Un hombre que vive en la localidad bonaerense de Ramos Mejía inició una demanda por U$S 200.000 contra China y la Organización Mundial de la Salud ya que sufrió coronavirus, perdió el trabajo y hasta se endeudó para recuperar su fuente de trabajo. “En unos pocos días el covid me cambió la vida por completo y alguien se tiene que hacer cargo porque la pandemia era evitable”.
Matías Bergalli tiene 39 años y se considera un sobreviviente. Vive en Ramos Mejía, está casado y tiene 4 hijos. “Me contagié a mediados de marzo de este año, supuestamente por mi sobrino ya que su maestra era asintomática y seguía dando clases como si nada pasara”, contó.
Ese fue el comienzo de un derrotero rocambolesco que relató a Infobae.com. “Tardaron 4 días en confirmarme que tenía el virus. Nadie me hizo ningún seguimiento telefónico y llegué a saturar por debajo del 80%. Estaba para internarme pero nadie me asistió. De todas maneras yo prefería morirme en mi casa, llegado el momento, antes que terminar mi vida solo en un hospital”, admitió.
Sostiene que pasó 16 días postrado en una cama con mucho dolor de cabeza y dolencias corporales. “Estaba preso en mi propia casa, a lo que se sumaba la ansiedad generada por el confinamiento y la incertidumbre de quién iba a mantener a mi familia porque yo no podía salir a trabajar”, recordó.
La disminución de los ingresos se empezó a notar en su casa y eso agudizó el cuadro. “Soy trabajador independiente, si no trabajo no cobro, y si no cobro no le puedo dar de comer a mis 4 hijos. Sentía que estaban desprotegidos y yo no podía hacer nada. Sentía una impotencia terrible y me la pasaba todo el día de mal humor. Empecé a acumular deudas y me atrasé con la cuota del auto, un Renault Fluence, que había sacado para poder trabajar después de que cerrara el hotel donde trabajaba como mozo, frente al Obelisco”, detalló antes de asegurar que “en unos pocos días el covid me cambió la vida por completo y alguien se tiene que hacer cargo porque la pandemia era evitable”.
Estuvo un poco más de un mes sin trabajar; que se sumó a meses de ingresos flojos y de muy pocos viajes como consecuencia del cierre de negocios y actividades. Según sus cálculos, en todo ese tiempo que estuvo inactivo se privó de ganar $180 mil ya que solía trabajar unas 16 horas por día.
El último año fue muy difícil para Bergalli. Entre julio de 2020 y enero de 2021 fue sometido a cuatro intervenciones quirúrgicas. La primera fue por una eventración. En agosto le apareció un bulto en el abdomen y le tuvieron que extirpar la vesícula. Una semana después volvió a ser hospitalizado porque le detectaron una piedra en el estómago.
Una vez que pudo reponerse, cerró el hotel, cambió de firma y sostiene que no fue indemnizado.
Conduciendo su auto, bajó una aplicación para conductores y sucedió otro curioso hecho en su ya particular historia de vida. “A mi primer pasajero no me lo voy a olvidar nunca más. Dios te pone a determinadas personas en tu camino en el momento indicado y a mí me mandó a Patricio”, recordó. Ese hombre es Patricio Poplavsky, CEO y fundador de un estudio de abogados especializados en derechos internacionales y que representa a damnificados por el coronavirus en el mundo.
“Lo levanté en el centro porteño y como justo nos agarró una movilización el tránsito estaba cortado y tuvimos un montón de tiempo para charlar. Le conté sobre mi historia, se ve que le caí bien, nos intercambiamos los teléfonos y me siguió llamando para hacer otros viajes”, contó Matías.
La denuncia es contra la República Popular China, en cabeza de su presidente Xi Jinping y su Gabinete de Gobierno; y la Organización Mundial de la Salud, en cabeza de su Director General, Tedros Adhanom Ghebreyesus, por violación a la Declaración Universal de Derechos Humanos en sus artículos tercero, que se refiere al derecho a la vida, y quinto, al derecho a la integridad personal.
Como no hay antecedentes históricos de una demanda de este tipo, su resolución es incierta, pero Poplavsky es optimista y estima que “en un plazo de cinco años pueden haber resultados finales”.