Patricia Gómez, una reconocida docente de educación física e instructora de zumba y novia del prófugo Roberto Rejas, ya se encuentra en la cárcel. La ex pareja del ex guardiacárcel, Estefanía Ávila, que fue absuelta en el juicio, quedó en la mira de los investigadores. Lo mismo pasa con una integrante de una fuerza de seguridad que fue señalada como una de sus amantes. También con Alejandra Rejas, hermana del hombre más buscado en la provincia. Todas ellas aparecen como sospechadas de haber colaborado con la evasión del condenado a perpetua por el femicidio de Milagros Avellaneda y el filicidio de su hijo Benicio.
Los investigadores han puesto la lupa sobre la vida sentimental del guardiacárcel. Creen que a sus dotes de manipulador los utilizó para ganarse terreno en el difícil terreno de la clandestinidad. Es el caso de la joven monteriza. Inició su relación con él hace ocho meses y hoy ocupa un calabozo en el penal de Banda del Río Salí. Y ahora se está enterando de que tenía varias relaciones paralelas. No será la única que pondrá su nombre en la lista de la historia de fugas de nuestra provincia.
De película
“¡Mario, entregate!”, fue el grito que se escuchó en el lejano y agreste paraje Zorro Muerto, en Santiago del Estero. María de los Ángeles Núñez, con sus 18 años, logró lo que no habían podido hacer un ejército de policías armados hasta los dientes: la rendición de Mario Oscar “El Malevo” Ferreyra. Una cinematográfica fuga tuvo entonces un final de película. Una joven gritando para salvar a su pareja.
Esta historia comenzó a principios de los 90. En una fiesta realizada en San Cayetano, el ya polémico comisario Ferreyra conoció a esta adolescente de 15 años. Se enamoró y abandonó a su segunda mujer para iniciar una relación con ella. Nunca se casaron, pero vivieron juntos hasta que él murió.
En 1992, “El Malevo” volvió a ser acusado de haber matado a sangre fría y cobardemente a tres acusados de robo que trasladaba desde Salta. El caso se conoció como el triple crimen de Laguna de Robles. En esta oportunidad, el poder político y sus compañeros de armas le soltaron la mano. A nadie le interesaba proteger a ese hombre que violaba la ley en nombre de la ley. Un hombre que construyó su imagen de “justiciero” abrazado a la impunidad. En diciembre de 1993 fue condenado a prisión perpetua por ese hecho.
Escuchó la sentencia y fue trasladado a la alcaldía de Tribunales. Allí dejó el traje que había utilizado en el juicio y se colocó su tradicional atuendo: un jean, camisa negra y un sombrero blanco tipo Panamá. Con una granada en cada mano, y rodeado del séquito de policías, cruzó la plaza, se subió a la camioneta y se escapó.
Fue un papelón para el ex gobernador Ramón Ortega. Un triple homicida estaba poniendo en duda sus condiciones para gobernar la provincia. “Palito” dio las órdenes de atrapar a Ferreyra. Pidió colaboración al presidente Carlos Saúl Menem. Dieron vuelta el país hasta que lo encontraron en Zorro Muerto, las tierras donde había nacido y crecido María de los Ángeles Núñez.
El 3 de marzo de 1994 policías santiagueños y tucumanos rodearon el rancho donde vivía la pareja. “El Malevo”, que fue herido de un balazo en el hombro, estaba parapetado en una trinchera y a los gritos amenazaba con matarse antes de entregarse. Después de nueve horas de negociaciones, y cuando se preparaba para el asalto final, los negociadores decidieron jugar su última carta: enviaron a Núñez a que lo convenciera para que se rindiera. A los pocos minutos se entregaba. Él fue trasladado derecho al penal de Villa Urquiza. Ella estuvo detenida tres días y luego fue liberada.
Esa no fue la única fuga que protagonizaron. Después de que el “Malevo” fuera beneficiado por una reducción de pena por el ex gobernador Antonio Domingo Bussi, la pareja se instaló en San Andrés. Allí protagonizaron una pelea vecinal por la que el ex fiscal Guillermo Herrera ordenó la detención de ambos. Fueron días de búsqueda hasta que Mario y María de los Ángeles se terminaron entregando en mayo de 2006. El proceso quedó congelado luego de que Ferreyra se suicidara frente a las cámaras de televisión.
Condenada
En el 2000, la Justicia sentenció a Julio Alberto “Pelusa” Tolosa por el asesinato del remisero Luis Cisterna, perpetrado el 5 de enero de 1997. Lo había matado para robarle la recaudación. Luego de estar encerrado varios años, el homicida, por los informes favorables que realizaban los especialistas del penal de Villa Urquiza, comenzó a gozar de permisos especiales para fortalecer sus vínculos familiares.
