Abrazo partido

“Te doy un abrazo”, le dijo la manzurista Sandra Mendoza a su competidora electoral, la jaldista Graciela Gutiérrez. Eran las 21.35 y el primer capítulo del debate entre postulantes oficialistas en segundo término al Senado de la Nación había concluido. Las dos, en efecto, se estrecharon en un saludo de “compañeras”. Ese fue, acaso, el único momento en el que se “vieron” mutuamente mientras las cámaras estaban encendidas y ellas estaban expuestas al momento “público”. Porque durante el resto del debate la referente del vicegobernador se dedicó a cuestionar a la Casa de Gobierno de manera incesante, sin confrontar con ninguna de las ideas vertidas por su contendiente. Al mismo tiempo, la precandidata del gobernador expuso sus propuestas como si nadie estuviera diciendo nada en contra de la gestión del Poder Ejecutivo provincial.

Precisamente, cuando las cámaras se apagaban porque terminaba un bloque y se hacía una pausa, Mendoza y Gutiérrez se convertían en Sandra y Graciela. “Dialogaron durante el tiempo libre”, apuntó Federico van Mameren, para subrayar que se trataba de una distensión “nunca vista” en las compulsas televisadas con anterioridad. “Hay buen clima”, describía Carolina Servetto.

El ciclo de debates organizado por LA GACETA, en ese punto, exhibe a microescala las dualidades del proselitismo oficialista. Mendoza destacó que en Famaillá (el intendente José Fernando Orellana está casado con ella) se están ultimando los detalles para lanzar un parque industrial, que atraiga inversiones y genere empleo, gracias a las gestiones de Juan Manzur. Y Gutiérrez destacó que en Alderetes (el intendente Aldo Salomón está casado con ella) ha podido brindar respuestas a la población, en materia de seguridad y educación, gracias al apoyo de Osvaldo Jaldo. Si alguien que no está informado de la interna justicialista vio la primera hora de “Panorama Tucumano” en otra provincia, a través de cualquiera de las plataformas de LA GACETA, habría estado escuchando hablar de dos estadistas que se complementan sin estridencias para llevar obras y servicios a todo Tucumán. Sin embargo, son dos antagonistas irreconciliables. Y en 10 días uno de los dos estará políticamente más muerto que vivo.

Ese verdadero desplazamiento de los significantes (todos son correctos en cámara y fratricidas en el territorio) termina generando contradicciones. Es decir, mensajes que “no cierran”. El manzurismo cuestiona impiadosamente al macrismo por la crisis, pero hace dos años que gobiernan los Fernández. El jaldismo elogia a Alberto y a Cristina, pero reniega de la pobreza y de la inseguridad que han recrudecido en los últimos tiempos en la provincia. Y unos y otros se olvidan que “son gobierno” en Tucumán desde hace seis años.

Al final, la pelea se asoma. “No estamos de acuerdo con cómo maneja esta provincia el gobernador”, dispara Gutiérrez, durante el minuto final en el que cada precandidata pidió el voto a la audiencia. “El 12, esta es la lista que va a ganar”, sentencia Medina.

Y después se saludan con genuina amistad, porque una de las verdades no escritas del peronismo consiste en que los candidatos pasan, los gobernantes cesan, pero el movimiento queda.

Fue un abrazo sinceramente partido.

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