¿Negocio o no negocio? Esa es la cuestión para San Martín, que se llevó un punto de su visita a Almirante Brown y se mantiene a tiro de la cima de la zona A de la Primera Nacional. Sólo el futuro dará respuesta al interrogante con que empieza esta nota.
Es cierto, el equipo de Pablo de Muner otra vez falló a la hora de asaltar la punta, ahora compartida por Tigre y Almirante Brown, aunque este último con un partido menos disputado. El “Santo” quedó a dos de los líderes y tendrá jornada libre en la próxima. Habrá que ver a cuánto se encuentra del “Matador” y “La Fragata” cuando retorne a la competencia en La Ciudadela, ante Belgrano, por la fecha 26.
Vista desde el presente, la igualdad en el estadio Fragata Presidente Sarmiento no pareció sentarle tan mal a San Martín. Fue un partido trabado y luchadísimo, casi sin situaciones de gol. Una verdadera “final” adelantada, en un terreno históricamente adverso, que el “Santo” sacó adelante con más actitud que fútbol. Y eso también vale, claro.
Era previsible: por haber tanto en disputa y quedar por delante todavía bastante tela por cortar. Ninguno iba a jugársela el todo por el todo, con el riesgo de quedarse sin nada.
Y fue muy bueno mientras duró ese inicio de San Martín, que se extendió hasta que la amenaza de lluvia que provenía de la hora de la siesta dejó de serla: junto al diluvio, la visita dejó de ser dominador exclusivo de las acciones. Y Almirante Brown, que hasta entonces sólo había apostado a alguna contra, salió del asedio.
Una pena, porque hasta los 20’ el “Santo” estaba afiladísimo, con buena circulación, pelota al pie, laterales lanzados al ataque. Después, ya bajo el agua, la grosera mano penal de “Maxi” Martínez, ignorada por Mario Ejarque, desató la locura, airados reclamos dentro y fuera de la cancha. Irónicamente, los allegados locales pedían un “veedor”.
Y San Martín, beneficiado por la decisión arbitral, se aplacó, se tornó algo conservador en ese tramo final del primer tiempo, quizás temiendo que cualquier situación en su área derivara en la aplicación de la famosa “ley de la compensación”.
De regreso del entretiempo, con el sistema lumínico encendido y la lluvia todavía copiosa aunque menos intensa, San Martín volvió a las fuentes, otra vez salió a copar la parada. Pero no logró hacerlo revolcar ni una vez al arquero Ramiro Martínez.
Lo que sí consiguieron los muchachos de De Muner fue neutralizar la avanzada de “La Fragata”: ni Diego García, ni Santiago Vera, ni Cristian Chávez tuvieron éxito en sus intentos de desequilibrio.
Esta vez las soluciones no llegaron desde el banco y el “Santo” se quedó con las ganas de dar el golpe. En la última media hora, salvo una pelota algo sucia bien defendida por el portero local, fue Brown el que se aproximó más, a base de centros y alguna jugada de pelota parada sin demasiada puntería.
En el corazón del peronismo, el partido de La Matanza, hubo “justicia social”: dos de los tres principales protagonistas de la zona volvieron a empatar, como el día del debut de De Muner.
Dio vuelta una rueda entera, y aquí está San Martín: entero para seguir dando pelea. Por el anhelado primer puesto como premio mayor o por un lugar en el Reducido, como segunda opción. Ahí va, jugando por un sueño.