En un debate oral, las declaraciones de testigos y de peritos son claves para comenzar a recorrer el camino de la verdad. Y en el juicio por el crimen de Facundo Ferreira, por lo que se escuchó y vio en la audiencia de ayer, se avanzó mucho. Ese avance significó que se complicó la situación de los policías Nicolás Montes de Oca y Mauro Díaz Cáceres por dos razones: los profesionales que realizaron las pericias confirmaron que el niño de 12 años no disparó; que fue herido por la espalda y que se modificó la escena del hecho.
Facundo, el 8 de marzo de 2018, se escapó de la casa de abuela para presenciar las picadas de motos que se corrían (o corren) en la zona del parque 9 de Julio. Antes de llegar al lugar, se inició una persecución. Los efectivos siguieron a un grupo de cuatro motos. La versión oficial indicó que Juan Amendrano y Ferreira dispararon a los policías, por lo que ellos respondieron el fuego, hiriendo mortalmente al niño.
Pero esa teoría fue descartada de pleno por la ex fiscala Adriana Giannoni al considerar que Facundo había sido ejecutado a sangre fría, por lo que decidió a acusar a los uniformados de homicidio agravado e incumplimiento a los deberes de funcionario público. Después de más de tres años, esa hipótesis que tanta polémica generó en los últimos años, se está confirmando en el juicio.
Ayer hubo un desfile de profesionales por la sala. El médico legista de la Policía Gustavo Adolfo Jiménez reconoció que a Facundo lo mataron de un disparo que ingresó por la nuca y que salió por la frente. Pero también informó que en distintas partes de la espalda tenía marcas de haber sido alcanzado por postas de gomas. El forense Alberto Pacheco, responsable de haber realizado la autopsia, confirmó los dichos de su colega.
Lo más fuerte
Pero lo más fuerte llegó con la declaración de Lidia Moyano. La bioquímica que presta servicios en el Ministerio Público Fiscal aclaró que se realizaron dos pruebas. La primera, que fue un dermotest, arrojó resultado positivo, aunque después aclaró que no es un 100% y que sólo podía ser tomada con un indicio.
Luego reconoció que se hizo otro estudio mucho más profundo que dio negativo. “En esa época hacíamos lo que podíamos con lo que teníamos”, declaró Moyano. La perito también recalcó que la primera muestra fue tomada en un laboratorio de la Policía, mientras que la segunda, por técnicos del ECIF. “En la segunda oportunidad se tomó una muestra de manera más exhaustiva”, añadió.
También declaró la médica patóloga Elizabeth del Valle Vildoza que hizo un estudio más profundo de las muestras. También indicó que no encontró evidencias para presumir que Ferreira haya utilizado un arma. La única buena para los policías es que todos los peritos consultados señalaron que el disparo no se hizo a corta distancia, por lo que quedó desestimada la versión de que al niño lo ejecutaron estando arrodillado, lo que no modifica la acusación que tienen en su contra.
Datos polémicos
Luego de escuchar las palabras de los peritos, se ingresó de lleno a analizar la actuación de los policías antes, durante y después del homicidio. El asesor letrado de la Policía Gustavo Adolfo Jiménez confirmó que la fuerza no tenía en esos momentos un protocolo donde se instruía al personal cómo debían actuar en situaciones como estas.
“Sí se les recomendaba que deben actuar de manera proporcional y hacer uso de la fuerza de manera racional. En otras palabras, deben actuar cuando entiendan que su vida, que también es un bien jurídico, está en peligro”, explicó. ¿Disparar contra un niño de 12 años que no estaba armado y que no había tirado en su contra es correcto? Esa es una pregunta que tendrán que responder el tribunal, que está integrado por Wendy Kassar, María Fernanda Báhler y Raúl Cardozo.
También declararon dos testigos civiles. Rubén Pedraza, empleado de un drugstore de la zona, y Manuel Fernández, cuidador de un puesto de la ex terminal. Ambos reconocieron haber visto una persecución y haber escuchado el sonido de disparos de armas de fuego, pero se apuraron en aclarar que no observaron cómo se había desencadenado el crimen. Sí indicaron que fueron obligados a ser testigos por los policías. “Cuando llegamos al lugar estaban las vainas marcadas. Nos pidieron que veamos eso”, comentó Pedraza. “Sólo nos mostraron eso. No recuerdo que hayan hecho lo mismo con la pistola”, agregó Fernández. En otras palabras, los testigos de las actuaciones no pudieron observar si esas pruebas estaban realmente en el lugar o si fueron colocadas en el lugar del hecho.
Alto voltaje
La jornada se recalentó cuando comenzaron a declarar los policías que llegaron al lugar luego de haberse producido el homicidio. Cinthia Ledesma fue una de las primeras en llegar. Dijo que sus compañeros habían pedido apoyo por radio y que ella se dirigió al lugar, a pesar que en el momento se encontraba en avenida Roca y Coronel Zelaya, en la otra punta de la ciudad, pero ninguna de las partes le preguntó por qué no había concurrido un móvil que estuviera más cerca del lugar.
