La soñada meta oficial de llegar a fin de año con una inflación del 29% quedó sólo en eso. Hoy el acumulado hasta julio la supera: 29,1%. Y es que los constantes aumentos de precios y servicios obligaron a recalcular la proyección entre el 40% y el 48%, y estas oscilaciones son, en el mercado de cambios, como la levadura para el pan. Así, la volatilidad se movió al ritmo de las incertidumbres, expectativas y especulaciones financieras, y el dólar paralelo tomó más velocidad que el resto de los dólares controlados por la autoridad monetaria. Y con su inercia arrastró a la economía nacional a valerse de emisiones y vender reservas en procura de equiparar los desfases, entre otros el déficit fiscal y la incertidumbre por las negociaciones de la deuda externa.
A nivel nacional, las últimas proyecciones macroeconómicas elevaron muy poco las cifras de inflación de los próximos meses y redujeron las estimaciones de devaluación de este año. Un informe de analistas de 12 consultoras remarcó que con una inflación de agosto estimada en 2,8% (el martes saldrán las cifras oficiales), las proyecciones para septiembre y octubre podrían acumular un techo del 2,6% para ambos meses. Para el caso que se cumpla el pronóstico, el índice de precios trepará cerca del 40% en víspera de las elecciones generales, mientras que en este mes de las PASO la tasa de 2020 será superada con el acumulado que llegaría a 36,1%. Para todo 2021 insisten con una inflación total del 48%, como lo hicieron al final del primer semestre, y para 2022 proyectan que rondará el 40%.
Los analistas esperan una mayor disminución del ritmo de devaluación del tipo de cambio, con la intención de fortalecer el cepo cambiario que aminore la inflación, al menos en un corto plazo.
Lo que viene
Respecto del comportamiento del dólar por estos tiempos electorales, el analista económico, contador Víctor Hugo Bono, señaló que el “blue” volvió a subir porque es el único que tiene libre cotización y el único que “más o menos” se puede confiar. “El otro está totalmente regulado por el control de las importaciones, que están muy restringidas, tanto que faltan insumos de automóviles”.
Explicó que el déficit fiscal es grande y la emisión de los últimos dos años importante. Este año ya acumuló una impresión de $ 771.000 millones, aproximadamente. “El dólar viene retrasado. La brecha es del 80% con el dólar oficial, un dólar raro porque está controlado”, resaltó.
Para evitar la estampida del “dólar libre”, el Gobierno estuvo emitiendo muchísimo esta semana, “pero aún tiene dólares para vender y controlar una corrida”, agregó. “Esto puede durar hasta marzo o abril de 2022, cuando vence la deuda, y hay que pagarla. Por eso hay mucha expectativa sobre lo que ocurra después de las PASO del domingo, ya que ante una derrota del oficialismo se podría adelantar un ajuste”.
Bono graficó esa situación: “esto es decir que hay temor que se llene el dique y se derrumbe si la inflación no cede”. Resaltó que el Banco Central está regulando la cotización para llevarla al incremento de la inflación, “y un poquito menos, a fuerza de vender, de inyectar dólares en la plaza, para calmar la histeria de la demanda”.
Precisó que a fines de año, y después de las elecciones de noviembre, puede ser que el dólar baje un poco porque la gente que atesora dólares para protegerse de la inflación, tendrá que vender para afrontar los gastos de diciembre, y también del aguinaldo y las vacaciones, que es lo esperado. “Hay temor, insisto, que un resultado negativo para el Gobierno, o un empate, lo ponga en una situación engorrosa. De todas maneras, se avecinan tiempos difíciles y se impone un gran acuerdo político entre Gobierno y la oposición”.
Peso devaluado
Bono explicó que ayer el “blue” detuvo su escalada preelectoral y registró su primera baja en seis jornadas para cerrar a $ 186,50. Apuntó que las bolsas cayeron y también los papeles argentinos, en especial del banco Superville y Telecom. “Es lógico, si al país le va mal, a las empresas del país también les irá mal. De hecho una empresa argentina vale la quinta parte de la que debería valer normalmente”, afirmó.
“Volviendo al acuerdo, los sindicatos forzosamente deberían participar, para achicar el déficit fiscal -sería el ajuste- y bajar un poco la presión fiscal para traer inversiones”, recomendó.
“Argentina está hoy fuera del mundo. El Gobierno no puede financiarse sin emitir, y eso es inflación. Con los billetes en la calle sin respaldo no queda otra que salir a endeudarse con tasas bajas. Con el riesgo país a 1.550 puntos básicos, significa que el país tiene que pagar 15 puntos más que cualquier nación con deuda”.
Bono consideró que la deuda con el FMI “es la más barata del mundo”, pero “hay que dar señales de claridad, de previsibilidad” para generar confianza. “O sea, volvemos a lo de siempre; a poner la casa en orden y al planteo de seguridad jurídica”
En este sentido, dio como ejemplo lo que ocurrió en el gobierno de Mauricio Macri, cuando aún bajando los impuestos no llegaron las inversiones. “Es por el miedo a los cambios y no lograr los retornos previstos”, indicó. “No es una opinión política sino la realidad. Esto le va a pasar a cualquiera. El que pretenda manejar la economía con ideologías se equivoca. Sino miremos a China. La inmobiliaria más grande del mundo cayó por una política que no favoreció su diversificación”. Las acciones de Evergrande bajaron 75%; es uno de los mayores grupos económicos privados chinos, con 200.000 empleados directos y 3,8 millones indirectos, y presencia en 280 ciudades.