Quedaron ya muy lejos en el tiempo aquellas entrevistas a jugadores profesionales en el mismísimo vestuario después de un partido. La escena se sigue viendo actualmente en el básquebol de la NBA, por ejemplo, pero en el fútbol ya es parte del pasado. Mucho más en nuestro fútbol. El vestuario es un templo sagrado en el que nadie más que los miembros del plantel y el cuerpo técnico entran, y del que nada debe salir. Nada debe filtrarse. Está “escrito” en los famosos “códigos del fútbol” (curiosamente no escritos). Cuando algo sale de allí, no importa la forma en la que salga, significa que hay un problema. Es como sentir fiebre: la señal inequívoca de que algo no está funcionando bien adentro en nuestro cuerpo. No importa si lo filtrado es a escondidas o públicamente. Algo pasa. Eso es justamente lo que se sintió en el universo “decano” el sábado por la noche en los pasillos del Monumental. Algo pasó. ¿Algo se quebró?
“No cayeron bien en el grupo las declaraciones del técnico, no quiero entrar en ese detalle, pero estoy seguro que ninguno de nosotros quiere perder, menos que no tengamos ganas”, aseguró Oscar Benítez tras la derrota con Boca en referencia a las declaraciones de Omar De Felippe pos partido en Santiago. También manifestó que el DT saca confianza a los jugadores al hacer tantos cambios. Está claro que no habló en nombre de nadie, pero no sólo ningún compañero lo desmintió sino que además no parece algo que justo se le cruzó por la cabeza en ese momento. Sin aventurarnos a meternos en la cabeza del delantero, parece algo que tuvo cierto proceso justamente dentro de ese vestuario.
Al mismo tiempo que “Junior” se despachaba con una buena dosis de sinceridad, el propio De Felippe contaba su propia versión de los hechos en relación al presente, pasado y futuro del equipo. Además, claro, de responder a un interrogante natural en la Liga Profesional argentina, tras perder dos partidos en mala forma (sumado el no haberle podido ganar al último, Arsenal). “No voy a dar un paso al costado porque confío en mi trabajo. Excepto que los dirigentes me lo digan. Me gusta luchar en la adversidad. Les pido que no pierdan la calma y apoyen al equipo”, respondió el entrenador a la consulta de LG Deportiva sobre si creía que su cargo corría peligro.
Justamente los dirigentes aseguraron ese mismo sábado que no había peligro alguno para el puesto de De Felippe y que será él el que dirija al equipo contra Banfield. Además de eso, como pudo verse en su respuesta, la confianza del entrenador está. “Quédense tranquilos. Yo le voy a encontrar la identidad a este equipo cueste lo que cueste”, manifestó. La gran cantidad de modificaciones que hizo a lo largo del torneo y que fue objeto de crítica por parte de “Junior” tiene que ver con esa última frase. De Felippe probó con varios nombres intentando hallar esa base del equipo que salga de memoria (difícilmente puedan ser los 11 a esta altura). Hasta ahora no la encontró y, por ende, tampoco la esencia del equipo, pero lo seguirá intentando.
¿Hasta qué punto ese intento permanente e incansable colabora con la incertidumbre que blanqueó Benítez? ¿Qué más se puede hacer -además de cambiar- si no ve cosas buenas en la cancha? Parece la pregunta del huevo y la gallina y la respuesta será difícil, pero al menos no le escapa a su propia responsabilidad. “Soy muy autocrítico de los equipos que pongo en la cancha, quédense tranquilos”, agregó.
Otra de las preguntas al técnico fue justamente el tópico que abordó Benítez a metros de donde De Felippe brindaba la conferencia: sus declaraciones sobre la supuesta “actitud” del equipo ante Central Córdoba. “No dije que al equipo le faltaba actitud. Dije que en ese partido no estuvimos como en el primer tiempo de hoy. Estuvimos un poco quietos, nos costó movernos. Un poco dormidos. Y no se puede entrar dormidos y siempre empezar perdiendo”, respondió “ODF”.
Preguntas, respuestas y reproches que ya se hicieron públicas. Preguntas, respuestas y reproches que suelen hacerse en el vestuario y que pocas veces oímos de voces de los mismos protagonistas. No es precisamente una buena señal, pero así como se ventilan esos temas, también de las dos partes admitieron públicamente las ganas de revertirlo. El técnico (“voy a seguir trabajando y le voy a encontrar la identidad a este equipo”) y de los jugadores, caso Benítez (“todos queremos ganar”).