Las cabezas del oficialismo tucumano coinciden en que lo sucedido el lunes en la Casa Rosada fue el punto de inflexión que necesitaban tras una interna sangrienta. Que los gestos y mensajes políticos que lanzó el jefe de ministros Juan Manzur fueron contundentes. Que gran parte de la dirigencia ya asimiló la bajada de línea política. Y que los avales que se trajo el gobernador interino Osvaldo Jaldo en el pecho son los necesarios como para ponerse la gestión sobre los hombros, sin cuestionamientos. Sin embargo, en el peronismo queda mucho por trabajar internamente y varios desafíos por delante, especialmente en lo electoral.
El vicegobernador a cargo de la Casa de Gobierno encabezó ayer dos reuniones clave. La primera de ellas fue en la Legislatura, con el reunificado bloque Frente de Todos que conduce Roque Tobías Álvarez. Secundado por el presidente subrogante Sergio Mansilla y el vicepresidente primero Regino Amado, Jaldo dio cuenta a 29 de los 33 legisladores -cuatro estuvieron ausentes con aviso- de las gestiones que se hicieron en Buenos Aires por obras y les pidió apoyo para con el Poder Ejecutivo. En una segunda parte de un encuentro que duró dos horas, repasó lo sucedido en la interna, reconoció que el tono se elevó más de la cuenta, bajó un mensaje de unidad y comenzó a trazar la estrategia electoral para el 14 de noviembre.
De un modo casi idéntico se expresó horas más tarde en la Casa de Gobierno, ante concejales y dirigentes de la Capital. Acompañado por Mansilla, Amado, el presidente del Concejo Deliberante, Fernando Juri, y los ministros Miguel Acevedo (Interior), Carolina Vargas Aignasse (Gobierno y Justicia) y Juan Pablo Lichtmajer (Educación), pidió gobernabilidad y trabajar para al menos repetir los casi 50 puntos que se potenciaron por la interna del Frente de Todos.
Codo a codo, o no tanto
Las cabezas del oficialismo saben que empujar la campaña no será una tarea sencilla por todo lo ocurrido. Manzuristas y jaldistas se tiraron con munición gruesa desde las trincheras. Fueron a todo o nada, motivados -algunos- por aspiraciones personales. Y aunque las urnas hablaron, el giro de la historia fue tan imprevisto dejó a Manzur y a Jaldo en posiciones anheladas, pero a algunos dirigentes muy dañados desde lo emocional. ¿Cómo harán para hacerlos trabajar codo a codo para noviembre?
Referentes de esta nueva etapa del oficialismo local reconocieron que no hay otra opción, sin importar las afinidades que tenga cada uno. “No hay margen para que nadie saque los pies del plato”, fue una frase que se mencionó. Agregaron que la estrategia será que, quienes puedan, trabajen juntos. Y si no, que lo hagan cada uno por su lado. “Ninguno se va a quedar en la casa sin hacer nada. Hoy los intereses son mutuos, nadie se va a animar a pinchar la balsa”, recalcaron. Garantizar el triunfo es la misión.
Un giro de 180°
Dirigentes que se alinearon con Manzur en la interna reconocen que otro desafío que se le presenta a Jaldo en este nuevo escenario es el de encolumnar esos 200.000 votos que logró en la interna con un fuerte mensaje “antimanzurista”. “No sé cómo hará para que esos votos vayan para una boleta que lo tendrá a Manzur. Porque no hay que olvidarse que Juan es candidato suplente”, dijo una referente. A su vez, consideró que aquellos que siguen reacios a aceptar la conducción del tranqueño deben dejar de lado sus aspiraciones personales para garantizar la gobernabilidad. “Manzur se ha ido de ganador a la Nación y ahora hay que garantizar los votos. Con él en Buenos Aires, las perspectivas para la provincia son muy buenas. Tenemos que garantizarles que estamos juntos”, remarcó.
La estructura se va acomodando, pero faltan cosas por limar.