Caso Facundo Ferreira: "Quiero que me digan qué sintieron al asesinarlo"

Caso Facundo Ferreira: "Quiero que me digan qué sintieron al asesinarlo"

La tía señala que hay pruebas suficientes para condenar a los dos policías que serán enjuiciados a partir de mañana. El niño de 12 años fue asesinado de un disparo en la nuca efectuado a menos de un metro de distancia.

“Cuando declare en el juicio quiero hacerles una pregunta a los dos policías que están acusados. Quiero que me digan qué sintieron al asesinarlo. Si era una criaturita de 12 años que por su físico parecía de 9”, dijo Rita Ferreira, la tía de Facundo, el niño que fue asesinado de un disparo en la nuca. La joven ya no llora ni se quiebra al hablar del trágico final de su sobrino, al que lo quería como un hijo. Los más de tres años que transcurrieron la transformaron en una mujer fuerte que sólo espera justicia por su sobrino. Esa fortaleza se pondrá a prueba a partir de mañana, cuando se inicie el juicio del caso que tuvo trascendencia nacional y que dividió a los tucumanos.

Los jueces Wendy Kassar, María Fernanda Bahler y Emilio Páez de la Torre integran el tribunal que tiene fama de ser duro y firme a la hora de conducir una audiencia. Marta Jerez, con una vasta experiencia, será el pilar de la acusación que tendrá como sostén a la querella representada por Carlos Garmendia, abogado que se involucra en casos de trata de personas y excesos policiales. Se sentarán en el banquillo de los acusados los agentes Mauro Díaz Cáceres (que se encuentra realizando tareas administrativas en la fuerza) y Nicolás Montes de Oca (llega a la audiencia detenido por una causa de tentiva de robo) que serán defendidos por Aurora Díaz Argañaraz y Macario Santamarina, respectivamente. Serán por lo menos 100 testigos los que desfilarán por las audiencias que, según algunas estimaciones, durará varios meses.

Disparo a un metro

“Voy a creer en la Justicia cuando se dicte la condena en contra de estos dos asesinos. La fiscala (Adriana) Giannoni, pese a todos los problemas y ataques que sufrió por hacer su trabajo, encontró las pruebas para que se sepa la verdad. Pero no sé, tengo mis dudas”, señaló. “Tengo miedo que discriminen a Facundo por ser un chico de un barrio pobre. No nació en Yerba Buena o en Lomas de Tafí, pero lo mismo merece justicia”, añadió la joven que siempre fue la cara visible de la familia.

Según Giannoni, Díaz Cáceres y González Montes de Oca, el 8 de marzo de 2018 pasada la 1, iniciaron una persecución sin motivo alguno contra al menos tres motos en la que se trasladaban seis jóvenes en la zona del parque 9 de Julio. También señaló que los efectivos, sin ajustar su comportamiento a la normativa que regula la actuación policial, hicieron primero tres disparos con postas de gomas en contra de la Guerrero G90 en la que se desplazaban Facundo y el otro menor hiriéndolos a los dos, sin que hubiera una agresión armada para que respondieran.

Estableció que los efectivos gatillaron después ocho veces sus armas reglamentarias en contra de los menores. Uno de los disparos, efectuado a un metro de donde se encontraba la víctima, impactó en la nuca de Ferreira causándole la muerte horas después y rozó la cabeza del otro adolescente.

Pese a que se comprobó que el disparo mortal fue realizado por Díaz Cáceres, la fiscala señaló que González Montes de Oca fue coautor del hecho, y por esa razón solicitó que ambos sean enjuiciados por homicidio agravado por alevosía en el abuso de la función como miembros de las fuerzas policiales y por la utilización de un arma de fuego en concurso ideal. Si es que son encontrados culpables, serían condenados a perpetua.

