Desde el viernes pasado en la capital salteña, comenzó la segunda etapa del juicio contra Marcos Lautaro Teruel, hijo del músico y cantante Mario Teruel.
El joven es acusado en una primera causa de abuso sexual con acceso carnal agravado por el grave daño en la salud de la víctima en concurso ideal con exhibiciones obscenas agravadas continuadas en concurso ideal con corrupción doblemente agravada por tratarse de una menor de 13 años y por mediar engaño. En la segunda causa, Teruel fue imputado por abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido por dos o más personas en coautoría con Silvio Ezequiel Rodríguez y Gonzalo Isaac Farfán.
La víctima de este segundo hecho declaró el viernes pasado durante cinco horas y a sala vacía. En su declaración ratificó el abuso y brindó detalles del hecho. Previo a declarar, debió recibir contención psicológica, indicaron desde prensa del Ministerio Público Fiscal.
Esta semana declararon dos psicólogos del Cuerpo de Investigaciones Fiscales de Salta, CIF, y otro de parte, responsables de evaluar a los imputados Marco Lautaro Teruel y Gonzalo Isaac Farfán, como así también, a la víctima de la primera causa.
“En relación al principal acusado (Teruel), a quien entrevistaron en tres oportunidades, afirmaron que éste asumió la culpa y se mostró preocupado por el bienestar de las víctimas, al tiempo que advirtieron un pensamiento inmaduro, infantil y omnipotente, con indiferenciación sexual. Precisaron que el acusado tiene comprensión de sus actos y que presenta un perfil neurótico obsesivo”, dijeron desde Fiscales. “Sostuvieron que la culpa generó en el acusado la necesidad de castigo y perdón, y puntualizaron en que la indiscriminación sexual viene acompañada de la fantasía infantil”.
En este sentido, los especialistas explicaron que el acusado no logró aún diferenciar lo masculino de lo femenino en el desarrollo psicosexual, por lo que desde su mente infantil, es capaz de ver a un menor de edad como un “par sexual”.
Por otra parte y en relación al coimputado Gonzalo Isaac Farfán, una de las psicólogas del CIF, quien lo entrevistó en dos oportunidades, también advirtió un comportamiento inmaduro e infantil, con dificultades en la formación de su personalidad e incapaz de controlar sus emociones. “Sostuvo que presenta agresividad y sufre estados de angustia, temor y ansiedad. También hizo hincapié en que el coimputado presenta fabulación y tiene un pensamiento que lo aleja de la realidad, o bien, necesita transformarla para aceptarla”, explicaron desde el área de Prensa.
En relación a la víctima de la primera causa, los psicólogos indicaron que presenta indicadores compatibles con un avasallamiento sexual y destacaron que existió una asimetría de poder y de conocimiento sexual, lo que llevó a la perplejidad a la menor al momento de los hechos denunciados. “La menor no presentó indicadores de mendacidad, fabulación o confabulación”.
Las audiencias de debate están presididas por la jueza Carolina Sanguedolce y con la vocalía de los jueces María Gabriela González y Pablo Farah.