Hockey: mucho amor en la rivalidad

Hockey: mucho amor en la rivalidad

Diego Vidal y Sofía Antelo Bravo, unidos por la familia y separados por los colores.

FAMILIA. Chiara, Diego, Paz y Sofía estuvieron dispersos casi toda la tarde, pero al final todos se reunieron para festejar. FAMILIA. Chiara, Diego, Paz y Sofía estuvieron dispersos casi toda la tarde, pero al final todos se reunieron para festejar.

“Yo lo tengo bien claro: quiero que él sea exitoso en todo lo que haga”, afirma Sofía Antelo Bravo. Ella es la esposa de Diego Vidal, uno de los técnicos que llevó a Natación y Gimnasia hasta el título del Apertura del Anual “Raúl ‘Carozo’ Ternavasio”.

El amor los unió hace ya 14 años, pero sabían que los colores los iban a separar por siempre. Eso fue lo que los diferenciaba en el césped de la cancha de Tucumán Rugby donde se consagraron los “Blancos” ante los locales. Sofía, jugadora de hockey de Tucumán Rugby Blanco vestía con predominantes verde y negro en su remera y pollera; Diego, ya campeón, hacía irradiar con su felicidad el azul marino de la ropa de entrenamiento de Natación y Gimnasia. Ver a los Vidal transitar por la cancha luego de la intensa final que jugaron los dos mejores equipos del torneo fue un tributo al ensamble, uno muy saludable, por cierto. Chiara, de nueve años, terminaba de dar a la familia la equilibrada armonía vestida íntegramente con el equipo de hockey “verdinegro”.

“Hay como un contrato prenupcial, digamos”, contó entre risas Antelo Bravo. “Las hijas irían para Tucumán Rugby y los hijos para Cardenales”, tiró la jugadora de hockey. “Tenemos dos mujeres que van a Tucumán Rugby y un varón, que está en el cielo y es de Cardenales”, comentó emocionada.

Las rivalidades deportivas generan todo tipo de reacciones, pero en la filosofía del juego limpio no hay lugar para que la situación tenga un desenlace negativo. El tándem Vidal-Antelo Bravo es ejemplo de ello. “Por supuesto, que íbamos a poder convivir”, respondió sin dudar la dama. “Los dos amamos el deporte”, agregó Sofía el motivo de por qué la rivalidad puede funcionar saludablemente.

Cuando camisetas distintas se cruzan, el espíritu que moviliza al deportista o aficionado no puede generar conflicto. Si pasa lo contrario, estamos ante algo que nada tiene que ver con la cultura del deporte. “Creo que eso hemos transmitido a nuestras hijas. Yo amo el hockey y él ama el rugby; desde chiquitos defendemos nuestros colores. Sabíamos que esto sería una cuestión de respeto y amor... no había más qué decir”, explicó Antelo Bravo.

Según ella, hay razones por las que Diego es de los más queridos en el ambiente. Surgido en Cardenales y siempre identificado con los “Purpurados”, al ex primera línea le abrieron las puertas en Natación, por lo que su esposa afirmó y por lo que le desea ese éxito, pese a que este último fin de semana lo consiguió ante su club. “Para mí, él es rugby. Diego ama el rugby y eso lo pone por encima de cualquier camiseta”, sentenció Sofía, de 39 años. “Como su esposa, yo lo vi en ese trayecto y aprendí a amar el rugby desde ese lugar. Todo ese esfuerzo que él hace, esa dedicación y horas que le da al club y, a la vez, nos quita a nosotras, pero bien -aclaró- porque yo también le quito tiempo por el hockey, es admirable. Yo lo entiendo. Somos fanáticos y pasionales con lo que hacemos, por eso es campeón”, elogió Antelo Bravo.

Ese trayecto al que se refiere Sofía es lo más llena a Diego. Tanto que reconocía que le costaba creer lo que estaba sucediendo apenas se terminó el partido que Natación y Gimnasia le ganó a Tucumán Rugby por 30 a 25. “No caía. Yo soy mucho de disfrutar el camino. Para mí es un sueño poder entrenar a un equipo y llegar así al objetivo final”, reconoció el ex hooker.

Es así, la rivalidad deportiva, si es bien vivida, sólo puede generar buenas cosas. Como la foto de los Vidal de un sábado por la tarde, separados por los colores, pero unidos por el amor al deporte y buen juego que ambos equipos mostraron en la final.

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