Se fue Charlie Watts, el baterista que unió el jazz y el rock

Se fue Charlie Watts, el baterista que unió el jazz y el rock

A los 80 años murió ayer en Londres el más querido de los Rolling Stones, el que sostuvo desde la batería la megaestructura de la eterna banda británica.

Se fue Charlie Watts, el baterista que unió el jazz y el rock

Febrero de 1995, estadio de River Plate. Por primera vez los Rolling Stones tocan en Argentina.

El video muestra que la ovación lo obliga a soltar las baquetas al final de un tema. Charlie Watts saluda de pie, con humildad, y vuelve a agradecer.

Un mar de público extiende el aplauso, que resuena in crescendo hasta ayer, aumentado en la tristeza de la despedida al baterista del mítico grupo británico.

“Es con inmensa tristeza que anunciamos la muerte de nuestro amado Charlie Watts”, comunicaron las cuentas oficiales de la banda, e informaron que el artista falleció pacíficamente en un hospital de Londres, rodeado de su familia.

La noticia fue confirmada ayer al mediodía y sumió en el luto al mundo de la música.

A comienzos de agosto el entorno del baterista de 80 años había anunciado que no participaría de la gira de los Stones en EEUU entre septiembre y noviembre, debido a que había sido operado y se encontraba en tratamiento médico.

El mismo Watts informó entonces que Steve Jordan (baterista de Keith Richards solista) tomaría su lugar en la gira.

El banjo como batería

Watts había nacido en una modesta casa en Wembley, Londres, el 2 de junio de 1941, de padre camionero y madre ama de casa. De niño mostró interés por la música, sobre todo por el jazz. A los 13 años quería tocar la batería, pero sólo tenía un banjo, que usó como batería poniendo la cabeza del instrumento en un soporte.

En 1955 le compraron su primera batería, y en 1958 ya estaba tocando en una banda de jazz. En el 60 entró en la Universidad, pero la abandonó y empezó a trabajar como diseñador gráfico mientras tocaba la guitarra. De hecho, tuvo mucha influencia en el arte gráfico de los primeros discos Stones, como la contratapa de “Between the buttons”. También diseñaba los escenarios de las giras, primero el Tour of the America’s 75 y luego muchos más, hasta el Bigger Band Tour 2005-2007.

Se fue Charlie Watts, el baterista que unió el jazz y el rock

En el 62 conoció a Brian Jones, Ian Stewart, Mick Jagger y Keith Richards, que también frecuentaban los clubes de rhythm and blues de Londres. Pero recién en enero de 1963 Watts finalmente accedió a unirse a The Rolling Stones para sustituir al anterior baterista, Tony Chapman. Watts fue el último de los cinco miembros permanentes de los Stones en llegar al grupo.

El gesto adusto

Su eterno gesto adusto y su vida alejada de los escándalos instalaron su imagen como el miembro más introvertido y tranquilo de la banda. Sin embargo sufrió durante años por sus adicciones al alcohol y a la heroína. “Me drogaba cuando me iba a casa. Mi mujer se daba cuenta de que no estaba bien”, contó en una entrevista en 2011.

Para Watts no todo era Stones: fundó una banda paralela, Charlie Watts Quintet, editó discos e hizo giras. En 2004 se le diagnosticó cáncer de garganta, del cual se recuperó.

El 30 de agosto de 2019, en Miami, subió por última vez a tocar en vivo la batería de The Rolling Stones en el No Filter Tour.

Desde sus 22 años Charlie Watts sostuvo con su sólida batería la megaestructura de la banda londinense, medió entre los egos de Jagger y Richards y fue sin duda el Stone más querido.

El aplauso no termina: despide con respeto al baterista y también acalla el explosivo rocanrol de la mitad del siglo XX.

La despedida de los bateros tucumanos

A partir de fines de los 60 y principios de los 70 surgen los grandes bateristas de rock, como Charlie Watts y sus contemporáneos (Ginger Baker, Bill Brudord, Bobby Colomby, Dave Garibaldi y Dany Serafine, y también a Steve Gadd y a Mit Mitchell). Era tipos que tocaban rock pero que habían sido educados por la tradición del jazz, lo que es importantísimo. Tocaban la música nueva y joven sin perder el vínculo con lo anterior. Habían sido discípulos de bateristas de jazz o tenían su oído formado en ese género. Tenían el power del rock y el swing y el touch del jazz. Su muerte es el final del ciclo de los grantes bateros; era uno de los últimos y siempre, aparte de los Rolling, tenía sus grupos y sus proyectos propios con el jazz. La función del baterista es ser el alma de una banda. Y el sonido de los Rolling no salía únicamente de la guitarra de Keith Richards o de la voz Mick Jagger sino de esa batería de Watts, que siempre tocaba de una forma minimalista, con sólo cuatro cuerpos. Era muy contundente, al servicio de su grupo.

Juan Manuel Escalante

Charlie Watts fue el creador, el pilar, de lo que siempre será el rock & roll. Utilizaba una técnica llamada rim shot, que la uso mucho porque la aprendí escuchándolo. Hace mucho que los Rolling son más que una era, estén vivos o inmortalizados. 

Ana Castellano

Logró crear un sonido alucinante y distintivo, porque hizo algo que se cree imposible: que un baterista de jazz haga rock. Y él lo logró para construir un color personal y diferente, distinto a todo lo que se encuentra en otros grupos. Es una lástima que se pierda a semejante músico, con tantos años de trayectoria. Que los Rolling hayan mantenido una misma formación por décadas fue crucial para lo que lograron.

Bernardo Yácono

Lo que me llamaba la atención desde que lo empezaba a escuchar era el sonido tan particular que tenía, indispensable para un músico de su nivel. Me impresionaba mucho su técnica jazzera que aplicaba en una banda de rock, que actuaba en estadios y para multitudes. Son aspectos que siempre me impactaron. Watts hizo que los Stones sean tan reconocidos, aunque siempre estuviese en el fondo y no fuesen tan llamativas sus apariciones. No sé si otro tipo de batero hubiese puesto a los Rolling donde los ubicó él.

Javier Podazza

Watts era impresionante en los colores y en las melodías que sacaba, en cómo pintaba con su música. Ya tenía un reconocimiento mundial y hay muchas bandas que, incluso en forma inconsciente, tocan como él lo hacía, con su impronta y desde su lenguaje. Las canciones son el legado que dejan los músicos cuando se van y es un honor haberlo escuchado. Cuando me enteré de su muerte, pintó una lágrima, pero dejó mucho como para estar triste.

Peka Vallejo

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