No tenían hijos, decidieron adoptar y ahora tienen "quintillizos"

No tenían hijos, decidieron adoptar y ahora tienen "quintillizos"

Una pareja de Córdoba se animó a adoptar a cinco hermanitos y su vida cambió por completo.

Fotos gentileza GCBA. Fotos gentileza GCBA.
02 Septiembre 2021

Sofía Pizzi y Alejandro Segura pasaron de no tener hijos a tener "quintillizos", como ellos les llaman a los cinco hermanitos que adoptaron en Córdoba. Los chicos tienen 15, 13, 11, 10 y ocho años.

Ya llevaban cuatro años alojados en un hogar y sin novedades de adopciones. Tan es así que los hermanos mayores habían planteado la posibilidad de dividirse para darles más chances a los menores de conseguir una familia.

Fue entonces cuando aparecieron en la historia Sofía y Alejandro, quienes se contactaron con el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, organismo a cargo el Registro de Aspirantes a Guardas con Fines Adoptivos (RUAGA). Lo hicieron después de leer un aviso: “Buscamos familia para cinco hermanos/as de 12, 11, 9, 8 y 5 años de la Ciudad de Buenos Aires”.

“Cuando nos inscribimos empezamos a ampliar la casa: teníamos dos habitaciones y en una galería que había empezamos a hacer una tercera habitación. Ya sabíamos que se iba a dar. Siendo realistas, lamentablemente, hay muy pocas familias que se animan”, contó la mujer al diario Clarín.

Fotos gentileza GCBA. Fotos gentileza GCBA.

Tras varias entrevistas y audiencias comenzaron el proceso de vinculación. “No es todo color de rosa. Éramos desconocidos que queríamos formar un proyecto familiar. Maternar es a prueba y error y hemos aprendido a diario”, agregó.

Desde ese momento hasta hoy pasaron casi dos años. Primero hubo una “Guarda Provisoria”, luego una “Guarda con Fines Adoptivos” y desde el 9 de abril de este año la jueza sentenció que Sofía y Alejandro eran padres definitivamente.

En el transcurso, la pareja debió adaptarse a numerosos cambios. Y los chicos también. Psicólogos, psicopedagogas, fonoaudiólogos y maestras integradoras también son parte de ello. Sofía, , orgullosa, mencionó algunos de los logros: “el más grande entró al hogar a los nueve años y nunca había pisado una escuela. Hoy está en segundo año del secundario en una escuela técnica. En el colegio lo aman. El que le sigue no sabía leer. Ahora está en quinto grado, es súper responsable, hace solo la tarea. El tercero no distinguía números de letras. Tiene una discapacidad intelectual que no es por nada orgánico, sino por falta de estimulación. Hoy, después de un año, lee un libro por semana”.

La nena, única mujer entre los hermanos, también tiene una discapacidad intelectual. “A mí me parecía que iba a demorar unos años más, pero se ha largado a leer y está chocha”, comentó la madre.

“El más chico, que es el que menos carencias ha tenido en cuanto a lo educativo, sí ha tenido mucha carencia en cuanto al apego materno. Al chiquito, que ha entrado al hogar con un año, le ha faltado la mirada materna. La está viviendo ahora, estamos en esa etapa. Y en lo escolar anda re bien”, cerró Sofía.

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