La propuesta ha sido realizada en la propia Casa Rosada. ¿Por dónde pasará el eje de campaña que realizará el oficialismo? Desde el presidente Alberto Fernández hasta el ala política de su gabinete, incluyendo a Juan Manzur, consideran que hay que dar una vuelta de página al mensaje que el oficialista Frente de Todos debe darle a la sociedad de cara a las elecciones del 14 de noviembre próximo. Incluso en la charla más íntima del lunes, en la mesa chica del poder, se llegó a mencionar que sostener un discurso de pandemia no ha sido efectivo a la hora de captar la atención de la sociedad.
Osvaldo Jaldo, vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, Sergio Mansilla, presidente subrogante de la Legislatura, y Regino Amado, vicepresidente primero de la Cámara, escuchaban atentamente las sugerencias de las máximas autoridades nacionales. La pandemia de la Covid-19 se está disipando a medida que decrece la cantidad de contagios y aumenta el volumen de vacunación.
"Eso ya no es novedad para la gente", dijo uno de los presentes en la cumbre del lunes último. Otro admitió que haber centrado el discurso en las cuestiones de salud ha sido un error de campaña. Claro está que eso depende desde qué jurisdicción se hable. Hay provincias en las que aún está latente el trabajo del sector salud, mientras que en otros ese efecto ya no es el mismo que a principios de año.
Algunos estrategas del oficialismo lanzaron, como ejemplo, la perfomance electoral que tuvo el premier británico Winston Churchill, tras la Segunda Guerra Mundial, pese a la victoria de los aliados.
"Algunos estadistas europeos ganaron la guerra, pero perdieron las elecciones", fue la frase que se escuchó para comparar esa situación con la pandemia actual. Y la charla continuó. "Si te salvas de eso, después no querés escuchar más nada de lo mal que la pasaste", completó aquel ejemplo.
Entonces, ¿qué se sugiere?, consultó uno de los visitantes. "Hablar del futuro", respondió el analista político del Gobierno nacional. Jaldo y el resto de los dirigentes tucumanos tomaron nota. De alguna manera, la campaña en la provincia, durante las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) ha girado en torno de esa palabra: "futuro", tanto en el eslogan manzurista ("construyendo futuro"), como la arenga jaldista de campaña de apostar al futuro.
A Tucumán no le hace tanto bien "hablar del futuro" solamente. Sus principales candidatos han cabalgado sobre la pandemia. La ministra de Salud Rossana Chahla encabeza la lista de candidatos a diputados nacionales por el Frente de Todos y su imagen ha crecido en función de la labor desarrollada por el equipo sanitario a lo largo del último año y medio.
Por el lado de los postulantes al Senado, Pablo Yedlin, que ha sido ministro de Salud de José Alperovich, también ha realizado campaña en función de la situación sanitaria desde la presidencia de la comisión de Salud de Diputados.
Entonces, ¿cuál es el futuro? Indudablemente que los argentinos están esperando que el Gobierno nacional enderece el rumbo económico, hoy envuelto en dólares que faltan y en más restricciones para las operaciones cambiarias. El optimismo no reina en el mercado.
Las medidas que anunció la Casa Rosada pueden contribuir a reactivar, artificialmente, el consumo, pero dejan un gran signo de interrogante para la expansión del gasto público con más emisión monetaria. Eso se traduce en un escenario de inflación permanente y con pocas probabilidades de reducir a tasas "normales". La economía es el principal escollo con el que se encuentra la actual gestión de Gobierno de cara al 14 de noviembre.
Más allá de eso, Jaldo tendrá que buscar la manera de consolidar la campaña para que sus referentes del Peronismo Verdadero y los de la corriente manzurista Lealtad Peronista cumplan con la misión de alcanzar el 50% de los votos obtenidos durante las PASO. En su paso por Buenos Aires, el vicegobernador no sólo hizo buenas migas con los ministros nacionales, de la mano de Manzur.
Jaldo tuvo la oportunidad de compartir el lunes un almuerzo con el Procurador del Tesoro de la Nación, Carlos Zannini, y con el presidente del bloque oficialista en Diputados, Máximo Kirchner, referentes muy cercanos a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El tranqueño llegó a Tucumán con una batería de posibilidades de mejorar la campaña en base a anuncios. Además de las obras públicas, el vicegobernador espera señales del ministro de Trabajo de la Nación, Claudio Moroni, acerca de los planes interzafra.
Tucumán cuenta con 28.000 cupos de los casi 50.000 existentes en todo el país. Hay reclamos de esa franja de obreros que suelen quedarse sin trabajo una vez que termina la zafra azucarera, entre este mes y el próximo. Sus referentes reclaman algo más de la ayuda de $ 7.000 que reciben del Estado para ubicarse en otras zonas del país y trabajar en otras actividades. Hay promesas de subir la asistencia a $ 10.000, cifra alejada de la pretensión de los cosecheros ($ 16.000).
Por el lado del sector público, a Jaldo le tranquiliza que las finanzas estén dentro de parámetros de previsibilidad. El pago de los sueldos a los 110.000 agentes estatales está asegurado hasta fines de año y sólo restaría completar el esquema con el segundo Sueldo Anual Complementario, que se paga en diciembre. Es probable que esos $ 5.000 millones que se necesitan para cubrir el aguinaldo lleguen como aporte nacional.
El futuro que el oficialismo intenta proyectar en la campaña asoma con varios nubarrones, sobre todo por la dificultad que tiene el sector privado para subirse al tren de la normalidad en sus actividades. Crecimiento es una palabra difícil de pronunciar en el sector privado en la medida que el Estado no garantice reglas de juego claras y permita un normal desenvolvimiento de los negocios, sin tantos cepos y tantas restricciones.