevarles colchones, almohadas y ropa de cama. No tenían horario para levantarse. Debían acostarse a partir de las 23.
Los reos podían usar celular, pero Rejas, por consejo de su defensor, no tenía. Los detenidos podían transitar por un sector del cuartel bajo la mirada del carcelero. Los baños eran comunes para todos.
Los días de visita eran martes, jueves y domingos. Los presos avisaban quiénes eran las personas que llegaban a verlos. No se hacía requisa a los visitantes y tampoco había un registro.