Con los resultados provisorios, son pocos los gobernadores peronistas que han podido sonreír el último domingo, luego de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Sólo cinco de ellos pudieron resistir a la ola que tiñó de amarillo el mapa de la Argentina, con la aplastante derrota del Frente de Todos.
En la escala de méritos, el analista político Cristian Buttié pone en la punta de la tabla de salvación justicialista al riojano Ricardo Quintela que, en su distrito, se impuso por 30 puntos de diferencia respecto de Juntos por el Cambio. Un poco más atrás se ubicaron el formoseño Gildo Insfrán y el catamarqueño Raúl Jalil, con 20 puntos de luz respecto de la oposición. El lote de “ganadores” en sus distritos se ubicaron luego el tucumano Juan Manzur (les sacó 15 puntos a sus contrincantes, contando los votos aportados por el vicegobernador Osvaldo Jaldo) y más atrás el sanjuanino Sergio Uñac, que pasó sofocones en su provincia, pero que ganó por tres puntos de diferencia.
Buttié, director de CB Consultora de Opinión Pública, menciona a LA GACETA que hay dos casos más que hay que seguir de cerca porque pueden implicar menos bancas en el Senado para el oficialismo: La Pampa y Chubut. “El desafío más fuerte será de los gobernadores Sergio Zigliotto y Mariano Arcioni, e incluiría además al chaqueño Jorge Capitanich, porque de los resultados esperados en sus distritos depende en gran medida mantener el quórum en la Cámara Alta”, señala a nuestro diario el politólogo cordobés.
El Frente de Todos, según Buttié, apelará al verticalismo que lo caracteriza para intentar diseñar estrategias que impliquen un cambio de humor en el electorado. “Esto puede llegar a favorecer, por ejemplo, al propio Manzur, ya que -en esa línea verticalista-, la Casa Rosada potenciará a aquellos distritos que obtuvieron victorias y, paralelamente, ayudar a aquellas jurisdicciones en las cuales la derrota ha sido, en cierta medida, inesperada y sorpresiva”, reflexiona.
Manzur no se sale del libreto. Viene de una interna complicada contra la lista de Jaldo. El Frente de Todos ha obtenido, el domingo pasado, una victoria con el 49% de apoyo del electorado tucumano, casi siete puntos porcentuales más de lo proyectado en las encuestas encargadas por la Casa de Gobierno. Sin embargo, de la interna, hay algo que el propio vicegobernador le enrostra a su compañero de fórmula: 29% fue por efecto de la campaña de Manzur y del aparato oficialista y los 20 puntos restantes por el trabajo del presidente de la Legislatura y sus aliados.
Hasta ahora, el gobernador tucumano ha intentado esperar que la situación nacional se enfríe antes de opinar respecto del comportamiento electoral del Frente de Todos. “Ya lo dijo Alberto Fernández: hay cosas que tenemos que profundizar y corregir los errores para revertir el resultado nacional del último domingo”, respondió Manzur a LA GACETA, luego de recorrer las obras que se ejecutan en una planta de chacinados que, en 15 días, será inaugurada en La Cocha. Es probable que para entonces venga el presidente de la Nación. Deslizó esa posibilidad ante el intendente Leopoldo Rodríguez y de su padre, el legislador Alberto “Puma” Rodríguez.
El Gobierno nacional comenzó con la temporada de anuncios y ahora promueve un aumento salarial por decreto para empleados públicos y privados. El objetivo es cambiarle el humor a la clase media.
Los cambios de gabinete nacional pueden ser necesarios pero son muy complicados por la matriz del Frente de Todos, señala el analista político Carlos Fara. “Cada decisión debe ser vista a la luz de lo que piense Cristina, lo cual desdibuja más el perfil de Alberto Fernández”, señala. Además -acota- , si el Presidente desea seguir manteniendo el control sobre áreas clave, al hacer cambios abre la puerta para que se incremente la colonización cristinista, agravando la cuestión política que explica parte de la derrota del domingo.
Cada vez que suenan rumores de cambios en el gabinete nacional el nombre de Juan Manzur se inscribe en el listado. “No me voy a Buenos Aires”, les dijo el gobernador a algunos de sus colaboradores. Uno de ellos completó el comentario adjudicado al mandatario provincial: “no aceptaría cargos a nivel nacional, no porque no sea el momento, sino porque sus objetivos están puestos en la Provincia”. Otros aducen que Manzur no está dispuesto a ceder la gobernación frente a la interna y también argumentan que tiene motivos personales.
El gobernador no ahondará en el tema. Desde el domingo pasado ha recibido innumerables llamados de los principales referentes nacionales del Partido Justicialista. Está en contacto con la cúpula de la CGT y está recibiendo en esta ciudad a una serie de operadores nacionales para saber qué hará hasta el 14 de noviembre y también más allá de esa fecha.