Problemas complejos con soluciones difíciles... pero imprescindibles

Problemas complejos con soluciones difíciles... pero imprescindibles

Por Horacio Pastawski - Conicet - UNC. Academia Nacional de Ciencias.

06 Octubre 2021

Ayer agendé en mi calendario asistir virtualmente (valiosa costumbre desde la pandemia) al anuncio del Premio Nobel de Física 2021 y tuve una grata sorpresa. Por una parte, el reconocimiento es para una amplia rama de la física que estudia la dinámica y las fluctuaciones en sistemas muy complejos. Por otro lado, esta elección debería tener un impacto positivo en decisiones claves que debe tomar la humanidad por estos días.

El premio está dividido en dos porciones que guardan una conexión conceptual. Las predicciones sobre el calentamiento global de Syukuro Manabe, basadas en una sólida aplicación de los principios de la termodinámica y la dinámica de sistemas complejos, se concatena con las contribuciones de Klaus Hasselmann. Este último analizó cómo el caos, el famoso efecto mariposa de Konrad Lorenz y las fluctuaciones del tiempo en la escala cotidiana producen consecuencias en el clima considerado en la escala de décadas y más allá.

La necesidad de tratar las observaciones y las predicciones en escalas de distancias y tiempos tan disímiles es uno de los desafíos que la física ha conseguido vencer, pero no sin dificultad. Esto le da una estructura formal y práctica a fenómenos que nos son familiares. Por ejemplo, que el viento siempre acumula las hojas en el mismo rincón del patio.

El problema de los fenómenos con muchas escalas también ha sido una de las batallas emprendidas por Giorgio Parisi, un gran amigo y maestro de muchos de mis amigos. Hallar las propiedades de los vidrios, que se quiebran como cualquier cristal pero que también pueden fluir como la miel, si esperamos unos pocos siglos, fueron uno de sus logros.

También pudo responder cómo los sistemas se comportan ante fluctuaciones periódicas. Esta técnica, denominada resonancia estocástica, provee predicciones para la evolución de glaciares a lo largo de los siglos. Sin embargo (un detalle que la Real Academia de Ciencias de Suecia se encargó de remarcar bien) esta ciencia no empezó con los galardonados. En realidad, se remonta a la dinámica de los cuerpos estudiada por Galileo y por Newton; a la transformación del calor estudiada por Fourier, y al rol que cumple el dióxido de carbono en la atmósfera para controlar la temperatura cuantificada por Arrhenius. Esto se conjuga con la descripción del comportamiento de masas de aire y de agua a partir de una infinidad de átomos y moléculas fluctuantes que los componen, tal como fue iniciado por Loschmidt, Boltzmann y el propio Einstein.

Es que el mensaje fue muy claro, la ciencia ha hecho su parte y lo seguirá haciendo, pero para poder legar un futuro viable para nuestros hijos se hace imprescindible que los líderes de nuestras sociedades empiecen a actuar ya mismo. No podría estar más de acuerdo.

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