En agosto de 2005, la jueza Alicia Freidenberg (la misma que se opuso hace semanas a que se le dictara la prisión preventiva a Rejas) autorizó a Tolosa a que fuera a visitar a sus parientes en la casa de un abuelo, ubicada en un asentamiento de Villa 9 de Julio.
El 12 de agosto, “Pelusa” fue trasladado hasta ese lugar. A la hora de regresar, el oficial Saúl Galván les ordenó a los guardiacárceles Juan Segura, Héctor Rafael Ávila y José Ramón Brito que regresen al penal en un remise (lo debían abonar los familiares) porque no había un móvil disponible. Mientras cumplían con ese trámite, Tolosa se escapó corriendo del lugar. La fuga generó un escándalo en la provincia y la destitución de la jueza, que luego fue reincorporada a sus funciones después de una larga pelea judicial.
Tolosa fue recapturado en febrero de 2006, en Las Mesadas, un paraje que está ubicada a la vera de la ruta 307. Pero se inició una causa penal por la fuga del condenado. Fueron acusados de favorecimiento de la fuga de “Pelusa” su pareja Soledad Mansilla, la madre del evadido Lucía Argota y los tres uniformados que deberían haberlo cuidado.
“Estoy tranquila, porque yo hice nada malo. La macana se la mandaron los guardiacárceles”,.señaló Mansilla luego de haber sido condenada a dos años de prisión en suspenso por haber colaborado en la fuga. Los otros acusados fueron absueltos en el juicio que se hizo en diciembre de 2008.
El Casanova
Hubo un hombre que revolucionó la historia del crimen de la provincia: Carlos Marcovich. El ex empleado del Siprosa, en febrero de 2003, asesinó y quemó al linyera Juan Carlos Carrizo para que todos pensaran que había sido él y así poder cobrar un seguro de vida. Con ese dinero, pensaba pagar todas las deudas que tenía por la agitada vida sentimental que llevaba.
Marcovich estaba casado con Rosa Cortez. Pero también tenía relaciones sentimentales con Maria Eva Sánchez, una compañera del Siprosa, con Viviana Abraham y una cuarta de 21 años cuyo nombre nunca trascendió. Cada una de ellas, a su manera, lo ayudó en su momento.
Cortez nunca habló mal de su marido y en el juicio en el que fue condenado a prisión perpetua dijo que la Policía la había presionado para que mintiera. De Sánchez, se supone, era el auto con el que cometió el crimen, Abraham también dijo que era un hombre bueno, que no lo creía capaz de haber hecho algo así. Por último, siempre se sospechó que la cuarta y desconocida amante podría haber colaborado en su fuga. Marcovich mató a Carrizo en La Aguadita, y de allí se volvió caminando, pero los investigadores siempre pensaron que esa joven lo podría haber traído hasta la ciudad.
El condenado se fugó en 2005, luego de que la Corte Suprema de Justicia de la provincia confirmara la pena en su contra. Fue recapturado en 2009, en Neuquén. Luego de haber pasado varios años en el penal, se le dio el arresto domiciliario por un problema de salud. En 2017, la pareja que lo cobijó lo denunció por haber abusado de su nieta menor de edad. Se volvió a escapar y fue nuevamente atrapado en enero de 2020, en Salta. Cada vez que lo encontraron, el prófugo estaba al lado de mujeres que estaban al tanto de su pasado. Él nunca les ocultó nada.
La última
“Los medios de comunicación me condenaron por ser la novia de él”, disparó Solange “Barbie” Beltramino, una de las acusadas del crimen de Pablo Mariotti en una entrevista que le realizó LA GACETA días después de que la Justicia le otorgara el arresto domiciliario. En esa nota, publicada en agosto pasado, ella confirmó que ya había cortado su relación con Lucas Gordillo, el considerado autor intelectual del homicidio del joven registrado en febrero de 2020. La joven se encontraba en la casa de su madre, en Lomas de Tafí.
Pero en mayo pasado, Gordillo fue detenido después de haber permanecido más de un mes prófugo. Lo atraparon cuando transitaba en un auto por la zona de El Bajo junto a un niño y otro hombre. El pequeño era el hijo de Beltramino. Al investigar, se comprobó que la joven estaba embarazada y que el padre de esa criatura era el hombre que estaba detenido.
Esas fueron pruebas suficientes para demostrar que “Barbie” ayudó a vivir en la clandestinidad de Gordillo. Por ese motivo, la fiscala Mariana Rivadeneira consiguiera que se le revoque el arresto domiciliario y que regresara al penal de mujeres de Banda del Río Salí. El 31 de agosto, las justicia, por entender su estado de salud, y al escuchar a los profesionales afirmar que la cárcel no era el lugar propicio para ella ni para el niño, autorizó que retornara a la casa de Lomas de Tafí. Según confirmaron sus allegados, 12 días después nació el pequeño. Beltramino estará junto a ellos hasta que sea enjuiciada.