Carlos Agustín Danna, tiene 32 Años y es desarrollador de software. Se fue de Argentina en 2014 poco tiempo después de recibirme de licenciado en informática en la UNT. En ese momento tenía la posibilidad de estudiar un máster en EEUU. Desde hace tres años vive en Estocolmo, Suecia.
-¿Qué es lo más difícil de emigrar?
- Creo que lo más difícil es tomar la decisión de irte, porque detrás hay muchas otras como no vivir cerca de tu familia, amigos y gente con la que compartiste en Argentina. No es una decisión sencilla, hay dudas y miedos por detrás. El resto es prepararse para los diferentes retos como por ejemplo aprender un idioma nuevo, adaptarse a otra cultura, aprender cómo funcionan los diferentes servicios, impuestos, salud, entre otras cosas.
- ¿Te sentís un argentino viviendo en el exterior?
- No, siempre lo vi más desde el punto de vista de dónde decido establecerme o quedarme a vivir. En EEUU viví cuatro años y es común para la gente mudarse a diferente Estados creo que es por eso que durante mi tiempo ahí sentí que estaba de viaje o de paso, a pesar de haber estudiado y trabajado en ese país. Cuando me mudé a Estocolmo decidí quedarme aquí porque me gustó la gente que conocí, los paisajes, la ciudad y el ambiente en el área profesional que me muevo.
- ¿Emigrar es para cualquiera?
- Creo que cualquier persona puede emigrar pero no todo el mundo está preparado o dispuesto a poner el esfuerzo que requiere. Es un reto y hay dificultades en el camino. Hay que tener en cuenta muchas cosas, entre esas, que no estarás en muchos acontecimientos importantes de tu familia o amigos en Argentina.
- Otro detalle importante es la condición en la que uno emigra. Si vas sin un plan, a buscar trabajo vas a tener algunas dificultades. Si vas con un trabajo es un poco más sencillo.
- Independientemente de cómo uno emigre, hay muchas otras cosas a tener en cuenta que lo hace complicado como, por ejemplo, buscar donde vivir, cómo te vas a mover en la ciudad. Hay que estar preparado porque podés meter la pata o trámites burocráticos que toman su tiempo. Por ejemplo, cuando me mudé a Suecia estuve dos meses sin poder cobrar el sueldo porque no podía abrir una cuenta bancaria sin lo que vendría a ser el equivalente al número de CUIL en Argentina. Cosas así pasan todo el tiempo.