Asuntos pendientes con los pueblos originarios

Asuntos pendientes con los pueblos originarios

23 Agosto 2021

En nuestro país, de acuerdo con el último censo, de 2010, hay casi un millón de hombres y mujeres que pertenecen a comunidades de pueblos originarios. El número preciso es 955.032. Esto equivale al 2,4% de la población total de la Argentina. Sin embargo, especialistas como Daniel Matos, del Conicet, asegura que ese porcentaje puede aumentar en el próximo censo (que el año pasado se suspendió por la pandemia y probablemente se haga a fines de este año). Esto se debería a que hay mayor conciencia de la pertenencia a los pueblos originarios, hecho que antes daba vergüenza, asegura Matos. Esa es una señal positiva, como lo es también que cada año vaya tomando más fuerza la conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Originarios, instituido por la ONU en 1994, con la finalidad de que sean tenidas en cuenta sus opiniones y sus necesidades. En nuestro Tucumán los pueblos originarios, ubicados mayoritariamente en los Valles Calchaquíes, luchan por mantener sus costumbres en este mundo globalizado e individualista. “Nos hemos llegado a preguntar cuáles son los límites de Internet y cuál va a ser su impacto a futuro. En un mundo tan globalizado no nos podemos negar a este tipo de tecnologías, porque son como el dinero, están: tendrás tus propios institutos económicos como el trueque, pero el dinero está. En este sentido, ese avance de la ciencia y tecnología bienvenido sea cuando viene a aportar a tus usos y costumbres, a cómo autodesarrollarte, sin perder la identidad”, declaró a LA GACETA, en una nota reciente, Eduardo Nieva, ex cacique de los Amaicha, abogado y defensor de los derechos de los originarios. Claro que Internet y los celulares o las motos que fueron reemplazando en el campo los caballos no son los mayores problemas que deben afrontar estas comunidades para mantener su cultura. La falta de desarrollo, de fuentes de trabajo, de infraestructura, etcétera, amenaza su propia subsistencia y esa es la pelea más desigual. Estas comunidades todavía están marginadas y uno de los rasgos del llamado “racismo estructural” se refleja, por ejemplo, en la falta de estadísticas específicas sobre la realidad de estos pueblos. Otro problema que atraviesa a todos en el plano nacional es la dificulta de acceso a la educación. A duras penas lograr cursar la escuela primaria, unos pocos consiguen terminar la secundaria y pocos, muy pocos, acceden a la universidad. En diálogo con LA GACETA, en la nota ya mencionada, el miembro de la comunidad de los quilmes Delfín Gerónimo lamenta que los jóvenes, debido a la falta de oportunidades para trabajar o para estudiar, deban dejar la comunidad e instalarse en las ciudades, con lo que, desde su punta de vista, se corre el riesgo de que se vayan perdiendo las costumbres ancestrales. “Hay mucha presión sobre los jóvenes, sobre todo cuando no está firme la identidad, cuando hay un desconocimiento de su historia, una valoración de su cultura, del trabajo en la tierra, todas esas cosas se pierden mientras más se va a los centros urbanos”, afirmó. Nieva, por su parte, recalcó que la clave para mantener vivo lo propio es la vida en comunidad: “es una lucha permanente contra el individualismo... por eso se habla de comunidad, si no hubiese solidaridad con el otro, no sería una comunidad”. Sería deseable que la sociedad abra los ojos y los brazos hacia estas comunidades que con su hacer también forman parte de nuestra diversidad cultural, de la misma argentinidad.

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