Por ese motivo, el querellante Garmendia podría solicitar que se le dicte la preventiva a Díaz Cáceres por temor a que no se someta a proceso. “Tengo miedo por lo que pase de aquí en más. En estos días sucedieron cosas extrañas. A mi hijo, de 11 años, lo rodearon un grupo de policías. Esos que andan a pie. Nos están presionando. Pero no se dan cuenta que hemos aguantados tantos ataques durante tanto tiempo que ahora no aflojaremos nuestra lucha”, explicó Rita.

Garmendia también teme por la protección institucional que pueden abrigar a los dos imputados. “No nos olvidemos que hasta que la causa fue elevada a juicio, los acusados fueron defendidos por un abogado de la fuerza”, explicó el profesional.

Estigmatización y diferencias

El Caso Facundo dividió en dos a los tucumanos. Por un lado, se encontraban los defensores de los policías y por el otro, los que renegaban de las acciones de algunos miembros de la fuerza.

“Nos discriminaron tanto que prefiero salir con un casco de moto a la calle para que no me digan nada”, reconoció Rita en una entrevista con LA GACETA. “Facundo se le escapó a mi mamá esa noche. No hizo nada malo, pero lo mataron de un tiro en la nuca, por la espalda. Eso no tiene perdón de Dios”, agregó.

La tía de la víctima dijo además que después del crimen de su sobrino, le llovieron ofrecimientos para que no avanzara con la causa. “Facundo no valía un bolsón de comida o una casa, por eso nunca aceptamos esas propuestas. Vivimos en el barrio Juan XXIII (“La Bombilla”), pero no somos delincuentes. Trabajamos limpiando el piso o lavando ropa por $100, pero es un trabajo digno”, insistió.

La muerte del niño también generó un antes y un después en la fuerza. El ex jefe de Policía José Díaz, el mismo que apoyó la gestión de Mauricio Pineda (el comisario que fue procesado por robo de cables en el sur de la provincia) respaldó públicamente a los dos imputados y le faltó el respeto a Giannoni en vivo en el programa “Los Primeros”, actitud que le costó el cargo.

La fiscala había cuestionado duramente a la fuerza por el caso. “Jamás la lesión provocada en el marco de un proceder desmedido e inicialmente nulo puede ser consentido, ni resultar exento de reproche. Jamás puede el Estado consentir ni disimular el despliegue y accionar arbitrario y desmesurado de aquellos a quienes se confía el ejercicio de la fuerza pública, sino que por el contrario a su cargo está el deber inexcusable de investigar con el máximo rigor, todas las circunstancias en las que la fuerza delegada haya sido empleada y haya ocasionado lesión a algún bien jurídico, a fin de dilucidar si cabe algún tipo de reproche al respecto”, sostuvo en el requerimiento a elevación a juicio.

“Está claro que hay policías buenos y malos. No podemos decir que todos son iguales. Pero a los corruptos y asesinos hay que sacarlos, no protegerlos. No pueden seguir en la fuerza porque matan a inocentes, como lo era Facundo”, concluyó Rita.

1- El inicio: una persecución sin sentido

La ex fiscala Adriana Giannoni señaló que los policías Mauro Díaz Cáceres y Nicolás González Montes de Oca violaron los siguientes puntos: no hubo razón que hiciera suponer a los efectivos la existencia de algún ilícito para iniciar una persecución; no hubo agresión previa por parte de Facundo y su amigo, sino que la que realizó el amigo de la víctima fue posterior y de carácter defensivo; los disparos realizados por los acusados mientras los menores estaban de espaldas; no avisaron a sus compañeros y mucho menos pidieron apoyo por lo que estaba sucediendo; y no recurrieron a medidas menos lesivas como disparar a las ruedas de la moto. “Los imputados se apartaron de los estándares mínimos que condicionan su utilización y debe ser calificado el desenlace fatal como intencional”, señaló Giannoni.

