BUENOS AIRES.- ¿Será una tarde de seis puntos? Me lo pregunto mientras comienzo a escribir esta inusual nota, en la previa de una jornada de sábado fuera de lo común: los dos grandes del fútbol tucumano jugarán el mismo día, con pocas horas de diferencia y a pocos kilómetros de distancia. Y yo estaré en ambos partidos.
Desde que soy corresponsal deportivo de LA GACETA en Buenos Aires sigo una rutina: estoy atento al día y el horario en que se programan los partidos de Atlético y de San Martín. Tanto de local (trato de mirar todos sus cotejos por televisión) como de visitante (los cubro cuando juegan en el Área Metropolitana de Buenos Aires -AMBA- y también en ciudades cercanas).
“¿En serio?”, me pregunté a mí mismo cuando me enteré que a San Martín le habían programado su visita a Riestra para el sábado 25, por la Primera Nacional. Desde unos días antes ya se sabía que Atlético jugaría ese mismo día en Banfield, por la Liga Profesional. Esperaba que no coincidieran, claro. Pero como juegan dos torneos distintos, podía pasar. Y pasó.
Cartón lleno. ¿Y ahora? ¿Habría que optar por una cobertura sobre otra? Sólo los horarios podían “salvarme”. Compruebo que Atlético arranca a las 18. ¿Y San Martín? Suspenso… y alivio: saldrá a la cancha a las 13.30.
Me resta chequear el tiempo que me llevará ir en auto desde Villa Soldati, en el sur de CABA, a Banfield, también en el sur, pero del Gran Buenos Aires. Los números cierran: hay unos 20 kilómetros entre los estadios “Guillermo Lazo” y “Florencio Sola”. El GPS pronostica entre 35 y 40 minutos de viaje para el sábado a media tarde. Todo cierra.
Cumplidos los trámites de acreditación, me doy cuenta que viviré una experiencia profesional inédita. Nunca antes cubrí dos partidos in situ en dos estadios diferentes el mismo día. Lo más parecido fueron algunas dobles jornadas en las ediciones 2001 y 2004 de Copa América, en Colombia y Perú, respectivamente. Pero en esos casos, los dos partidos eran consecutivos y no me moví del estadio.
En este caso será diferente. Hago mis cálculos. Apenas termine Riestra-San Martín me acercaré a la zona de vestuarios para hablar con los protagonistas. Y enseguida partiré para Banfield. No tendré mucho margen (habrá que pensar en positivo y cruzar los dedos).
Por cuestiones de protocolo, seguramente me tocará ver el partido en Villa Soldati desde la tribuna, por lo que quizás el análisis del partido del equipo de Pablo De Muner tenga que escribirlo desde un pupitre del estadio de Banfield, mientras los hombres de Omar De Felippe realicen sus ejercicios precompetitivos.
Hasta entonces, habrá trabajo por hacer. El periodista también se “concentra” antes de un partido. En mi caso, leo todo lo publicado en los días previos por mis colegas de LA GACETA, especializados en el equipo que me toca cubrir. Esta vez, será una preparación por duplicado.
La adrenalina estará a full. No sólo para mí, también para mis compañeros allá en la redacción. Y para los hinchas de San Martín y de Atlético. Después de todo, ya sabemos cómo es: aunque sea a la distancia, los nervios carcomen a los fanáticos tanto cuando juega la propia divisa como cuando se presenta la del eterno rival.
En mi caso, me sentiré un privilegiado de poder presenciar y contar las dos historias, con muy pocas horas de diferencia.