La Agencia Europea del Medicamento (EMA) señaló al síndrome neurológico Guillain-Barré (SGB) como un posible efecto secundario "muy inusual" de la vacuna de AstraZeneca contra el covid-19. De acuerdo al organismo, se reportaron 833 casos en todo el mundo hasta el 31 de julio entre las 592 millones de dosis aplicadas de ese fármaco.
En la Argentina, hasta esa misma fecha, hubo tres casos con Sputnik V y uno con AstraZeneca, según nuevo informe de vigilancia de seguridad en vacunas (el número 14), con los datos de los primeros siete meses de aplicaciones en el país. Para fines de julio, se habían colocado poco más de 32 millones de dosis y se notificaron más de 50.000 eventos supuestamente atribuidos a inmunizaciones, conocidos por sus siglas Esavi. Además, se investiga la muerte de cuatro personas.
Esos cuatro SGB fueron registrados como "indeterminadas B1", que es una clasificación que utiliza la Organización Mundial de la Salud (OMS) donde se incluyen a los efectos donde la relación temporal es congruente, pero no hay evidencia definitiva suficiente para asignar la causalidad a la vacuna. Tras la confirmación de la EMA, es probable que las autoridades argentinas debaten esa categorización.
El síndrome Guillain-Barré es una inflamación de nervios que puede causar parálisis temporal y dificultad para respirar. La EMA recomendó incluir una advertencia en el prospecto para que las personas busquen atención médica si presentan debilidad y parálisis de extremidades que puede extenderse al pecho y el rostro. Esto ya había sido avisado ante el uso de la vacuna de Johnson & Johnson, que utiliza la misma tecnología de adenovirus que la de AstraZeneca. De hecho, la FDA estadounidense, la federación de registros de medicamentos de esa nación, también emitió un comunicado en julio de un "riesgo aumentado" de desarrollar SGB con ese suero.
En profundidad, se puede calificar a este trastorno como poco frecuente. Se sabe que el propio sistema inmunitario de una persona daña sus neuronas y causa debilidad muscular y a veces parálisis. Sus síntomas por lo general duran algunas semanas. Se desconoce la causa exacta del SGB; no obstante, alrededor de dos tercios de las personas que desarrollan síntomas de SGB lo hacen varios días o semanas después de haber tenido diarrea o enfermedades respiratorias. Por ello, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU han establecido -incluso- cierto vínculo con la vacuna para la influenza.
Hasta ahora, en nuestro país las reacciones más comunes observadas con Sputnik, AstraZeneca y Sinopharm son las siguientes: mialgas, cefaleas, artralgias, fiebres, reacción local, dolor local, síndrome gastrointestinal, anafilaxia, sabor metálico, hipertermia, alergias, náuseas, vómitos y adenopatías locales, entre otras. Todavía no se conocen datos con Moderna.
En el desglose por laboratorios, se observa que la vacuna Sputnik tenía reportados hasta el 31 de julio unos 41.000 eventos de entre 11 millones de dosis aplicadas por aquel entonces. Le sigue AstraZeneca con casi 3.000 avisos y también unas 11 millones de inoculaciones. Finalmente figura Sinopharm, que llevaba registrados unos nueve millones de pinchazos y 2.300 efectos adversos.
Si se analiza en detalle cada uno de los tres fármacos, lo que se destaca es que la vacuna del Instituto Gamaleya da una tasa de 365,42 por cada 100.000 suministraciones. En el caso de la vacuna de Oxford, promedia una tasa de 26,91. El fármaco de Pekín arroja una tasa de 24,64. En total, las tres marcas significan una tasa de 156,8 por cada 100.000 dosis aplicadas. Se trata de una incidencia relativamente baja, pero llama la atención el liderazgo negativo del fármaco ruso. Según los especialistas que elaboraron el informe, en los albores solo se aplicaba el suero ruso y es habitual que, en el arranque de las vigilancias, se reporte con más detalle. De hecho, si se observa el informe a partir de la semana 11, se puede notar que la situación es más pareja entre todas las vacunas.
"El 72% de las notificaciones de eventos adversos reportados fueron de mujeres. El promedio de edad se situó en los 42.4 años para ambos sexos. Este perfil podría tener relación con que la mayoría de los eventos fueron notificados al inicio de la campaña, que comprendía al personal de salud. Es muy importante resaltar que, ante el inicio de una vacunación en un contexto de pandemia, es esperable que la sensibilidad del sistema de vigilancia sea muy alta. Es decir, se cuenta con un sistema conformado por personal de salud capacitado para la detección y notificación de eventos", analizan los expertos de la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas (Conaseva), citados en el documento oficial.
Del análisis de las 50.400 notificaciones surge que el 1,99 % se consideraron graves. El término grave hace referencia a casos que requirieron hospitalización de acuerdo a la OMS. Si bien el número de dosis administradas ha aumentado con el tiempo, la tasa de notificaciones graves se ha mantenido baja. En concreto, ese porcentaje de gravedad se traduce en 16 personas. Sus historias fueron notificadas como "indeterminadas B1". Estos 16 casos se repartieron en seis patologías diferentes:
Síndrome de Guillain Barre: tres casos con Sputnik V y uno con AstraZeneca;
Trombocitopenia inmune: tres casos con Sputnik V;
Pericarditis: un caso con Sputnik V;
Púrpura trombocitopénica trombótica: un caso con Sputnik V;
Trombosis coronaria: un caso con AstraZeneca;
Síndrome Trombocitopénico Trombótico: un caso con Sputnik V y cinco con AstraZeneca. Cuatro de estos tuvieron un desenlace fatal.
Mientras tanto, el Ministerio de Salud confirmó hoy que ya cuenta con 608.000 dosis del segundo componente de Sputnik V producidas en la Argentina por el laboratorio Richmond. De ese total, 152.000 unidades restan ser aprobadas por la Anmat, verificación que se haría en los próximos días. Además, por estos días se supo que Moderna está desarrollando una vacuna de una sola dosis de refuerzo contra el coronavirus y la gripe.
En pleno debate sobre la necesidad de aprobar una tercera dosis de refuerzo, se conocieron nuevos estudios que indican que la vacuna Moderna puede ofrecer una protección más duradera que la de Pfizer. Una investigación publicada en Journal of the American Medical Association (JAMA) realizada sobre trabajadores sanitarios en Bélgica refrenda estos resultados al señalar que los vacunados con Moderna presentaban más del doble de anticuerpos dos meses después de su segunda dosis que los que recibieron Pfizer.