“Me dediqué a atender al herido hasta que llegó la ambulancia. Después lo contuve al otro chico que estaba muy nervioso”, comentó. “No pudo observar mucho, pero fueron mis compañeros los que marcaron las vainas. Después vino el oficial Lezcano que era mi superior del 911 y nos ordenó que cortáramos la avenida Avellaneda para preservar el lugar”, comentó.
Luego llegó el turno del oficial Julio Mendoza, que estaba a cargo de la guardia de la seccional 1ª, jurisdicción donde se registró el crimen. “Cuando llegué al lugar, el oficial Lezcano me dijo que por orden de la fiscalía él se encargaría de realizar todas las actuaciones. No era lo que correspondía, pero como era una orden de tribunales no le dije nada. Ellos se habían encargado de preservar la escena”, indicó.
Después testificó Víctor Vázquez de Criminalística que también explicó que cuando arribó al lugar se encontró con todas las pruebas marcadas. El juicio continuará hoy con la declaración de los oficiales que ordenaron realizar las polémicas medidas.
Insólito: malestar por la falta de recursos
Antes de que comenzara la audiencia, encabezados por el querellante Carlos Garmendia, las partes se quejaron porque no habían podido acceder a la clave de Wifi del edificio de la calle España. “Hemos realizado numerosas gestiones y no encontramos ninguna respuesta. Necesitamos estar conectados”, dijeron los profesionales. La respuesta de la jueza Wendy Kassar fue más sorprendente aún. “Les aviso que los integrantes de este tribunal tienen el mismo problema y para conectarnos usamos los datos de nuestros celulares. La Oficina de Gestión de Audiencias (OGA) es la que debe aportar esta información”, les dijo.
A paso lento: polémica por los testigos
En el juicio por el crimen de Facundo Ferreira se está produciendo una disputa entre todas las partes: reducir la nómina de 100 testigos que fueron ofrecidos para prestar declaración en las audiencias. Acusadores y defensores ofrecen prescindir de algunas personas, pero siempre hay alguien que rechaza el planteo, por lo que no pueden ser descartados. En medio de la discusión, siempre se presenta una posible solución: “hay que esperar a escuchar las palabras de otro citado para que podamos definir si es necesarios o no contar con su declaración”. La paciencia de los jueces se está agotando y lo más probable es que ellos tomen una decisión.
Testigo I: demora
“Nos llevaron a ver la escena del hecho media hora después de que se produjera”, aseguró Manuel Fernández. “No vimos a nadie que disparara, pero sí escuchamos sonidos similares a tiros. No puedo confirmar que estos chicos hayan disparado. No pude ver qué pasó”, agregó.
Testigo II: explicaciones
“Estaba en la seccional 1a cuando me enteré lo que había pasado. Antes de las 2 estuvimos en el lugar”, indicó el oficial Julio Mendoza. “Al llegar, la gente del servicio 911 me avisó que por orden de la fiscalía ellos se encargarían de hacer todas las actuaciones”, señaló el uniformado.
Testigo III: clara definición
La perito del Equipo Científico explicó el por qué se dieron a conocer dos resultados en la pericia que se hizo a Facundo Ferreira para determinar si había disparado. “El que dio resultado negativo es más certero, pero no deja de ser sólo un indicio. No hacíamos esa prueba en Tucumán”, señaló.
Testigo IV: despejó dudas
El ex médico de la Policía Gustavo Jiménez fue el primer perito que analizó el cuerpo del niño y confirmó que los impactos los recibió por la espalda. “En la nuca tenía un disparo y en la zona lumbar y en el muslo lesiones compatibles a las que generan las postas de goma”, señaló.
Testigo V: colaboración
La agente Cinthia Ledesma fue una de las primeras uniformadas en llegar al lugar donde se produjo el crimen. “Lo primero que hice fue atenderlo a Facundo. La ambulancia llegó rápido. Después lo atendí al otro chico que tenía un raspón en la cabeza, y que estaba muy nervioso”, declaró.
Las irregularidades detalladas
Los policías del servicio 911, compañeros de los acusados, realizaron las primeras tareas. Personal de otra dependencia debería haberla hecho.
Sólo se preservó la escena de la avenida Avellaneda. No se hizo ningún tipo de medida en la Benjamín Aráoz, donde se inició la persecución.
La comisaría seccional 1a no realizó ninguna medida, pese a que debería haberlo hecho porque el crimen ocurrió en su jurisdicción.
Los testigos civiles dijeron que a ellos les hicieron ver las vainas cuando ya estaban marcadas, no cuando fueron halladas.
Criminalística no registró el momento del hallazgo de las vainas. Lo hicieron cuando ya habían sido marcadas por el personal del 911.