Cuando se fundaba una escuela nacional se le otorgaba un número con el que pasaba a ser transferida a la provincia. Hace algunos años en Tucumán se decidió agregar un nombre. Esto pasó en la escuela número 110 de Los Gutiérrez. Se debía llevar una propuesta con tres opciones de nombres, para decisión de las autoridades educativas, dentro de requisitos establecidos. Esta escuela elevó tres opciones: 1) Virgen del Valle. Fue desestimada, por la reiteración del nombre en instituciones cercanas. 2) Gobernador Celedonio Gutiérrez. Propuesta aceptada. 3) Jorge Luis Borges. Desestimada por la tácita razón de que en un gobierno peronista, Borges no tiene cabida. Así lo expresó un funcionario. Por los fundamentos de la propuesta sobre Borges, también esta opción pudo llamarse: “Borges en una escuela de maravillas“, por lo que ella aspiraba, en esta escuela con bajo o nulo rendimiento escolar en lectoescritura y comprensión de textos, en ese momento. No eres fácil enseñar a leer partiendo del abecedario, en un orden establecido de la a a la Z o aún empezando con el orden del teclado de la computadora, donde se visualizan elementos básicos de Lengua y Matemática, como un todo, del que se puede partir para lectura eficaz, en términos informáticos. Otro inconveniente era y es el sistema educativo direccionado por políticas partidarias, que no permitiría emular a “Alicia en el país de las maravillas“, por la idea impulsada de que cada espacio importante de la escuela lleve el nombre de una obra de Borges y particularmente, cada aula. ¿Qué hubiera pasado si como inicio del proceso de aprendizaje de lectoescritura, el maestro hubiese estudiado la obra de Borges, reconocido universalmente, y hubiese leído, comprendido lo leído y lo hubiese relacionado con mitologías clásicas, literatura filosófica y fantástica, con el realismo mágico del siglo XX, elevando así su nivel académico como parte de su condición de maestro, con el fin de lograr en sus alumnos el acceso a la lectura eficaz, al desarrollo de capacidades en actos de leer, comprender, intuir, memorizar, anticipar, reflexionar? Sería tal vez el maestro de la “Escuela de maravillas”, enriqueciendo la biblioteca, sabiendo que Borges imaginó que el Paraíso era una gran biblioteca y por obra de este imaginaria propuesta la escuela número 110 se podría haber conectado con la Fundación Internacional Borges y con ello se hubiese vinculado con el mundo de la literatura universal. El nombre actual de la escuela no era incompatible con el nombre Borges, como en busca de una identidad vinculada a leer y escribir, desarrollando una riqueza intelectual que atenúe la pobreza espiritual y material que nos avasalla hoy.
Elvira Arnedo
La Rioja 151
San Miguel de Tucumán