2- Intervención: irregularidades al por mayor

Giannoni, durante la investigación, probó que se cometieron numerosas irregularidades en la escena donde se registró el hecho minutos después de haberse producido, es decir, el momento clave de una pesquisa. No cumplieron con el protocolo de actuación que fue redactado por el Ministerio Público Fiscal para que sea utilizada en cada uno de los homicidios que se registren en toda la provincia. Pero hubo más:  los imputados fueron los que realizaron las primeras actuaciones, cuando debió haber sido al menos la división Homicidios u otra fuerza para mantener la objetividad. Además, el hecho fue informado una hora después a la Justicia y, cuando los funcionarios judiciales llegaron a la escena, se encontraron que ya se habían realizado varias medidas. Por ejemplo, en un video quedó registrado que Díaz Cáceres se encargó de marcar el lugar donde quedaron las vainas de los disparos.

3- Desmentida: Facundo nunca disparó

Este es uno de los detalles más impactantes que tuvxxo la causa. En base a los resultados de dermotest (una pericia que casi no tiene ningún peso probatorio) en un primer momento y por la declaración de los imputados, se pensó que Facundo le había disparado a los efectivos policiales y que estos lo hirieron mortalmente cuando respondieron el ataque. Sin embargo, Giannoni prefirió recurrir a otra pericia: el barrido electrónico. Se enviaron a Chaco (ahora el MPF si puede hacer esa pericia en la provincia) muestras y las prendas de la víctima de 12 años. Los resultados fueron categóricos: el niño nunca manipuló un arma. Sí se confirmó que el otro menor que se trasladaba con Facundo, si gatilló el revólver que llevaba, pero lo hizo para defenderse del ataque de los uniformados. El adolescente, tal como estipulan las leyes, fue sobreseído de la causa por ser inimputable.

4- Abandonado: demoraron su atención

La fiscala también acuso a Díaz Cáceres y a González Montes de Oca de no haber tomado las medidas para la atención de Facundo, que estaba con vida cuando llegó la ambulancia del 107. Cuestionó no haber dado las instrucciones para que sea trasladado al Centro de Salud por su proximidad y sí al hospital Padilla, donde ingresó y falleció. También reprochó que no hayan informado al personal médico que llegó al lugar el origen de las heridas que presentaba Ferreira, impidiendo así un abordaje terapéutico conforme a la naturalidad de la lesión que tenía. Quedó demostrado que el policía Lucas Ismael Ponce, que no estaba de servicio y que pasaba por el lugar de casualidad, solicitó ayuda a través de su celular. Por este punto y el anterior, los acusaron de incumplimiento de los deberes de funcionario público.

5- Confirmado: un acusado estaba drogado

La Justicia comprobó, a través de un examen toxicológico, que González Montes de Oca era consumidor de cocaína y marihuana. “El estudio da cuenta del consumo de sustancias prohibidas e incompatibles con el correcto desempeño del cargo y función, permite suponer una personalidad alterada y desbordada al momento del evento”, opinó Giannoni en el pedido de elevación a juicio que realizó. Los problemas de adicción que tenía el imputado le generaron problemas. Siete meses después del crimen, el policía fue detenido por haber intentado robar una cartera a una mujer en Banda del Río Salí. Desde entonces, se encuentra detenido por esa causa, no por el homicidio de Ferrerira. A los dos adolescentes también se les hizo el mismo estudio: a Facundo le dio negativo y a su amigo, positivo en marihuana.

6- Un clásico: amenazas al por mayor

El llamado Caso Facundo estuvo signado por las amenazas que sufrieron los protagonistas. La primera la recibió el adolescente que sobrevivió al ataque de los efectivos. El testigo clave, en un primer momento, señaló que la autora de los disparos había sido una mujer policía rubia, pero cuando declaró en Cámara Gessel indicó que los miembros de la fuerza lo habían presionado para que dijeran eso. Después, la familia del niño recibió numerosos ataques y amenazas por parte de desconocidos que se sospechan podrían haber sido uniformados enviados por los imputados. En un extraño procedimiento, hasta terminaron matando de un disparo al perro de Facundo. Por las persecuciones comprobadas, la fiscala Giannoni solicitó sin éxito en dos oportunidades que a los acusados se les dictara la prisión preventiva porque ponían en riesgo la investigación. Hasta compañeros de los acusados denunciaron presiones.

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