Buscando a sus caballos perdidos, Gonzalo Saldaño se encontró con el horror: un verdadero matadero clandestino de animales a la orilla del río Salí, donde un grupo de personas habían faenado a sus corceles y donde además yacían innumerables otros cuerpos de equinos desmembrados.
“Nos robaron a la tarde-noche del domingo tres animales de mi casa de El Timbó. Estuvimos toda esa noche y los días siguientes buscándolos, una yegua y un caballo de paso y otra yegua peruana. La verdad esperaba encontrarlos tirando de un carro o atados a un poste, pero nunca de esta manera”, explicó el joven en una entrevista que le dio a La GACETA.
Saldaño contó que la Policía y la división de Delitos Rurales lo acompañaron en todo momento en la búsqueda, que había comenzado en la zona de Alderetes. “Tengo amigos ahí que me estaban ayudando hasta que el martes la Policía me avisa que habían encontrado animales en el lecho del Salí, unos cuantos metros atrás del cementerio del Ángel”, agregó.
“Había muchos animales muertos, cuerpos que llevaban días, otros meses. Si alguien busca algún animal tenga en cuenta que puede ser que esté allí. Para nosotros fue muy duro esto, principalmente por el valor sentimental que uno le tiene a estos animales, pero además era caballos valiosos, de exhibición. Sólo pido Justicia”, manifestó el criador todavía conmovido con la triste noticia. En sus redes sociales les dedicó un posteo a sus corceles denunciando el hecho y explicando el valor que les daba su familia.
Los ladrones ingresaron cortando alambres, tomaron los tres caballos y salieron por el fondo de la finca de El Timbó. Siguieron a campo traviesa, hasta las aguas del Salí y luego bajaron hasta el lugar donde matan y faenan a los animales. La Policía ya tendría identificados a los autores del hecho, pero debido a la cantidad de cuerpos hallados, podría haber más personas implicadas.
“La Policía me explicaba que en muchos asentamientos de esa zona se comen a los caballos, también que hasta han encontrado y sacado de circulación carne de estos animales en algunas carnicerías de esos vecindarios. Para nosotros no tiene explicación que haya gente haciendo esto, pero evidentemente es una realidad”, concluyó resignado Saldaño.