Las palabras hirientes ya no forman parte del vocabulario de los principales referentes del Partido Justicialista. De la euforia pasaron a la reflexión. Los desencuentros y el enfrentamiento se convirtieron ahora, y en gran parte de esa semana, en un período de silencio y de tregua.
La catastrófica derrota del Frente de Todos en casi todo el país expuso a Tucumán como uno de los distritos que se salvó del tsunami electoral y mantuvo al territorio conducido por Juan Manzur como uno de los pocos que mantuvo el caudal de votos necesarios para continuar bajo el signo justicialista. Pero en el fragor de las celebraciones del domingo pasado, el vicegobernador Osvaldo Jaldo le había transmitido al mandatario que, al menos 20 puntos de los 49 que acumuló el oficialismo local corresponden a Peronismo Verdadero, el espacio que él ha consolidado desde que se distanció de su compañero de fórmula, en marzo pasado.
A raíz de la magnitud de la derrota nacional y dada la peculiar dinámica de la fuerza gobernante en el país, a juicio del Centro de Opinión Pública (Copub) de la Universidad de Belgrano Orlando D’Adamo, “no se le puede endosar el fracaso únicamente al presidente Alberto Fernández, salvaguardando al resto del Frente de Todo, en particular, a la vicepresidenta Cristina Fernández”.
Según el experto, “la derrota amplía las grietas internas con una profundidad que sólo los días y los resultados de noviembre permitirán mensurar. Se abre, en el oficialismo, una seria duda respecto del candidato o candidata para 2023, ya que los nombres que se venían barajando quedarán asociados a estos resultados”.
El traspié nacional ha calado hondo en el interior. Al peronismo tucumano lo unirá el espanto más que un legítimo acuerdo de convivencia política.
Está claro que Manzur ya no será el mismo con Jaldo, quien lo acompañó durante seis años ininterrumpidos en la conducción de la provincia. También está claro que Jaldo no quiere tomarse ni una foto ni compartir acto político alguno con su compañero de fórmula. Ahora el presidente de la Legislatura integra la lista oficial del Frente de Todos de Tucumán. Eso cambia el panorama actual y el escenario de las elecciones que se concretarán dentro de dos meses. La retención de las bancas es una necesidad, pero ya no tiene la misma presión que antes de las PASO. El Gobierno nacional tiene preocupaciones mayores que atender, sin descuidar a sus aliados políticos. La continuidad de la gestión nacional es la prioridad; luego revertir el resultado en provincia de Buenos Aires, base de sustentación política del poder kirchnerista.
El mismo domingo de las PASO, Manzur mantuvo una serie de charlas telefónicas con el presidente de la Nación. También con otros miembros del gabinete nacional y hasta con los principales dirigentes de la CGT. Ayer, además, recibió los llamados de sus pares de La Rioja, Ricardo Quintela, y de Catamarca, Raúl Jalil, con quienes analizó lo que se viene en la futura elección y la importancia de la liga de gobernadores en el rearmado electoral. Jaldo, a su vez, recibió al menos dos llamados del titular del Instituto Patria, el senador Oscar Parrilli. No fue una noche de festejo, pero sí de mantener lazos comunicantes con aquellos que pudieron mostrar un rostro de alegría.
Manzur aprovechó toda la jornada de ayer para realizar una minigira de sur a norte. Desde Monteros, pasando por Famaillá y terminando anoche, con un asado casi vespertino, en un club de Trancas, el bastión político del vicegobernador que, en las urnas, le dio la espalda en las PASO. En la tierra de los mellizos Orellana, el propio gobernador dio señales de acercamiento con el jaldismo. “Ya la interna terminó, en el peronismo se gana y se gana por un voto. Yo no tengo dudas, ya hay mensajes e intercambios”, declaró en territorio famaillense.
Manzur hizo un repaso de los resultados del domingo. Apuntó su mirada en Banda del Río Salí, donde el intendente Darío Monteros ha puesto toda la carne al asador para que Jaldo salga airoso en las elecciones. En Casa de Gobierno celebraron el particular triunfo en ese municipio. Según sus cómputos, en la lista de senadores, Lealtad Peronista se impuso a Todos por Tucumán por casi 600 votos, mientras que en la puja de diputados, la diferencia en favor del manzurismo ha sido de 121, según los cálculos del Poder Ejecutivo. También mencionaron que otra intendencia jaldista, Alderetes, el resultado fue más que auspicioso para Manzur, al igual que en Monteros. En la Capital, a su vez, el manzurismo ha dejado en claro que el intendente Germán Alfaro ha alcanzado un techo, ya que -según la evaluación oficialista- el independiente le dio la espalda. En todo caso, insisten, cosechó sufragios con el corte de boletas en el Este realizado contra el jaldismo.
Jaldo, en tanto, espera que baje la espuma antes de realizar evaluación alguna. “Se llamó a silencio y nos pidió que no habláramos”, reconoció a LA GACETA uno de sus dirigentes. Entre mañana y el jueves, el jaldismo dirá qué hará política e institucionalmente. Por ahora hay tregua, llamadas y espera de cambio de actitudes.