Bosque nativo: la UNT obtiene fondos para proteger el Parque San Javier

Juan Pablo Juliá, director de la Reserva Experimental y del Jardín Botánico de Horco Molle, se muestra contento. En breve, el Parque Sierra de San Javier, un área protegida por la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), contará con un plan maestro de conservación, pues un monto de $460.000  ha sido concedido a través de la Ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos.

Y aunque el monto parezca escaso para gran parte de un cerro, podría tratarse de la primera de una serie de entregas anuales. La norma nacional prevé que un porcentaje de las retenciones a las exportaciones de soja sea destinado al cuidado de los bosques nativos. Por ello, cada año se abre una convocatoria ante la cual los candidatos presentan sus proyectos en busca de financiamiento. De hecho, estos fondos que acaban de anunciarle a la UNT fueron solicitados a fines de 2017 con el objetivo de obtenerlos en 2018. Que lleguen tres años después es otra de las razones por la que tienen sabor a poco: no hubo una actualización de costos, explica Juliá.

No obstante, él igual festeja la entrega. Les permitirá -cuenta- realizar unas salidas de campo necesarias para escribir luego el mencionado plan, cuyo objetivo general es la conservación del potencial de esta área. En cuanto a los objetivos particulares, explica que se pretende realizar una zonificación, a fin de establecer sectores de conservación estrictos, a las cuales sólo podrán ingresar científicos; sectores de uso educativo; sectores recreativos y turísticos y sectores de transición, entre otras acciones.

"Vamos a hacer que la plata alcanza para las salidas de campo, los muestreos, la recolección de datos y la gente. Afortunadamente, es muy poco lo que falta: el parque, al estar protegido por la UNT, se encuentra profundamente estudiado", ahonda Juliá.

El secretario de Bienestar Universitario, Gustavo Vitulli, comparte el PDF con el proyecto, que en aquel 2017 se presentó en la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos de la provincia, para que desde ahí se canalice a la Nación. En ese documento, se explica que en la mayor parte del parque no están permitidas las actividades productivas. En cambio el área de Horco Molle, principalmente la zona donde se asienta la Escuela de Agricultura y Sacarotecnia, constituye una excepción, debido a que ahí se realizan ensayos productivos con fines educativos. Además, en ese sector se encuentran la Reserva Experimental y el Parque Botánico. "Cada una de estas dependencias tiene, a su vez, un manejo independiente, que requiere ser armonizado dentro de un plan integral. Además, en la propiedad universitaria viven más de 150 familias asentadas de forma irregular y con las que la UNT está en litigio. Algunas de estas familias han expandido su ocupación del territorio, cultivan la tierra y poseen animales domésticos muy problemáticos", prosigue.

Ante este panorama, el director del parque, Rodolfo Salinas Collado, plantea que urge proteger sus recursos, como la selva de yungas con su piso montano, los bosques de pino del cerro, los bosques de alisos, los pastizales de altura y el bosque chaqueño serrano, principalmente. "El entorno natural se muestra amenazante debido a todo lo descripto y a las urbanizaciones de segunda residencia que rodean la sierra de san Javier y configuran un escenario de insularización del área, lo que conlleva a la pérdida de biodiversidad", plantea.

Además de los peligros provenientes del avance de las urbanizaciones, el parque también afronta amenazas surgidas de su propia vegetación. En la zona de Horco Molle, este año se ha puesto en marcha un proyecto a gran escala de restauración ecológica, que incluye la extracción de eucalipto y siempreverde, entre otras especies foráneas, y su reemplazo por plantas nativas.

Con apoyo y financiación de la Universidad de Aberdeen, de la fundación franklinia de suiza y del jardín botánico Carlos Thays, de la ciudad de Buenos Aires, la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional ha comenzado a intervenir ese sector bajo. Ahora, con la elaboración de este plan maestro, sus cuidadores pretenden avanzar también cerro arriba. "De hecho, este proyecto tiene un criterio de evaluación adaptativo", concluye Salinas Collado.

Desde mediados de 2019, antes de que la pandemia de coronavirus paralizara las sociedades, las vicisitudes del parque biológico de la UNT venían siendo noticia en este diario. Por ese entonces, la institución educativa le inició un juicio de reivindicación ambientala un habitante de San Javier, al que acusó de haber desmontado unas 40 hectáreas al costado de la ruta 338, camino a Villa Nougués, para lotear y construir casas. Además de ese caso, las autoridades universitarias pidieron el desalojo de un poblador de Horco Molle, que ha llegado hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación con un reclamo de prescripción adquisitiva. Y un tercer conflicto subyace enLas Tipas y ha llevado a los abogados universitarios a acometer con una megadecisión: escriturar sus cerca de 5.000 hectáreas, un trámite que está pendiente desde hace 70 años. En ese sector, al menos dos personas alegan posesiones. Tras ello, la Dirección de Catastro trabó las prescripciones adquisitivas en el parque San Javier e instruyó a todos sus departamentos para que no aprueben ninguna mensura.

Desde 1990, el Parque Sierra de San Javier reserva tiene categoría I de conservación. Esa clasificación corresponde a un color rojo. Se trata de un sector de muy alto valor. La ley de bosques establece que no deben transformarse estas regiones. Es decir, que no se puede avanzar con ningún tipo de urbanización y que no se puede desmontar bajo ningún concepto. En definitiva, todo el parque debe ser un bosque perpetuo e inamovible.