Pilar es una bebé de cuatro meses. Probablemente, anoche fue la persona más joven en ver in situ jugar a Lionel Messi en Argentina como campeón de América.
Justo en el momento en que los micros que transportaban al plantel albiceleste ingresaban al Monumental, Pilar, en brazos de su madre Aldana, pasaba por el punto de control de DNI.
Su padre, Nicolás, solo lamentaba las inclemencias del tiempo en la tarde-noche del jueves. “Le trajimos mucho abrigo, lástima el viento”, dijo a LaGaceta.com antes de ingresar al estadio.
La familia oriunda de Santo Tomé (Santa Fe) está dividida en cuanto a sus amores locales (Aldana es de Colón, Nicolás de Unión), pero unifican el corazón cuando se trata de la selección.
“No podíamos perdernos de ver a los campeones de América y a Messi, sobre todo”, afirma Aldana, quien se enteró del remanente de entradas existente en la madrugada de hoy y aprovechó la oportunidad.
Con Nicolás al volante, hicieron tiempo récord desde la ciudad santafesina hasta Obras Sanitarias, donde retiraron su entrada antes de las 17 horas. “La organización fue un desastre, nos apuramos al divino botón”, se quejó mientras Pilar escrutaba a este cronista con sus ojos grandes.
Ellos representan a miles de familias, una de las “patas” de esta jornada de fiesta con la excusa de un partido de eliminatorias ante Bolivia.
Los hinchas volvieron a las canchas en Argentina, aunque en realidad el público de este jueves en Núñez no suele ser el que llenaba las canchas en el fútbol local antes de la pandemia. Como solía pasar antes también.
Hay excepciones también. Muchos grupos de amigos. Como esos jóvenes provenientes de Rosario, que posaron felices con camisetas alusivas al gran logro de hace dos meses atrás en el Maracaná. Fanas de Newell’s, dijeron a voz en cuello, para que no quedaran dudas: “Somos de la casa de Leo”.
Un rato antes, Pamela lloró ante las cámaras, confesando su amor por Messi. “Es uno de los días más felices de mi vida”, explicó en relación a su primera vez con el astro del PSG en cancha.
La gente fue llegando de a poco, tranquila, sin problemas en los accesos. Felices por su fortuna de poseer una entrada. Aunque no todos. Un joven de unos 25 años, vio la credencial de este cronista y le preguntó desesperado. “¿No te sobra una entrada de protocolo, te doy 3.000 pesos”.
Ya dentro del Monumental, los primeros aplausos fueron para algunos representantes del ámbito de la salud, que fueron invitados como homenaje simbólico a todo el personal que luchó –y lo sigue haciendo- desde la primera trinchera contra el COVID-19. Eso sí, los invitaron con las ubicaciones más baratas, las populares de la Sívori alta.
Y el estallido llegó a las 19:52 “o’clock”, cuando los jugadores argentinos asomaron sus cabezas por el túnel del equipo local. Locura total por ver a Messi, quien al trote llegó frente a la platea Belgrano Baja y levantó su mano para saludar.
¿La respuesta? “Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Leo Messi, todos la vuelta vamos a dar”. Ya dimos una, hace poco. Insaciables, los argentinos soñamos con otra, el año próximo en Qatar.