11 Octubre 2021
Es conocido el refrán “maestro Siruela, que no sabe leer y puso escuela “. No es una referencia explícita al maestro de escuela. Se interpreta que usó se usó la palabra escuela porque rima con Siruela. Se refiere a la persona que opina o habla aparentando saber lo que realmente ignora. Siruela es un pueblo. Hay otros refranes que van en el mismo sentido: “el maestro de Algodor que no sabía leer y daba lección“; “es maestro de Campillo, que no sabía leer y tomaba alumnos“. En el lunfardo argentino hay palabras que se relacionan con estos refranes: sanata, verso, chamuyo, significando engaño, mentira, con apariencia de verdad. En el año 2018 un funcionario político llamó Siruela al gobierno anterior, que gobernó sin tener la menor idea de cómo resolver problemas y por tanto incapaz de dar respuestas y soluciones a lo que eligieron, mediante el voto, para que salven al país de la decadencia progresiva que parece no tener fin. Es posible que el problema no sea sólo de los gobernantes siruelas, sino del voto siruela, el del autoengaño, de las falsas expectativas, de la sumisión inducida por sus propias ideas, con un sistema de gobierno a cargo de funcionarios siruelas, que no saben qué es salud pública, que es educación, calidad de vida, respeto, honestidad. No hay que perder la esperanza de volver a ser uno de los mejores países del mundo. Para esa esperanzas se cuenta con el voto ciudadano libre, que no se cambia por un bolsón, un plan, un choripán, por dinero sin respaldo legal, que no está mal recibirlo, porque es algo que paga el pueblo con impuestos compulsivos. Es importante valorar a los que, en el caos, tienen valores que permiten saber que no todo está perdido, que hay muchos argentinos capaces, con vocación de grandeza ciudadana, que saben leer, escribir, comprender, razonar, que son respetuosos de la familia, del barrio, que estudian, que se preparan para los cambios en el mundo, que profesan fe en Dios. Se los va a reconocer durante las campañas, cuando les escuchen sus proyectos para resolver problemas urgentes, sin descalificar rivales, ni echarles culpas; son los que hacen silencio para escuchar a los ciudadanos, los que reconocen la responsabilidad que se asume con el país con el voto libre, en la soledad del cuarto oscuro. Se los puede descubrir y premiarlos con un voto, participando, observando conductas, discursos, leyendo folletos y mirando la publicidad en afiches y gigantografías. Las últimas PASO mostraron que existe el voto libre y el valor de ejercer este derecho.
Elvira Arnedo
La Rioja 151
San Miguel de Tucumán
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